Me llamo Faustina Duarte y fui escritora, hoy soy una mujer recién muerta. Aquí estoy, en mi ataúd, rodeada de este singular grupito de parientes, conocidos, amiguitas y gente peor… me pregunto qué estarán pensando, qué monólogos urdirán en su interior con especial dedicatoria a mi persona… claro, en esto de morirse resulta que siempre uno “era tan buena”… por lo menos es lo que se dice, que lo que se piensa… vaya, vaya… no parece que el grupito se distinga por la presencia de mis “amiguitas”… como si me importara, siempre fue así, basta que una mujer triunfe para que las demás se alejen cual si el triunfo fuera una enfermedad… bueno, si es enfermedad está visto que no es contagiosa… ciertamente que no para mi editora, lo único de que se contagió de mí fue de billetes no de talento para escribir… y ella que decía que es lo que hubiera preferido hacer, que de la política mexicana habría de hacer la gran novela, en fin… ah, y esa otra dama tan circunspecta de la que ya me llegan sus vibras… recuerdo que fuimos compañeras en aquel viaje a España, ya ni recuerdo su nombre, irrelevante como compañerita de viaje y “conocida”, en fin… me llegan también las vibras de María Rosa, nos vimos hace poco, tan circunspecta, tan propia, bueno, al menos creo que ella sí me dedicará algún buen pensamiento… digo creo, con mis amiguitas nunca supe y ahora mismo lo dejamos en quién sabe… bueno, reconozco que estas dos mujeres fueron, digamos que finas, lo que ya es mérito pensando que eso de finas y propias no se daba en las personas de la familia… aunque tal vez lo serían con los demás porque conmigo… para ejemplo ahí está mi primita Isabel, que nunca soportó que yo fuera mejor que ella en todo… y menos que le ganara al novio, ya inventará algo… jamás la soporté, creo que bien que se dio cuenta, me pregunto que estará pensando ahora… increíble, mejores cosas puedo decir del primo Pedro, ¿me equivocaré? ¿de cuánta gente me equivocaré en estos mis últimos desvaríos?... ¿me equivocaré de mi amigo Raúl?... fue buen amigo, creo que demasiado bueno… la verdad, yo no tan buena con él, tal vez sea de los pocos sinceros en sus recuerdos… en fin, Raúl, échate otro jaibol en mi memoria… si aquí hay una persona sincera estoy segura que es mi sirvienta Lupe, fue más amiga que las que decían serlo, es lo que creo… no, si las cosas más increíbles a veces se dan hasta después que uno pasa a "mejor vida"… si es que hay mejor vida para mí… bueno, diga lo que diga la gente, piense lo que piense el “singular grupito” aquí reunido, me voy sin quejarme de lo que fue mi vida… sin quejarme porque sin arrepentirme…. ah, las cosas que dirán los tarados de la tele… lo que otros especularán de mi vida íntima…que si nunca se supo bien a bien si me casé, arrejunté, enviudé, divorcié… que si fulanito…o que si fulanita… ah, y ya me imagino los cuentos sobre las circunstancias de mi muerte, no cuentos, seguro harán una novela de misterio… y no dudo que a estas horas ya habrá algún sesudo médico legista que aclare cuál fue la causa de mi muerte… sí, muy sesudo, sólo que se sabrá “cuál” fue, lo que nunca se sabrá es el “cómo” y menos el “porqué”… vaya, vaya, ya llegaron Carlos y mi cuñado Renato… tipo raro el tal Carlos, el típico alumno que quiere quedar bien, recuerdo que se deshacía en elogios sobre todos mis libros... nunca supe porqué le era tan antipático a Renato… ah, mi cuñadito Renato… ¿por qué lo metí en mi vida?... ¡pero que bien la pasamos!… “pinche psicópata” le decía yo, “pinche bruja” me decía él…la última persona que vi, justo hace una semana… hasta se puso a presumirme, -¡a mí la maestra de la novela policíaca!- de cómo se podía realizar el crimen perfecto, según él donde en absoluto lo sabría la victima y la sospecha recayera en un inocente…en fin, linda historia la de mi vida y la de mi muerte… y hasta de toda esta parafernalia después, hasta de los pensamientos de este grupito que me acompaña…vaya, una historia digna de escribir…lo que ni Renatito ni nadie sabe es que me adelanté a todos, lo que nadie sabe es que sí la escribí, incluyendo lo del crimen perfecto y claro, la “imperfección” cometida por el maldito de Renato, y que dejé todo arreglado para que se publique después de mi muerte… me voy sabiendo que será mi mejor obra…hasta pensé en su título… le puse “OPUS POSTUMA”, ah, cómo me complace su inicio:

“Me llamo Faustina Duarte y fui escritora, hoy soy una mujer recién muerta. Aquí estoy, en mi ataúd, rodeada de este singular grupito…”

(J.A.C.)