El 31 de octubre, se celebra el día del poeta virtual. En realidad este apelativo “poeta virtual” tendría que ser aclarado. Virtual, porque no es plenamente poeta o virtual, porque vive en un mundo paralelo, que no siempre converge con el mundo real, o virtual como sobrepuesto y más permisivo, que real, en el sentido de reconocimiento social.

Dando vuelta todo, habría que preguntarse cuál es el contenido del termine: “poeta virtual” o “realidad virtual”, como significado contrapuesto a “realidad real”. Todos reconocemos, que existe una cantidad enorme de personas, que usan las redes sociales para presentar sus pensamientos, sentimientos e ideas por escrito y que estas lo hacen cotidianamente. Pero aclaremos: ¿cuál es la posible relación entre realidad virtual o realidad real? Según mi opinión, el concepto de realidad es una convención social, que cambia con el tiempo y, en este sentido, “virtual” podría significar menos reconocido o menos oficial, ya que el “mundo virtual” no presenta las barreras, que impone la industria editorial, donde esta misma funciona como filtro, determinando quién es publicado y quién no.

Pero el mundo, como sabemos, cambia rápidamente y en cantidad de lectores, algunos de los así llamados poetas virtuales pueden ser más leídos que los poetas reales y si esté fuese el caso, entonces su reconocimiento como tales, sería superior. Otro aspecto, que podría ser usado como discriminante entre virtual y real es, en qué medida los “poetas” pueden sustentarse económicamente con sus actividades y, si este fuese el criterio, no existirían más que unos pocos poetas reales, ya que la poesía no mueve mucho dinero.

Otra versión, más dócil del mismo tema, siempre económico, es preguntarse, si los poetas virtuales reciben un beneficio monetario por lo que hacen, independientemente, si este es o no es suficiente para sobrevivir y en este caso, me permito afirmar, que esto es un problema de tiempo. Algunos de los “poetas virtuales” crearán sus blogs y tendrán un público, que a través de la cantidad de visitas y publicidad vista, obtendrían una fuente de ingresos y entre los poetas virtuales y reales, sucederá lo mismo que ha sucedido entre los “periodistas reales” y los que escriben blogs, que son siempre más y más seguidos y a menudo mejor pagados.

Pero en este caso, lo que describimos es un cambio de medio, tecnología y organización, que anticipa una tendencia que no debemos ni debemos ignorar: los creadores de contenido se sustentarán siempre más en manera independiente de la industria editorial y siendo así, la distinción entre virtual y real, ya no tiene sentido y la única diferencia será: poetas leídos y poetas menos leídos. Pero así ha sido siempre y en este proceso de transición, lo importante es tener las ideas claras.

No excluyo tampoco, que algunos creadores de contenido, llamados virtuales, se organicen entre ellos o colaboren en proyectos, creando un híbrido entre la vieja industria editorial y los blogs, como ha sucedido en el caso de la música. Transición significa además confusión, pero esto es parte del proceso y la distinción, que realmente cuenta es entre poeta y no poeta, sin dejar de lado, los anti-poetas.     

Espero que el día de los poetas virtuales, el 31 de octubre sea sido un buen día para todos. Pero ya estamos casi en noviembre, es decir celebrando a los santos, a los muertos y a la vida junto a todos los cambios que siguen su curso irrefrenable, incidiendo en el lenguaje y también en la confusión. Por eso aclaremos todo de un golpe: virtualidad no es virtuosidad, dos conceptos que a menudo marchan en paralelo.