Los investigadores han explorado ciertos aspectos de dar y recibir regalos, por ejemplo, cómo los que dan eligen los regalos, cómo los utilizan los que los reciben, y el impacto que tienen en las relaciones de los que dan y reciben.
El reto de regalar a los quisquillosos
Según una encuesta reciente, las personas cada vez son más selectivas sobre lo que desean. Los investigadores Andong Cheng, Meg Meloy, y Evan Polman encuestaron a 7.466 compradores del Viernes Negro de 2013. Encontraron que entre los compradores encuestados, el 39% de los artículos estaban destinados a personas que consideraban “quisquillosas”. Aunque la mayoría de nosotros realiza compras para alguna persona exigente, sabemos muy poco sobre la forma en que las personas afrontan el reto de hacer compras para una persona exigente.
Cheng y sus colegas confirmaron que los compradores están menos motivados y son más propensos a emplear estrategias de reducción de esfuerzo cuando eligen regalos para las personas que perciben como exigentes. Así, son más propensos a dar tarjetas de regalo, o simplemente a no regalar nada.
Según su investigación, hay un lado positivo de ser exigente: los compradores son más propensos a comprar un artículo que la persona exigente solicite específicamente. La gente menos exigente tiene una mayor probabilidad de recibir artículos que no desean, mientras que los quisquillosos más a menudo consiguen lo que quieren.
La percepción de las tarjetas de regalo
Dar dinero en efectivo se percibe como impersonal, pero con las tarjetas de regalo, al parecer, se logra un buen balance, ya que tienen la flexibilidad del dinero en efectivo, pero se dan para que se gasten en regalos.
Los investigadores explican que aunque las tarjetas de regalo técnicamente se podría utilizar para comprar cosas utilitarias, encontraron que eso se percibe como un mal uso de la tarjeta. Al pagar con una tarjeta de regalo, las personas renuncian a la compra de artículos de uso diario en favor de la compra de artículos superfluos, ya que encuentran una justificación para adquirir algo que normalmente no comprarían.
¿Los regalos personalizados son buenos o malos?
Las personas que dan regalos tienden a elegir regalos personalizados para el que los recibe, pero son menos versátiles de que lo que al receptor le gustaría recibir, según una nueva investigación de Mary Steffel, Elanor Williams y Robyn LeBoeuf.
Esto se debe a que los que dan, tienden a centrarse en los “rasgos estables” de los destinatarios, en lugar de sus deseos y necesidades, que son cambiantes. Eso puede inclinar hacia los regalos que son personalizados, pero no muy versátiles, lo que puede contribuir a que los destinatarios no utilicen los regalos, añaden los investigadores.
Para dar un regalo que es más probable que coincida con las preferencias del destinatario, los investigadores recomiendan que los que regalan se centren más en lo que el destinatario desea, en lugar de centrarse en sus rasgos únicos.
Los regalos materiales frente a los regalos de experiencias
Los consumidores a menudo se esfuerzan mucho ante el dilema de qué regalar. Los investigadores Cindy Chan y Cassie Mogilner ofrecen una guía sencilla: para que un amigo, el cónyuge o un miembro de la familia se sientan más cerca de uno, es mejor regalar una experiencia.
En sus experimentos los investigadores encontraron que los regalos experienciales contribuyen más a mejorar la relación que los regalos materiales. Esto se debe a que los regalos experienciales producen una emoción que se evoca cuando los regalos se consumen, no cuando se reciben.