Hoy se inaugura una nueva edición, en la que Marilyn Monroe sopla la tarta y Bruce Willis pisotea la alfombra

Marilyn Monroe sopla la vela de una tarta, pfhuuuuuuu, y con esa imagen de cartel arranca la sesenta y cinco edición del Festival de Cannes, que pretende, como todas, mostrar el mejor de los cines posibles. En esta ocasión, lo hará mediante una equilibrada combinación de lo grandioso con lo exquisito y de lo vistoso con el prestigio.

La inauguración es musculosa, una película de Wes Anderson titulada «Moonrise Kingdom» que le permitirá a la sobada alfombra roja ser pisoteada por la primera gran estrella, Bruce Willis, protagonista del film junto a Edward Norton, Bill Murray y Frances McDormand...

Y ese es el espíritu de Cannes, albergar lo interplanetario del cine junto a otros autores más terrenales pero no menos prestigiosos, como el maxicano Reygadas, el austriaco Haneke, el iraní Kiarostami o el rumano Mungiu. Hay veintidós títulos a competición, sin que se prevea con la exactitud del pasado año con Terrence Malick, que llegó ya ganador, a ninguno de los directores de gran favorito.

Además de los mencionados (que podría ser un buen cuarteto de favoritos), están en el concurso por la Palma de Oro David Cronenberg con «Cosmópolis», Jacques Audiard con «De rouille et d'os», Walter Salles con «On the road», Alain Resnais con «Vous n'avez encore rien vu» (otro cuarteto de directores afinados) y Hon Sangsoo, Leos Carax, Thomas Vintenberg, Matteo Garrone, Kean Loach, Im Sang-Soo...

Dura competencia

En fin, una competición muy competida, como diría un locutor deportivo, plena de nombres prestigiosos del cine, aunque (y aquí es donde dejo un flanco abierto para el disparo) sin que se vislumbre a uno de esos cineastas gigantescos, monumentales, incontenibles, como Eastwood o Scorsese, que hagan especial a priori este sesenta y cinco cumpleaños.

Por lo demás, fuera de la competición aparecen directores también de gran trapío, como Bertolucci, Dario Argento, Philip Kaufman, Fatih Akin, Apitchapong Weerasethakul o el japonés Miike, aunque tampoco parezca que salga por ese chiquero un miura como Allen, Tarantino o Spielberg...

España, de nuevo ausente

En lo que sí ha estado a la altura de su tradición este año el festival ha sido en su regate al cine español, que ya ni siquiera brilla por su ausencia. Nuestra cinematografía no encuentra la puerta para entrar en la parte visible del Festival de Cannes; no obstante, Jaime Rosales, cineasta muy en sintonía con el espíritu de Cannes, ha conseguido meter su nueva película, «Sueño y Silencio» en la Quincena de Realizadores, un buen escaparate del cine más pujante.

Y también ha encontrado billete el primer largometraje de Antonio Méndez Esparza, «Aquí y allá», que se presentará en la llamada Semana de la Crítica. Podría considerarse algo española la coproducción «Elefante blanco», del argentino Pablo Trapero, y del mismo modo «Siete días en La Habana», una película calendario en la que cada uno de los días ofrece un capítulo dirigido por un director, entre ellos Julio Medem (Juan Carlos Tabío, Benicio del Toro, el propio Pablo Trapero, Gaspar Noe, Elia Suleiman y Laurent Cantet son los otros).

El presidente del jurado es Nanni Moretti, por lo que cualquier cosa puede llegar atada junto al Palmarés, incluso un inesperado rapto de lucidez. Pero, a buen seguro, no será el Palmarés lo que más luzca en esta edición de Cannes, porque sobre esa alfombra mágica está previsto que vuelen cuerpos celestes como el de Nicole Kidman, Marion Cotillard, Brad Pitt, Angelina Jolie, Robert Pattinson y, en fin, pues los que vengan.