EL MIEDO MÁS OSCURO.

Querida Fay Gwillyon han pasado los años y aún te recuerdo, pequeña hadita, cuando llegaste a mi mundo, todo comenzó así:
Una pequeña niña sentada en su pupitre de tareas con su lápiz rojo, dibujaba a un ser de cuentos, una hadita de cabellos rojos que volaba sin prisa de un lugar a otro, demoraba en sus deberes escolares, ya que se introducía en los pensamientos de su corazón y ahí encontraba un mundo mágico, que le abría las  alas y la dejaba llevarse por caminos que llegaban al cielo y amigos que nunca conoció, mas esta vez fue diferente, alguien toco su hombro y le dijo te quedaste dormida arriba de este honguito, abrió los ojos y para su asombro , todo a su alrededor había cambiado, arboles añosos se erguían a poca distancia, flores de diferentes tipos y colores tapizaban el suave césped, un aroma embriagador envolvía todo el ambiente, vio que estaba con su cuerpecito sobre un hongo de colores luminosos, suave como el terciopelo, se dio vuelta y vio un duendecillo con su traje verde , cinturón dorado y una gorrita que parecía pintada con los colores del arcoíris, no te asustes pequeña hadita le dijo el duende, ella dijo entre sí ¡hadita!, se miro para saber que ocurría, cuál fue su sorpresa al ver que sus cabellos eran rojos como las guindas primorosas, sus ropas eran magnificas como las alas de una mariposa, suaves , delicadas, entonces quiso ver su rostro y camino hacia una laguna de aguas transparentes que en su quietud reflejaban todo su entorno, su cara se dibujo en las aguas cual espejo, noto que poco había cambiado su rostro reflejaba como siempre esa candidez que la caracterizaba, sus suaves rasgos de niña, la dulzura de sus facciones se veía acrecentada, el rojizo pelo caía abundante sobre los hombros, se dio cuenta que algo había atrás de ella, unas alas como de libélula salían de su espalda, hermosas, transparentes y se movieron a penas ella pensó en volar, se elevo como una mariposa, no creía lo que le sucedía , se refregó los ojos en un impulso de despertar, si aquello era un sueño, no paso nada seguía elevándose, los arboles se empezaron a poner pequeños, vio el bosque de un verde majestuoso, los campos aledaños regados de trigales daban la impresión que el suelo  tuviera una cubierta dorada, al lado norte del bosque se desdibujaban unos riscos que llamaban la atención por sus formas casi humanas eso intrigo a la pequeña hadita, al ver que seguía subiendo, se atemorizo un poco y quiso descender al momento sus alitas se batieron en sentido contrario y empezó a bajar delicadamente llegando al suelo donde la esperaba el duendecillo, Luí que era su nombre la recibió con estas palabras , vuelas muy bien, que bonito verte alzar tus alas en vuelo, ella no sabía que decir, era real todo, como había pasado no lo sabía, pero la felicidad invadía su pecho, que duendecillo mas simpático se dijo, parece que seremos buenos amigos salió de su boca, casi sin pensarlo, Luí respondió eso me gustaría que fuéramos, siempre me gusto conocer un hada, mas estas andan tan ocupadas que no me prestan atención, ¿qué has visto en lo alto?. Ella contesto, vi grandes extensiones de campos cubiertos de trigo, todo el bosque inmenso y lo que me llamo la atención fueron unos riscos con formas humanas, me gustaría conocerlos más de cerca. Amiga esos riscos son muy especiales ahí están muchos de los secretos que esconde el alma humana, si quieres te llevo a conocerlos, pero tenemos que ir juntos, sé que no me podrías llevar volando ahora porque tienes pocas fuerzas, quizás después podrás hacerlo, eso dependerá de ti, dispongo de un caracol que es mi amigo y compañero de viajes, el nos llevara, lo he dispuesto con una montura que hace de él un corcel magistral, se dirigieron a un prado donde las flores crecían con una belleza indescriptible entre ellas había una que destacaba por su extraordinaria belleza y colorido tonos violetas se confinaban con el azul, en su centro pistilos de un amarillo oro la convertían en la más hermosa de las flores, la hadita quedo encantada con ella y trato de tocarla, algo sucedió una fuerza extraña la impulso lejos de ella, Luí le dijo hadita esta flor crece cada mil años, solo puede ser tocada por un ser que ame mucho y tenga un corazón puro, tu quisiste tomarla solo por la atracción que te causaba y ella lo sintió y te rechazo, mas si la quieres alguien tiene que regalártela con amor en su corazón, la hadita respondió si quisiera tenerla es muy bella y la cuidaría siempre, tengo que decirte algo dijo Luí, desde que vi tu lindo rostro algo que no había sentido nunca floreció en mí, no sé cómo explicarlo, solo se decir que te quiero mucho,  es ese sentimiento que no tiene palabras, solo que se expresa con el corazón,  entonces Luí se acerco a la flor y la tomo he aquí la prueba de mi amor puro por ti, la coloco entre los cabellos del hadita que empezó a brillar con una luz especial, gracias dijo ella sonrojada, nunca pensé recibir un regalo así, veo tu corazón y sé que es como el mío, te llevare siempre en el, aunque pasen los años siempre tendrás un lugar ahí y cada vez que mire mi flor te recordare, gracias dijo Luí se que el Amor es un sentimiento que nos eleva como seres, nos hace despojarnos de nuestros caparazones y entregar lo mejor de sí, mira ese es mi caracol, ante ellos llego un suntuoso caracol, enjaezado con una montura que cabían perfectamente los dos, Luí subió al él y le dijo al hadita que subiera, ella subió y se puso detrás de él, para que sus alas no se dañaran y le dijo, acaso no sabes que los caracoles son muy lentos y los riscos se ven demasiado lejos, Luí le respondió hadita este caracol me lleva a donde quiero, puede subir por escabrosas montañas , bajar por precipicios, a todos lados me conduce y no creas que es lento, cuando uno cabalga en sus sueños el viaje se hace demasiado corto; los dos quedaron como pensativos, como en un viaje de ensueño, al mira hacia adelante ya habían llegado a los riscos, esculpidos por el viento y horadados por las lluvias se veían mil formas humanas algunas descansando en profunda paz, otras con el terror grabado en sus rostros, otras con la cobardía en sus manos, algunas amigables y complacientes  en fin una amalgama de emociones y sentimientos humanos que descolocaron a la hadita, algo la aterro una figura se alzaba al lado de un profundo abismo que como un orificio escavado en las rocas atraia  y repelia al mismo tiempo, el viento arreciava y la flor del hadita voló de sus cabellos cayendo en la orilla del abismo oscuro, Luí corrió a buscarla y cuando estaba por alcanzarla tropezó cayendo dentro del abismo, la hadita voló hasta la orilla del abismo presurosa solo vio la flor, escucho una voz que gritaba en su caída ¡auxilioooo!!, miro el insondable abismo negro, oscuro, en su vida solo había temido a la oscuridad, le aterraban los sitios sin luz, esa mancha oscura, casi pegadiza la paralizaba, mil pensamientos acudían a ella en esa inmensidad de la penumbra, mas recordó a su amigo duendecillo, que por ella había sufrido este trance, tomo la flor y se precipito al abismo, las sombras la cubrieron, descendía y descendía, mas noto algo su corazón brillaba más y más las tinieblas desaparecían y solo quedaba la luz de su Amor, descendió aún más llegando en ese viaje interminable al fondo del abismo ahí encontró a Luí, tendido en el suelo, solo unas palabras salían de su voz, eres tú mi hada, si dijo ella tomándolo en sus brazos, la luz que despedía su corazón se hiso tan intensa que toda la oscuridad se desvaneció, de su pecho manaba ese Amor sublime que todo lo puede, el cuerpo de Luí se hiso transparente y se veía en su corazón como una luz se extinguía, no sabiendo que hacer por su amigo, beso su mejilla, al punto que el duendecillo casi se desmaya, ese beso, esa entrega de Amor, provoco en Luí que se despertara de ese viaje que todavía no debía emprender, sus ojos se abrieron y una nueva luz inundo su rostro, la vida regresaba a él como un torrente, se sintió aliviado, agotado a lo sumo,  el hadita lo asió  a si y emprendió vuelo por aquel iluminado abismo, salió a la superficie, no sabiendo a donde ir se dirigió al bosque, volando diviso, unas hadas junto a un milenario árbol, deposito el cuerpo de Luí sobre la fresca yerba, las hadas al verlo volaron presurosas preguntando que le pasaba a Luí, ellas lo conocían, pero no conversaban con él, más sabían de su noble servicio que siempre prestaba al bosque y sus criaturas, la hadita les conto lo pasado y ellas fueron en busaca de la hada madrina Melba Gwillyon, la reina del clan Gwillyon, todas las haditas reverenciaron su presencia, dirigiéndose al  hadita , le dijo sé que has salvado la vida de nuestro duendecillo Luí, también me he enterado de tu valor, que enfrentándose a tu temor más terrible, lo venciste por Amor a tu amigo y en la desesperación ese Amor se hiso tan pleno que conmovió hasta los cimientos de la vida, llegando a vencer a la muerte, entonces le pregunto ¿ cuál es tu nombre y tú clan?, el hadita respondió su majestad, no tengo nombre, llegue a este mundo hoy día, no sé cómo, el hada madrina la miro , diciéndole noto en ti rasgos humanos, algo que hace miles de años no se notaban por aquí, no te sientas mal por lo que digo, no es que tengamos nada contra los humanos , ellos se alejaron de nosotras hace mucho, mucho tiempo, sus corazones se hicieron materialistas, dejando de percibir nuestra presencia, así que si tú estás aquí es que eres un ser con una gran sensibilidad, un corazón puro y lo más importante una capacidad de Amor infinita y ya que no tienes clan ni nombre  ¿te gustaría pertenecer a nuestro clan?, el hadita sentía en su interior como si hubiera vuelto a nacer y respondió , si acepto su majestad, entonces la reina de las hadas Melba Gwillyon con su varita mágica toco a la hadita, con el poder que me otorga la magia del verbo, te nombro Fay Gwillyon, del clan Gwillyon, después de esto una corte de hadas roció polvos mágicos en torno  a Fay Gwillyon, creando una multitud de luces de diferentes colores solo comparable con los más preciosos fuegos artificiales, se comenzaron a escuchar melodías de una belleza sublime, el bosque se lleno de aromas deliciosos y comenzó una gran celebración que engalano a todas las criaturas ahí presentes, aparecieron mesas servidas con los mejores manjares imaginados, en ella Fay Gwillyon ocupaba un lugar de honor y al lado suyo sentado estaba Luí que ya repuesto estaba tan feliz que lagrimas corrían por sus ojos, solo atino a decirle a Fay Gwillyon, amiga gracias, no sabes cuánto te quiero, el hadita lo estrecho en sus brazos y le dijo al oído, sino fuera por ti este momento que es la máxima felicidad que puedo experimentar no hubiera sido posible, en ese abrazo que fundía dos almas los dejamos…..
Vez pequeña Fay Gwillyon nos volvemos a ver  y este encuentro tendrá otras aventuras que tú y yo viviremos, tú duendecillo Luí.
Autor: Luis Medina U. Todos los derechos Reservados, Abril 2012.