Arelí Chavira es una profesora de literatura en la Universidad TecMilenio en México, y autora del libro de relatos ‘Mudanza de Jazmín’, escrito con Jesús Chávez Marín.

1— Cómo empezó tu atracción por la literatura?

Mi madre es educadora y maestra de piano y recuerdo que ella me compraba y leía libros de cuentos infantiles o aquellos discos de acetato en los que escuchaba los clásicos como la Cenicienta o Blanca Nieves.  Confieso que me gustaba más escuchar los discos que las historias escritas porque de esa manera echaba a andar la imaginación y creaba los escenarios y personajes a mi antojo.

Luego en la secundaria y el bachillerato, tuve la suerte de tener excelentes maestros de literatura que me mostraron el camino. Recuerdo que los primeros libros que leí fueron El llano en llamas de Rulfo y El diosero de Francisco Rojas González; me impresionaron mucho, en mi cabeza flotaban imágenes sombrías de la pobreza, soledad, marginación, ignorancia, de abuso.

Cuando llegó la hora de elegir una Carrera universitaria, me incliné por Letras Españolas y mi mundo se transformó para siempre.

2— Hay clásicos inextinguibles en vuestra literatura como Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Octavio Paz y José Agustín, este último lo encontraba muy cercano en mi juventud, ‘De Perfil’ es una obra que siempre me dio mucho deleite. 

Para mí, el mejor narrador de todos los escritores de la mitad del siglo XX a la fecha es Juan Rulfo, aunque solo haya escrito dos obras y no incursionara en otros géneros; para muestra un botón: Pedro Páramo.

3— ¿Y qué me puedes decir de la literatura mexicana de hoy?

Estamos en sequía; para nuestra desgracia todos los grandes escritores mexicanos han muerto ya: Rulfo, Arreola, Fuentes, Paz, Daniel Sada, Monsivais, José Emilio Pacheco, Revueltas, Elena Garro, y una larga lista de nombres representativos de las letras mexicanas.  En México se sigue escribiendo, pero desafortunadamente ninguno de ellos está a la altura. No hay propuestas, no hay innovaciones. Algunos de ellos son más producto de la mercadotecnia que del talento y trabajo del verdadero escritor.

Las mujeres han ganado terreno, no obstante, ninguna ha logrado una trascendencia similar a la de los autores mencionados.

En los últimos diez o quince años han surgido nuevas formas como la llamada “narcoliteratura”. Como podrás imaginarte nace a raíz de los distintos sucesos de violencia, feminicidios, terror y decapitaciones y para bien o para mal, han inspirado a una nueva generación de autores mexicanos.

Por otro lado, los autores de este nuevo siglo han descubierto un nuevo lenguaje debido a la presencia del fenómeno llamado “hipermodernidad”, que ha provocado el surgimiento de un “lenguaje transfronterizo” debido a la relación que ha tenido México, en este caso Chihuahua, con Estados Unidos. Algunos narradores que se destacan son Yuri Herrera, autor que con su primer libro titulado “Trabajos del Reino”, despliega ante el lector un panorama de la “vida palaciega” de un cártel del narcotráfico. Confieso que aún no lo he leído.

Aclaración: de hecho, esta literatura en realidad no nace aquí, esta tiene lugar a mediados del siglo pasado con la migración de hispanos, hacia Estados Unidos. En un inicio se le llamó literatura Chicana, donde se expresaba, en su primera etapa, la denuncia y maltrato hacia los migrantes para luego pasar a una etapa de creación que se ha ramificado, entre otros temas, en lo que  explicó párrafos arriba. Otro caso parecido es el de Arturo Pérez Reverte y su novela La Reina del sur.

La narcoliteratura presenta dos vertientes principales: una policíaca y la otra literaria. La segunda aborda el fenómeno no como personaje sino como escenario, como un espacio en el que tienen cabida tanto las historias de amor como la emigración y los parricidios. El aumento de la violencia social va siempre acompañado del aumento de violencias más íntimas.

4— Tienes alguna preferencia de obras dentro de la literatura universal, pasada o actual?

El universal de universales, solo que en teatro: Shakespeare, es extraordinaria la forma en que maneja las pasiones humanas y el lenguaje que usa es bellísimo.

Herman Hesse es uno de mis favoritos. El primer libro de este autor que llegó a mis manos fue Demian, y lo hizo en una época de la juventud por la que creo todos pasamos, en la que el carácter empieza a tomar forma y en la que todos nos convertimos en Emil Sinclair.

José Saramago, aunque no he leído todos sus libros, con tanto trabajo que luego se me acumula hace mucho que no leo como debiera.  Su forma de tratar los temas “intratables” como son los que tocan a Dios, es formidable. Nos muestra que todo tiene dos caras y que no todo es lo que parece.

5— Qué te atrae en la enseñanza de la literatura?

Es muy difícil, al menos en mi país, donde sutil pero poderosamente, se nos ha hecho creer que leer es perder el tiempo y si le añadimos los distractores del celular, internet y constante bombardeo de imágenes, que les ha debilitado su capacidad de retención y comprensión lectora, es casi una misión imposible. No obstante, es gratificante observar los rostros de algunos estudiantes cuando la descubren, quiero decir a la literatura, que con eso me doy por bien servida.

Trato, a través de ella, de mostrarles otras maneras de ver el mundo, que se den cuenta que la vida no es solo lo que les rodea y la música que escuchan.

Estoy muy contenta porque he logrado dar un paso adelante: enganché a un grupo de siete estudiantes no solo a leer, sino a escribir y formamos un taller de creación, donde ellos dan rienda suelta a su imaginación y a sus emociones. En unos días leerán sus textos a sus compañeros de escuela en una especie de café literario, y por supuesto, estoy buscando el modo de publicarlos.

6— Has escrito recientemente ‘Mudanza de Jazmín’, un libro de relatos con Jesús Chávez Marín, ¿me puedes hablar de esta obra?

Mudanza de Jazmín es un libro de relatos que surgió de un ejercicio y “experimento”, por llamarlo de alguna forma, que hice con Jesús. Siempre he temido a la hoja en blanco, entonces él me animó a escribir pequeñas historias que luego me corregía y enriquecía con sus consejos y su gran experiencia como escritor. Escribimos mucho, de tal manera que reunimos cuarenta y tantos relatos al alimón, que luego decidimos presentar en una convocatoria de la cual fuimos uno de los ganadores.

Estos relatos son independientes entre sí, pero comparten a la protagonista: Jazmín. Ella es una mujer en búsqueda, en plena transformación, que está cansada de sufrir a causa de los estereotipos construidos por una sociedad en la que aún impera el machismo. Es importante mencionar que Mudanza de Jazmín no pretende aleccionar, no es un libro que se pueda etiquetar como feminista, es solo mostrar la manera en que ella percibe el mundo en el que le tocó vivir,

Las historias de Jazmín son cotidianas, reflejo de la vida de una mujer como cualquiera otra, que se equivoca y acierta pero que está segura de que ya no quiere ser la misma: anhela vivir con libertad, ser independiente, que reconozcan su valor y, sobre todo, vivir sin miedo.

7— ¿Y cómo ves tu carrera por delante?

Durante muchos años me dediqué prácticamente a la docencia, dejé de lado las cuestiones académico-literarias y de creación. Con la publicación del libro, se me abrió esa puerta, que apenas estoy en su quicio, y he seguido escribiendo relatos cortos para una revista digital de mi ciudad, se llama Chihuahua Exprés; además de algunas participaciones en encuentros de escritores, todos acá en México.

Así que quiero seguir explorando este camino de la creación y combinarla con la docencia, que como ya dije, es difícil e ingrata a veces, pero que al mismo tiempo regala grandes satisfacciones.

Estoy trabajando en un nuevo proyecto de relatos, aún no sé bien a bien para donde voy, pero ya la imaginación está en acción.

Gracias por todo Ismael. Abrazo.