No hacía mucho que me había levantado, la casa estaba extrañamente silenciosa, encima de la mesa estaba el diario, señal de que mi padre o mi tío ya habían salido de la casa y regresado.

Distraídamente, sin parar en ningún titular, me puse a ojearlo, hasta que uno de ellos me llamó la atención, tanto, que me enrosqué en una silla para leerlo, bebí otro sorbo de café, por llamarle de alguna manera, pero era lo mejor que se podía conseguir en aquella casa y… ¡mira! me entró un pánico como no recuerdo haber sentido. No podía leer, veía letras, pero era incapaz de ordenarlas, bueno más que letras lo que veía era una barbaridad escrita que me llevó a pensar que, o bien el Redactor del diario estaba loco, o el mundo estaba a punto de finalizar. Volví a dar otro sorbo a la taza, y, ahí, ahí sí que fue cuando perdí el mundo de vista, no leía nada, o no podía o se me había olvidado, o me estaba volviendo loca y por eso o no leía o cuando podía leía aquellas cosas tan raras. Antecedentes de locura en la familia teníamos, así que…

Casi llorando miré a mi alrededor buscando algún objeto o lo que fuera que me diera a entender que no estaba perdiendo el raciocinio.

Lo  único que me devolvió la tranquilidad fue constatar que la cocina era de las más feas que había visto en mi vida. Debía hacer como unos 200 años que nadie se había tomado la molestia de hacer algo por ella, y, la verdad, daba pena.

Mi recorrido visual no me sirvió de gran cosa, a excepción de la hilera de manchas negruzcas, todas a la misma altura, aproximadamente, situadas detrás del banco largo donde nos sentábamos para comer y cenar-

Tan loca no debía estar pensé, si era capaz de percibir y analizar lo que veía y explicármelo, era señal de cordura. Inmediatamente me tornó el pensamiento a la primera idea, sí que estaba perdiendo la chaveta, porque no conocía a nadie que se explicara las cosas que veía.

Volví a pensar en los antecedentes familiares, y muy por encima, a mi entender, entre vivos y muertos, lo menos me salían ocho.

Sorbí un poco más de café, e hice otro intento con el diario. Nada, cada vez peor. Ahora todo era como una nebulosa, ya ni podía ver lo que al principio casi leí y que tanto me afectó.

Asustada volví a mirar hacia la pared algo me llamó la atención. Me desenrosqué e intenté levantarme, consiguiéndolo a duras penas. Se me habían dormido las piernas al estar sentada enroscada encima de ellas.

Aparte de la hilera ya dicha de manchas, había otras, muchas, mejor dicho. Pero una, en concreto,  me llamó poderosamente la atención. Me acerqué a ella, casi hasta tocarla con la boca y muy sería le dije

 -          ¡Tú a mí no me la das!, ayer no estabas ahí.

La miré recelosa y con más atención. ¡Por Dios! Ojala no lo hubiera hecho. La mancha cobró vida. Sí, sí, tal como os lo digo, poco a poco su contorno se me iba haciendo familiar, hasta que se convirtió en una firme y delineada silueta de una cara, de, las que sé yo cuántas manchas había en la pared, tenía que haberme fijado precisamente en esa.

 Me dio miedo, porque si era la cara de quien estaba pensando no podía tratarse más que de un castigo divino. Miré alrededor, seguía sola, por lo que no podía pedir consenso a nadie. Me empezaron a temblar las piernas y el miedo irracional que siempre sentía cuando veía a la dueña de la silueta se volvió a adueñar de mí.

Cerré los ojos, apretándolos tanto cómo pude, volví a abrirlos y entonces aún estaba más claro. No había duda, era la cara de la tía Felisa, conocida por todos como  “LA VERRUGONA”No miento ni exagero ni un pelo si os digo que nunca ha existido ni creo que existirá persona con más grandes, feas y peludas verrugas que las que tenía la tía Felisa.Me distraje un momento pensando en que no sabía porque en casa también la llamábamos tía Felisa y aún en el caso de que me  estuviera volviendo loca, eso sí  lo recordaba, de la familia no era.

A lo que iba, miré y remiré hasta que conseguí descubrir las puntas del pañuelo atado al cuello  y que siempre le caía un poco hacia atrás. Si señor, allí estaban las greñas, bueno en realidad greña, porque yo la veía de perfil cayéndole sobre la cara y aquella nariz, madre mía, qué atributo de la naturaleza, si parecía que la iba a abalanzar hacia delante, de un momento a otro. De niña y siendo sincera de mayores también, siempre me había dado miedo, compartido por mis primos y resto de amigos.

Se decía por el pueblo que era “meiga”, y que echaba “mal de ojo”, maldiciendo a diestro y siniestro y atrayendo todas cuantas desgracias ocurrían a cualquiera del pueblo, familiares, amigos o allegados, desde la rotura de una pierna, la muerte de un marrano o una tormenta arruinadora de cosechas.

Es cierto que parecía ir siempre murmurando algo. Un día, tras apostar un chicle “bazooca” ,de aquéllos tan enormes con tres redondas que casi no cabían en la boca, con un sabor indeterminado entre dulce, salado y picante, pero que duraban hasta que te dolían las mandíbulas de tanto masticar y cansada de soportar como los chicos del pueblo se reían de mí, diciendo que “las señoritingas de la capital teníamos miedo de y a todo”, prometI que tan pronto nos la encontráramos, le diría a voz en grito “Tía Felisa, “VERRUGONA”

No se lo creyó nadie. Ni yo. Además  estaba segura de que ya a  aquellas horas, era bien pasada la media tarde, la tía Felisa ya no saldría de su casa, pero para que se dieran cuenta de mi valor, lo afirmé, reafirmé y escupí tres veces en señal de que lo haría así que la viera y cosas de la vida,  mira tú por donde, aquel día, a la pobre mujer le dio por ir al rosario, con lo que al dar la vuelta a la plaza la vimos de cara. De piedra, me quedé de piedra.

Con un valor que ignoro, aún  hoy, de donde saqué, me acerqué a ella, llevando en la mano izquierda, apretado y espachurrado, un diente de ajo, que un voluntarioso y, con muy buen tino, compañero de andanzas siempre llevaba encima por  si las moscas. y que muy amablemente me prestó. Al decir de las  abuelas era “mano de santo”, contra las “meigas y sus meigallos”, por lo que él no salía de casa sin uno.

Decidida, y levantando la barbilla, para parecer más alta, me planté ante ella, lanzándole mi más aterradora mirada, y temblando como un azogue. Me miró asombrada, abrió la boca dándome un susto de aúpa, parecía que hablaba pero era tal mi miedo que yo no entendí nada. Sólo podía ver su único gran, largo y amarillento diente, que actuó sobre mi voluntad cual potente objeto hipnotizante. Murmuraba algo que creí eran las maldiciones. Aspiré con fuerza, y sacando ánimo de donde no había valor, le solté:

 - Tía Felisa!   “VERRUGONA”

y apreté a acorrer, como alma que lleve el diablo, seguida por mis valiente secuaces. Sin resuello y colorados como cerezas, ninguno podía hablar. La primera que lo hizo, fui yo reclamando lo prometido, pero ellos me dijeron que no, lo que habíamos pactado era que tenía que decírselo gritando con todas mis fuerzas, que todo el pueblo sabía de mi potente aullido, pero que en esta ocasión  mi voz  no llegó ni al cuello de mi camiseta.

La discusión fue agria y dura; , hasta patadas y arañazos hubo, porque a mí no me apeaba nadie de que lo había dicho y en voz  tan alta  que seguro también lo habían oido los del pueblo de al lado.  Ni caso. Se hicieron votaciones y perdí por mayoría absoluta. Uno de los mayores dijo que eso era democracia, y aunque ignoraba del todo lo que quería decir, por no pasar por tonta, cedí.  Debo aclarar que no influyó para nada que quien lo dijo fuera el más alto y el más fuerte de todos.  Cedí para que vieran que yo también era aquéllo que habían dicho, y que se conoce que era algo buenísimo para todo el mundo mundial

Me tragué mi orgullo, y  allí me quedé, temblando aún, porque los demás no lo vieron, pero los ojos de la tía Felisa eran de color amarillo. En fin cosas de chiquillos que tiempos…

A todo esto, por ¿donde iba? … a sí!  “LAS MANCHAS”,  una vez identificada una, fui mirándolas todas atentamente. Madre del amor hermoso pues no estaban allí, disfrazadas de mancha, casi todas las caras de los difuntos del pueblo, al menos de los que yo conocía. Bueno, bueno, los tiritones que me entraron y el castañeteo de los dientes eran dignos de marcarse unas sevillanas. No sabía qué hacer y seguía sin entender que me estaba pasando, continué pensando hasta que lo comprendí.

Me había dormido.  Si, eso era, estaba dormida, tenía un mal sueño y no podía despertarme, me aticé un tortazo de mucho cuidado, que me dolió mogollón, y me confirmó que dormida, no estaba. Volví a la mesa y miré otra vez el diario. Allí seguía, quieto, sin moverse y sin que hubiera forma humana de entenderlo.

¿Forma humana? pensé y  si lo que me estaba pasando es que me había muerto y por eso no podía entender las mismas cosas que los vivos, y para ayudarme en tal trance los buenos vecinos se dejaban ver a través de manchas.

No me acababa de cuadrar que la tía Felisa La Verrugona también estuviera allí, pero, bueno, de todo ha de haber en la viña del Señor, o eso decía D. Froilán “EL Pescozones”, párroco del pueblo que atizaba unos pescozones que te atontaban hasta la próxima misa. Céntrate, céntrate me dije, que te dispersas y te pierdes. Analicemos  los hechos uno por uno y con sensatez.  ¿Sensatez? ¿Eso lo había dicho yo? Pues íbamos listos.

Vale, yo me había muerto, lo acepté porque  era evidente, sino a santo de qué todos los difuntos iban a estar allí mirándome tan fijamente y como dándome ánimos en tal trance. Cerré los ojos, y me vi, me vi allí mismo, en la caja, con un vestido horroroso. Siempre utilizaba pantalones. Blanca como la cera de los cuatro velones que me rodeaban, con un rosario y una estampita de la Virgen de la Encina entre las manos.

 Eso sólo quería decir una cosa que era un alma en tránsito, me hubiera gustado que mi abuela estuviera allí porque ella sabía mucho de esas almas transitorias, al menos hablaba mucho de ellas. Ignoro si con ellas también. Como alma en tránsito, yo estaba viendo lo que pasaba pero nadie me veía a mi. Bueno no, verme me debían ver, pero muerta. Hay que ver como es la gente no había nadie velando mi cadáver. Sola, allí, sin nadie,  pensé

Me concentré, porque en las películas, que también las hay que hablan de eso, si los que se morían sin darse cuenta no se concentraban no veían LA LUZ, y no podían irse al otro mundo.

Un fuerte portazo me anunció que entraba alguien. quien fuera porque no le veía la cara. Grande inmenso con un palo en una mano y algo que echaba fuego, bueno, vale, luz,  en la otra, Dios mío pensé éste debe ser el ángel de los malos y  no me pareció justo, tampoco era para tanto. Ya no era una niña pero no tenía una edad como para haber hecho atrocidades tales para ser castigada al fuego eterno. La persona entrante lo hacía riendo sin dolor por la pobre muerta, en la flor de la vida. No me eché a llorar porque claro al estar muerta no podía, pero me dio una pena…

El fulano siguió avanzando hasta que la luz de la bombilla lo hizo visible.  Reconocí a  Juan, mi tío, el amo de la casa, desde que faltaron los abuelos, hermanastro de mi padre como no entendí qué hacia allí andando entre tanto muerto, me dije, ¡hala otro que se ha muerto y no se ha enterado!. No sí llevaba un día que, suerte que ya estaba muerta, porque si no era para morirse.

Sin dejar de reir me miró y me preguntó

-         Vaya mujer ¿qué te pasa? estás blanca como la cera

 Como la cera, ya, claro, será bestia pensé, como que estaba muerta.¿ De qué color quería  que estuviera?. El a lo suyo  Sin darle pena ni nada por  mi muerte y yo que pensaba que era su sobrina favorita. Volví a prestarle atención, más que nada porque en el fondo me daba grima que no se diera cuenta de la situación

 -¿ Qué? Tú también ves a la tia Felisa “La Verrugona” en esa mancha de la pared? Si, ésa, que parece que se te ha enganchado a la nariz. Que tienes cara de “alelá”. Deja de hacer el ganso y ven “paquí”

         ¿Qué pasa, tú tampoco entiendes lo que pone el diario no? Si es que es una barbaridad.

Entonces lo entendí. En mi familia, primero nos volvíamos locos y después, enseguida, íbamos y nos moríamos Poco a poco me acerque a él, pensando en la mejor manera, de decirle que ya no pertenecíamos a este mundo. No es fácil explicarle a alguien  lo de la locura, la muerte, las caras de los muertos y que esperara un poco y se vería en su ataúd.

El tío Juan se sentó en la silla, me acerqué a él, le puse la mano en el hombro con aire protector y antes de que pudiera decir ni esta boca es mía, agitó como un poseso el diario ante mis ojos, gritando

 -         ¿Lo ves?

 ¿El qué por Dios?, pensaba yo

 -          Ese club de fútbol de tu ciudad, están locos!

 Abrí una boca de palmo y medio ¿qué decía? estábamos muertos y él me hablaba de… fútbol, a mí, que no tenía ni idea.

 -         Mira, mira!  gritaba

 Miré y, que conste que sólo lo hice para que se calmara entonces lo ví en letras mayúsculas, y sorprendentemente las entendí, podía leerlas. En grandes  titulares se anunciaba  que el equipo de mi ciudad había “comprado un jugador E S L A V O” por el módico precio de 21.000.000 de euros.

 Riéndome con ganas desistí de explicarle nada de todos los sufrimientos vividos por mí aquélla mañana.

Era todo tan sencillo que no podía parar de reír.  Recién levantada, soy como un zombi. Dada mi miopía  primero me pongo las gafas y me sirvo un buen tazón de café para despejarme, pero no recordé que mi tío aún hacía el café de puchero, lo que lo mantenía ardiente durante casi toda la mañana, amén de que un tazón de él, podía tumbar a un buey. Luego, suelo  buscar algo para leer, topando al hacerlo con el diario de marras.

Para añadir más salsa al asunto en vez de “eslavo”, leí “esclavo” no pude leer más, el vaho ardiente que desprendía la taza de café me empaño las gafas dejándome entre brumas y la sorprendente noticia me dislocó el entendimiento ¿es que volvía a existir el comercio de esclavos.? Si a eso, le sumamos  mi somnolencia, y mi desbordante imaginación sólo había un paso, que naturalmente dí. Lo que me hizo perder del todo el nort,  fue tomar otro largo trago de café ardiendo que borró cualquier imagen nítida , y ahí empezó uno de los mayores despropósitos que mi imaginación ha creado,  y en justicia debo decir que no son pocos.

Total, estaba vivita y coleando, el café era tan malo como siempre, la mancha ni era la tía Felisa ni las otras las del resto de los habitantes del cementerio del pueblo y lo mejor de todo: Que la esclavitud ni era legal, ni se había vuelto a instaurar.

Todavía sonriendo, fui a tirar lo que quedaba en la taza de café por el fregadero cuando un inquietante pensamiento me asaltó

¿Realmente estaba abolida la esclavitud? ¿Si? ¿O quizá no?

Sinceramente no supe que contestarme. Lo que me llevó a otra pregunta y el resto del mundo ¿lo sabe?.

Dannu

Visitas: 147

Libros – Editores

Creatividad Internacional es una red abierta, sin fines de lucro, donde no se tiene que registrar para ver su información y colaboraciones, hay +6,000 Foros de Discusiones sobre grandes escritores y cineastas; actualización diaria de noticias literarias y cinematográficas y +18,000 blogs con creaciones literarias de gran talento. 

Un espacio consolidado desde hace 15 años para exponer creaciones y opiniones a críticos, editores y productores. Los invitamos cordialmente a participar y ser parte de nuestra comunidad.

Ismael Lorenzo

Director

Robert Allen Goodrich, Subdirector

Liss Rivas Clisson,  Subdirectora

Alina Galliano R.I.P.

Jorge Dominguez, Carlos Rubio, Oscar Martínez Molina,  Eduardo Casanova

Consejo Editorial

_____________

PROGRAMACIÓN RADIAL DE 'CREATIVIDAD INTERNACIONAL'

ENTREVISTAS, CINE Y LIBROS,  CONVERSATORIOS  

784 Programas radiales, +89,975

 visualizaciones en Youtube, Pags en FB, Twitter y en Instagram. 

___________

"Creatividad Internacional' no se hace responsable por los contenidos y opiniones publicados por sus miembros. 

Somos una entidad sin fines de lucro. 

_____________

PREMIO LITERARIO "REINALDO ARENAS" DE CREATIVIDAD INTERNACIONAL 2024'

Género: NOVELA Este año 2024 en su 10ma entrega será para 'Novela'.

https://creatividadinternacional.com/profiles/blogs/premio-de-literatura-creatividad-internacional/edit

_____________

La niña del zapato roto, de Griselda Roja

La niña del zapato roto

___________

El silencio de los 12

Ismael Lorenzo

'El silencio de los 12', narra las historias, en sus propias voces, de mujeres agredidas sexualmente, sus consecuencias y secuelas de estos abusos. Desde el Líbano hasta España, desde Francia hasta Italia

El silencio de los 12

Nueva edición revisada

__________

'Matías Pérez baila la Macarena

Ismael Lorenzo

La Pentalogía de los 'Matías Pérez', iniciada  hace un par de décadas: 'Matías Pérez entre los locos', 'Matías Pérez regresa a casa', 'Matías Pérez en los días de invierno', 'Matías Pérez de viaje por el Caribe', y 'Matías Pérez baila la Macarena'.  Disponibles en las Amazon.

MATIAS PEREZ BAILA LA MACARENA

____________

Amigos en Tiempos Difíciles'

Ismael Lorenzo

En este libro recién publicado 'Amigos en Tiempos Difíciles', Ismael Lorenzo describe las vicisitudes y pérdidas sufridas por la estafa que condujo a una orden judicial de desalojo y como muchos volvieron la espalda pero aparecieron otros

AMIGOS EN TIEMPOS DIFICILES

__________

PREMIO LITERARIO 'REINALDO ARENAS, DE CREATIVIDAD INTERNACIONAL 2024'

En el 2023, su 9va versión, el ganador ha sido Carlos Fidel Borjas.

En el 2024 ha sido Miguel Angel Teposteco.

_________

Libros de Ismael Lorenzo

_________

Ismael Lorenzo

‘Años de sobrevivencia’, es la continuación de las memorias comenzadas en ‘Una historia que no tiene fin', y donde se agregan relatos relacionados a su vida de escritor y a su obra 

Años de sobrevivencia

__________

Madame Carranza

Renée Pietracconi

La novela basada en hechos reales relatados por Josefina, tía abuela de Renée y añadiendo un poco de ficción para atraparnos en historias dentro de historia

Madame Carranza

_________

Casa Azul Ediciones

Súmate a la campana de promoción a la lectura 

TE INVITO A LEER 

Email: casazulediciones@gmail.com

'Creatividad Internacional', red de Literatura y Cine, un espacio para exponer creaciones y opiniones a críticos, editores y productores.

© 2024   Creado por Creatividad Internacional.   Tecnología de

Emblemas  |  Reportar un problema  |  Términos de servicio

VISITAS DESDE MARZO 5/09: