Qué es un lector: alguien que lee libros. Pero basta leer un libro o hay que leer muchos. Un lector es una persona que entra y sale del mundo de la literatura por necesidad, por curiosidad y por dependencia, independientemente de la cantidad de libros leídos. Es una persona que busca y requiere experiencias nuevas, historias, reflexiones, situaciones imposibles, problemas irresueltos y que persigue posibles respuestas a preguntas, que no siempre las tienen y estas últimas, las preguntas, aumentan cada vez que lee nuevas páginas.

Un lector es alguien que toma un libro y no lo suelta, hasta cuando lo termina y mientras lo lee, piensa, vive, siente y reflexiona sobre lo leído, como si ello, fuese el mundo, la realidad y, en cierta medida, lo es. Leyendo, por ejemplo: “travesuras de una niña mala” de Mario Vargas Llosa, no podía evitar de imaginarme, que estuviera haciendo el personaje femenino del libro, preguntándome por sus existencia, su pasado, sus valores y modo de ser y todo esto, siguiendo las vicisitudes de Ricardo, el protagonista, con su vida tranquila y su trabajo de traductor e interprete, con su pasión por las lenguas, el arte, el cine y la literatura y su relación a distancia con los dramas del Perú y sus viejos amigos del barrio Miraflores y la pregunta que surgía era: hasta donde llegaría él en su amor ciego por la niña mala, aquella mujer, que sin escrúpulos podía considerar el asesinato del esposo adinerado para quedarse con la herencia y liberarse de la vida de “Newmarket” con todas sus cabellerizas y perfumados cuadrúpedos, que ella detestaba desde lo más profundo de su ínfimo corazón. 

Sabiendo lo que es un lector y su relación a veces morbosa con los libros, la pregunta más importante es cómo se genera y forma un lector, porque se lee siempre menos y sin lectura, la humanidad que conocemos pierde sentido y más de una dimensión, como por ejemplo: la capacidad de imaginar lo que aún no existe o aceptar que puedan coexistir múltiples interpretaciones y que algunas son mejores que otras, sin ser definitivas, en un diálogo sin fin de letras, palabras, frases, escenas y dramas, que nos hacen mejores y nos permite vivir más intensamente, porque no hay nada más aburrido y estrecho, que  un mundo absoluto en su uniformidad, donde todo se hace por convención.

Leer estimula la fantasía y esta arma que no hiere y nos hace crecer y vivir plenamente una realidad, que vale, al menos por dos y además no permite distinguir entre lo plausible y menos plausible. Porque el tema de la lectura y del leer, es que la realidad sólo existe una vez interpretada y para hacerlo, hay que tener modelos de interpretación, instrumentos para imaginarla y un ejercicio constante, que sólo la lectura nos puede ofrecer, ya que leer es vivir nuevas situaciones, independientemente de su existencia definitiva, porque la realidad en sí es un producto de la mente y de la imaginación y ser un lector significa poder interpretarla en todas sus formas y expresiones, hasta en las más abstractas, incluyendo también como objeto, la lectura del lector, es decir la autorreflexión.          

Leer es viajar sin moverse,

es entrar y salir de uno mismo

por caminos que aún no existen.

Es usar el lenguaje y la imaginación

como la greda y las manos

para forjar un mundo mejor.

Leer es liberarse y desprenderse

del espacio, del tiempo y los engaños,

que nos hacen pequeños y frágiles.

Leer es volar y alcanzar remotos parajes 

con los ojos y la mente abierta

para pensar, reflexionar e imaginarse

lo que no hemos hecho con un posible paisaje.

El mundo cambia con la lectura y leer

es la llave para apropiarse de realidades,

que esperan ser descubiertas para plasmarse.