Acá en el Bajo

(Versión resentida de Allá en el Bajo Tango - Música: Magaldi / Noda

Letra: Aguilar / Massa)

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Alla en el bajo... las sombras duermen

callado el rio soñando está...

el viento gime su canto de sauzales,

-Bueno... comenzamos...

Carrera Producción y Dirección de cine. Trabajo Práctico Nro. 1

Conecten tableros...

la noche se estremece

y lejos ladra un can...

-Ubicándose para la escena del duelo...

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-No sé Ud, Zurdo, pero ya me tiene harto este trabajo.”Escuela de cine”, Uff.

-Con esta payasada ganamos el pan, Chino, pero cada vez me cuesta más masticar. ¿Cuántos “trabajos prácticos” llevamos? Y sin ningún cambio, para qué, alumnos no les faltan.

-Si al menos cambiaran el sonido de fondo,,, A quién se le ocurre un fox terrier para “can” en la noche.

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--Bueno. Silencio que largamos. Luces... Grabando.¡Puta! ¿Qué pasó?

..Saltó el tablero. Se incendió un cable.

Suerte que había un sifón, ´porque no encontramos el extinguidor.

-Bueno. Avisá que retomamos en una hora.

Uds., los extras de la escena del duelo, retirense, ya los llamamos.

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-¿Y la Mireya? Ella sí que no se puede quejar. Camarín propio, maquilladora, peinadora...

-Eso por la imagen. Los alumnos se pelean por aparecer con la rubia en cámara. Aunque sea con una descendiente en tercera generación. Pero ella no se engaña. Cuando termine ésto se queda sin puchero.

-A mi me ofrecieron un papel de pastor gay en una película “De los Andes a Hollywood” o algo así.

-Y... ahora somos extras. Ni yo me acuerdo qué era antes.

-(...)

-¿Qué estamos haciendo, Chino? Esperando la muerte en un rincón oscuro y maloliente de la vida.

-Pidiendo limosna. Dando lástima, nosotros que éramos orgullo del barrio... Qué mierda, Zurdo. ¿Qué pasó con ese orgullo?¿Se acuerda del Gordo Antúnez?¿Cuánto duró ese duelo? No se moría el tozudo. ¡Qué funeral le hicimos! Recolectamos plata hasta del convento. Una semana duró la joda, digo... el duelo. Cada tanto pasábamos por el cajón a brindar. Claro que al Gordo ya lo habíamos enterrado porque si no... si hasta vivo tenía mal olor. Y nosotros, ahora...

-Yo no quiero morir así, en una cama de hospital. Sólo. Sin memoria, porque la estamos tirando a los perros.

-Zurdo...

-(...)

-¿Se acuerda la última vez que nos encontramos? Diga que lo salvó la policía, que si no yo hubiera tenido que hacerle la despedida. Aquí yace el Zurdo Bedoya, ventajeado en duelo por el ChinoMorano...

-No sé por qué se me hace que Ud. sigue siendo el charlatán de siempre, de labia fácil, para compensar una muñeca que yo enyesado le ganaba. Y aún ahora, si se cuadra...

-Se la perdió, Zurdo. Yo le hubiera proporcionado un entierro con todos los honores. Por qué no lo terminamos entonces. Por qué la vida nos obligó a ésto...

-Yo lo terminaría, Chino. Si se anima...todavía estamos a tiempo.

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-Bueno... Escena del duelo. Todos a su puestos....

Dos hombres llegan... Son dos rivales;

en duelo criollo, resolveran,

que el brazo diga quien tiene mas derecho

a desflorar los besos

de la mujer fatal...

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El Zurdo Bedoya y el Chino Morano ingresan a la escena. Les brillan los ojos, Agazapados, los cuerpos tensos, inician la ronda. Los cuchillos tantean el espacio. Tajean. Marcan. La gente detiene su hacer para ver a los dos duelistas derramando la sangre ceremonial. La respiración se hace agitada. Los cuerpos se acercan a distancia de herida. Un paso en falso, un error y un cuchillo encuentra su blanco. El Zurdo detiene su danza, mira a su adversario despidiéndose del mundo.

-¡No me afloje, Chino! -le grita. El Chino abre los ojos mortalmente brillantes y con sus últimas fuerzas se abraza a el Zurdo.

-¡No aflojo!¡Hasta el final! Los cuerpos se estrechan, unidos por cuchillos largamente hambrientos de andanzas. Caen abrazados como en un acto fraterno.

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La gente se acerca en silencio. Observan con respeto

a dos hombres que han muerto en su ley. En silencio se alejan.

-Esta estuvo bien, muchachos. Pero no esperen aumento.

Basta de teatro. Apaguemos todo. Vamos, rubia.

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Luisa Gutierrez mira por última vez a los dos hombres muertos.

-Hijos de puta -masculla, desbordada de frustración y odio- No me dijeron nada. Me dejaron sola.

Se acabó la Mireya. Mañana comienzo a limpiar baños.

© Carlos Adalberto Fernández

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