Corta un pedacito del bocadillo y se lo mete en la boca,  mientras el nieto juega con otros niños.

-Por lo menos así se come las merienda.

-Si, la verdad es que los míos tampoco comen nada.

Se mueven con las dificultades de unas piernas cansadas y unas rodillas cuyos cartílagos desaparecieron... Las manos,  arrugadas por el tiempo y los trabajos.

Algunas, en su juventud salieron del pueblo a la ciudad,  en pos del reclamo de la oferta de mano de obra en las fábricas,  barata... pero con un sueldo todos los meses. Otras, aprendieron un oficio: modistas, peluqueras, bordadoras. Les llamaban " mujeres liberadas.", pero dudaban de que eso fuera así. Con un sueldo inferior al de los hombres,  luego en casa,  seguían llevando todo el peso de los trabajos del hogar y crianza de los hijos. Pero bueno, eran dos sueldos y así por lo menos darían estudios a los hijos, cosa que ellas no tuvieron.

-¿Cuántos niños tienes?

-Tres, tengo tres niños, - dos niñas y un niño. Las dos niñas son de Pilar, "mi " mayor, que se ha separado y está trabajando en Mercadona de reponedora; cuando sale, limpia un par de oficinas. Ya ves, hizo económicas, pero de lo de ella, no hay trabajo. El niño,  es de mi Miguel.

-¿Cómo está?

-Bueno, pues también se ha separado, está en el paro y tiene problemas con las drogas. Empezó con malas compañías y ya sabes, como no escuchan ni atienden, pues al final lo pillaron trapicheando y estuvo una temporada en la cárcel. Intentamos que  fuera a un centro de rehabilitación, pero no quiere...Hay veces que no sabemos ni dónde está, ni si vivo o...

-¿Pero,  vivís todos en casa?

-Si, claro, que remedio...Con la pensión de viudedad que me ha quedado y el poco sueldo de Pilar, que tampoco es fijo, vamos tirando. Cuando me veo muy apurada, voy ahí a la Plaza Grande y me pongo en la cola y me llevo comida para todos.

-Si ya sé, los de Cáritas...

-Pero debo muchos meses de alquiler, de luz, de agua...

-Si hija, que me vas a contar... Mis hijos también se han separado y están viviendo conmigo en casa y de la pensión de Miguel, ya ves, seiscientos euros al mes para cuatro adultos y cuatro niños. -Mira, hoy para merendar, pan aceite y sal...

-Miguel ha ido esta mañana a ver si lo contrataban para recoger naranjas, pero los campos están llenos de naranjas en el suelo. El precio está tan bajo que no les compensa pagar jornales para recogerlas... Por lo menos se ha traído un saco a casa, que para los niños, con estos catarros del invierno, les viene muy bien. ¿Y tus hijos,  no trabajan?

-No, cerraron la Empresa, ya sabes, la crisis... Bueno, me voy detrás del pequeño, que no me fío, es muy travieso, no vaya a ser que encima se me descalabre...

-Si, yo también me voy a casa, tengo que lavar a mano pues se me estropeó la lavadora y el técnico me ha pedido mucho para arreglarla...

-Hija, malos tiempo...

-Sí, malos tiempos, yo , que cuando los chicos se casaron pensé que ya había cumplido mi misión en la vida,  ya ves, aquí otra vez criando hijos, pero no los míos, que encima tengo que dar cuentas...Por cierto, por las mañanas limpio  un par de portales, antes de levantar los niños para llevarlos al colegio, y he visto que buscan una señora para limpiar una oficina,  por la noche...A lo mejor...

-Sí, sí, gracias, nunca vienen mal unos dineritos.- ¡Dios! que tarde se ha hecho;  Aún tengo que bañar a los niños, hacer la cena, ver los deberes que tienen...

-Bueno, yo poco puedo ayudar a los míos, ya ves,  sólo sé las cuatro reglas, leer y poco más.

-Igual que yo,  pues mañana a las 6 menos cuarto de la mañana, ahí en ese portal.

-Si, sí ahí estaré.

-¡Niños! nos vamos a casa...

Gracias a las iaias (abuelas), hoy atendiendo  nuevamente a las famílias, en estos casos las de sus hijos. Una gran cadena de mujeres que sostienen a la sociedad, desde el anonimato....