Alejo Carpentier, Virgilio Piñera, Guillermo Cabrera Infante, Jesús Díaz y Severo Sarduy aparecen en la selección, hecha por el crítico Ignacio Echevarría.

 Cinco títulos de autores cubanos aparecen en Los libros esenciales de la literatura en español (Lundwerg Editores, Madrid, 2011), de Ignacio Echevarría, que recoge las portadas de las ediciones originales de cien libros publicados desde 1950, acompañados de una breve aproximación crítica.

De la década de los cincuenta, Echevarría, crítico literario, elige Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier (EDIAPSA, México, 1953), y Cuentos fríos, de Virgilio Piñera (Losada, Buenos Aires, 1956).

"Es una bellísima y desesperante metáfora del camino sin retorno emprendido por una civilización que en nombre del progreso ha dejado atrás formas de vida más genuinas y armónicas", dice sobre el primero. "La prosa exuberante y poderosa de Carpentier luce con todo su esplendor en esta apasionada elegía pastoral".

En cuanto al segundo, considera que "mejor todavía que el de 'fríos', convendría a estos cuentos el calificativo de 'flacos', tan apropiado cuando de Piñera se trata. Y ello por cuanto se ofrecen descarnados de toda voluntad de estilo, de todo énfasis o alarde, de las más mínima veleidad pedagógica".

En la selección de la década de los sesenta, aparece Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante (Seix Barral, Barcelona, 1967).

"La novela, escrita en un dichoso estado de ebriedad, nostálgico y liberador, supuso la violenta ruptura del autor con el régimen castrista. La Habana sería protagonista también de un extraordinario libro de memorias eróticas, La Habana para un infante difunto (1979), tras el cual Cabrera Infante prácticamente enmudeció como narrador", afirma Echevarría.

El crítico español no incluye obras de autores cubanos en su selección de los años setenta. En la de los ochenta, aparece Las iniciales de la tierra, de Jesús Díaz (Letras Cubanas, La Habana, 1987).

"No publicada hasta doce años después de haber sido terminada, debido a problemas con las autoridades cubanas, Las iniciales de la tierra fue aclamada cuando su aparición como la gran novela crítica sobre la Revolución; pero se trata de un retrato nada resentido, lleno de matices, de humor, de inventiva. Y, por supuesto, de melancolía", dice Echevarría.

De la década de los noventa, el crítico elige Pájaros de la playa, de Severo Sarduy (Tusquets, Barcelona, 1993).

"Escrita por su autor, víctima del sida, durante su agonía —de la que ofrece un estremecedor testimonio—, esta novela póstuma pone un impresionante colofón a la tetralogía que forma con Cobra (1972), Colibrí (1984) y Cocuyo (1990), obras en las que el llamado 'barroco americano' halla una de sus expresiones más radicales", dice.

La selección de Echevarría abarca también títulos de Juan Carlos Onetti, Camilo José Cela, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Manuel Puig, José María Arguedas, Ernesto Sábato, Miguel Delibes, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, César Aira, Javier Marías, Sergio Pitol, Enrique Vila-Matas, Ray Loriga, Rodolfo Enrique Fowgil y otros.

Entre los escritores de las últimas décadas, aparecen tres colaboradores de DIARIO DE CUBA: el mexicano Juan Villoro —La casa pierde (Alfaguara, México, 1999)—, el argentino Sergio Chejfec —Boca de lobo (Alfaguara, Buenos Aires, 2000)—, y la española Mercedes Cebrián —El malestar al alcance de todos (Caballo de Troya, Barcelona, 2004).

Echevarría no selecciona ninguna de las dos novelas de José Lezama Lima (citado a propósito de Piñera); tampoco obras de Reinaldo Arenas.