DINA LUZ PARDO OLAYA es considerada una de las grandes poetas colombianas de hoy. Residente en Barranquilla, es escritora, poeta, dirigente gremial y gestora cultural.

Ha publicado cinco libros: Los poemarios “Quebranto de flor” (1998), “El leve trazo de mis huellas” (2008), “Albricias y un ponqué de ilusiones” (2008), “Concierto sobre el fuego -poética culinaria-” (2011), “Callar nunca fue una opción –poemas, relatos y autorretratos-“ (2019). Y sus poemas han sido incluídos en múltiples antologías desde Barranquilla hasta España, México y Argentina.

1— Dina, empezaste en la poesía muy joven, háblanos de esos comienzos y sus motivaciones.

R/ Estoy convencida de que no fui yo quien buscó de la poesía, ella me habitó desde siempre; así que sentirla y vivirla, hacía parte de mi transitar. Desde niña, era costumbre encontrarme en soledad y eso me llevaba a hablar con las hojas de los cuadernos donde dispuse escribir mis primeros “pensamientos” y luego convertirlos a versos que ahora llamo cursi, inmaduros y un tanto trascendentales. Un poco más crecida, siendo adolescente, siento que me influenció la poesía de Alejandra Pizarnik, no sé cómo llegó a mis manos su libro la última inocencia, pero recuerdo perfectamente cómo en el recreo del colegio, yo elegía muchas veces quedarme en la biblioteca, leyendo estos sentidos, existenciales y profundos poemas de la Pizarnik.  Claro está, lo que me motivó a escribir, fueron vivencias propias relaciondas con una familia disfuncional, esto realmente fue lo que marcó pauta en mí de forma directa para buscar un escape o una salvación, por cuanto muchas cosas producían dolor y soledad. Luego vino el amor adolescente, mi mirada del mundo, mi estar aquí, en fin, veía y hacía poesía en todo lo que vivía.

Desde mi adolescencia el asirme de la poesía ha sido una de mis mayores armas de liberación, de ser. Por eso siempre estoy en modo poesía.

2— Tienes algunas obras de clásicos o poetas faciales que te hayan influenciado?

R/ En los últimos años sin proponérmelo, he elegido, como lecturas casi obligadas a poetas argentinos; además de Cortázar, te referencio a Gelman, Juarroz, Girondo, y de mujeres poetas como Silvina Ocampo, Olga Orozco, Alfonsina Storni; en el caso de Alejandra Pizarnik, como te comenté anteriormente, vengo leyéndola desde mi adolescencia.  Por supuesto, leo otros autores, independiente de su nacionalidad.  Quienes han leído mi naciente obra –digo esto con modestia-, expresan que hay ecos de poetas que han contribuido a alimentar, consciente e inconscientemente mi voz, como son las letras de Quevedo, Lope y García Lorca, lo dicen por mi libro Concierto sobre el fuego. 

3— Precisamente tu libro “Concierto sobre el fuego -poética culinaria-”del 2011, un título curioso y parece una mezcla poesía desde una cocina?

R/Ismael, te comento algo con humildad.  “Concierto…” es un libro que desde que vio luz hasta el día de hoy ha recibido varios elogios, aún con un proceso posterior de corrección más a fondo que sufrió por cuanto a finales del presente año o principios del próximo, se hará su segunda edición.   Me la jugué por un estilo muy mío, entre creatividad y picardía, entre erotismo y juego de sabores, texturas y mixturas, a través del paladar de las palabras. 

Está compuesto por tres capítulos, pero todos están relacionados con la cocina del Caribe colombiano.  Un primer capítulo tiene que ver con los poemas de las costumbres de mi familia, que al final es la de todas las familias de la region… El recuerdo de la abuela con su hornilla donde cocinaba, los platos preparados por mi madre, el encuentro de los domingos en torno a la cocina… El Segundo capítulo está dedicado excluisivamente a mi hija, quien falleció hace casi trece años. Camila tenía nueve años cuando partió de mi presencia, pero antes de hacerlo, debo decir que mis mejores recuerdos los tengo con ella en la cocina, de aquí destaco tres poemas: Dulce de novia al arroz con leche, Te recuerdo dulce con tu sonrisa de plátano maduro y Cocinerita.  

Y el tercer capítulo, en el que le aposté a una poesía muy mía, procurando toda la originalidad posible, que consistió en combinar cocina-erotismo y poesía, contiene poemas como por ejemplo: La receta de hoy, Concierto sobre el fuego, Como bocachico frito sudado en leche de coco, Después de un toque a la puerta mote de queso –cuatro quesos-, Sabores de invierno, Al ritmo cha cha chá de la cebolla, Boca que se hace fruta en tus besos…

Te comparto algo con lo que doy la bienvenida al blog de Concierto sobre el fuego:

¿Por qué cocina, tradición, poesía y erotismo? 

Descubrí en mi cocina, un lugar de creación y mixturas,
de temporadas y no de permanencias,
de libertad y no de esclavitud.

Encontré los olores en las texturas de mi poesía,
en sus frituras, inmersa en sus sabores.

Atiné mil misterios en el fuego que transforma mi yo en verso,
recreación en el poema de mi vida.

Cada poema con su propio ritmo, corazón, confituras y sazón.
La invitación es a que leas el primero, los que siguen, hasta el último.

Dina Luz

https://conciertosobreelfuego.blogspot.com/  

4— Tu obra más reciente es Callar nunca fue una opción –poemas, relatos y autorretratos- (2019).  Nos puedes hablar de este libro, que además de poesías, contiene relatos según su título?

R/ Este es un libro que desde la poesía abraza a mujeres asertivas, mujeres que le cantan a la vida, que viven el amor y el erotismo a plenitud, que se sobreponen al desamor, rechazan el maltrato y se quitan cualquier vestido que no les permita ser libres. Es un título para mujeres y hombres que sin ser poetas  viven en “modo poesía”, como yo.

No es un libro que corresponda a un periodo de tiempo exacto, pero sí a un eje temático y/o conceptual sobre la mujer, su mirada a través de sendas facetas de su vida y ante la sociedad.  El libro es un conjunto de 73 poemas, 3 relatos, y 12 autorretratos, incluyendo la portada.  Cada foto obedece a la subdivisión de las instancias temáticas: La mujer que ama y erotiza; La mujer que poetiza desde la cocina; La mujer meditabunda; La mujer en soledad; La mujer que se revela; La mujer en la despedida;  Lecciones aprendidas, Después de todo, yo y, Bienvenida. El canto de la mujer de Callar nunca fue una opción, es el canto de otras mujeres. 

En mi escritura, sigo apostándole a una voz literaria muy mía, sin impostaciones, sin un lenguaje rebuscado para mis versos en los que además reflejo a través de los versos mi esencia como mujer Caribe.  

Lo de la inclusion de los tres relatos relacionados todos con la temática abordada, digamos que me impulsan a dar el paso que pretendo dar: atravesar la puerta con respecto a la narrativa, sí, el próximo año me aventuraré a publicar mi primera novela. 

5— Hay críticas que han definido tu obra como “El trabajo de Dina Luz es una exquisitez para los sentidos”. Muy halagador, que nos dices de esto?

R/ Sí, es halagador, aunque confieso que también me sonroja. Procuro en mis creaciones poéticas que todos los sentidos cumplan su papel, que todos sean relevantes… Sucede que cuando vas a comer, quizá, el sentido del gusto es el último en satisfacerse… Los dos primeros son la mirada y el oído (el escucha), así cuando están preparando los alimentos, tú escuchas cómo el hervor del agua y sus burbujas, cómo el cuchillo en sus golpes sobre la tabla de picar, cómo la sartén con el aceite caliente recibe de golpe a la cebolla, y empieza entonces un concierto sobre el fuego, mientras la persona que te ama, te sorprende, te abraza, besa tu espalda, y comienzas con ella otro concierto sobre el fuego de los cuerpos… Esa fusión Cocina-poesía-erotismo, en particular, se convierte en esa exquisitez de los sentidos.  Aclaro, mi poesía erótica, es bien cuidada, trabajada, como considero debe ser, no raya para nada en lo pornográfico.  

6— Y acercándonos al futuro, cuáles son tus proyectos más próximos?

R/ A nivel literario, dos libros yacen esperando la oportunidad para ser publicados, uno de relatos y la novela no ficcion que te comenté anteriormente. Por ahora, estoy gozando del parto de Callar nunca fue una opción, al que quiero que reconzcan como mi quinto hijo literario, el que me permitió desatar el nudo que por un largo tiempo amarró mi garganta –luego de vivencias dolorosas donde la palabra maltrato se conjungaba con una antagónica llamada amor, y de ese mundo enfermo en el que caí, pero también logré salir, y fue el día que dije, no, si para mis antecesoras Callar nunca fue una opción, para mí tampoco lo es ni lo será.