Luego de llegar a Miami como exiliada Mercedes Sarduy, hermana del escritor Severo Sarduy (Camagüey, Cuba, 25 /2/37 1937 - París, Francia, 8/6/93), crea la ‘Severo Sarduy Cultural Foundation’ (2002), con el objetivo de recopilar toda la información relacionada con el autor e incrementar “el archivo existente del fondo documental que forma parte de la Fundación”

El fruto más palpable de la institución es la publicación de ‘Cartas a mi hermana en La Habana’ (Coloramax Printing, Miami 2013), la correspondencia del escritor con su familia entre diciembre de 1959, cuando dejó la isla a bordo del trasatlántico Márquez de Comillas rumbo a España, hasta poco antes de su fallecimiento en París, donde residió la mayor parte de su vida, incluso más tiempo que todo el que vivió en su país, como ya se ha hecho tan habitual entre los cubanos, dada la larga dictadura que aun padece Cuba.

El volumen de 348 páginas quizás no se podría catalogar propiamente como un libro epistolar, sino más bien como un inteligente y hábil muestrario bibliográfico del quehacer literario de Severo, salpicado de referencias familiares (lo que le imprime un necesario tinte biográfico), algunas contadas por Mercedes, otras apuntadas por el escritor en sus cartas o en las entrevistas que le hicieron a lo largo de su vida.

Muchas de las cartas, más bien los fragmentos escogidos de esas cartas, muestran a un Severo Sarduy en la década de 1960 entusiasmado con la revolución recién instaurada. En ocasiones intenta justificar o culpar a otros, por la demora en el correo, o porque las cartas llegasen abiertas: “Todo el mundo se queja de lo mismo [por la demora en la correspondencia] como que el correo aéreo pasa por Nueva York no me extrañaría que fuera otra de los yanquis”, algo que Mercedes comenta: “Las cartas correspondientes a 1960 todavía reflejan las dudas de mi hermano, sobre la ‘intención’ de los nuevos gobernantes. La maldad, que ya estaba presente en Cuba se le endosaba a otros”. Para septiembre de 1960 ya Severo se quejaba: “Veo que en Cuba no se me publica”.

En ‘Cartas a mi hermana en La Habana’ se ofrecen detalles de las dos etapas insulares del escritor: Camagüey, la ciudad natal y de formación, y La Habana, adonde viaja toda la familia para que Severo estudie medicina, carrera que abandona para dedicarse a la literatura. 

La Habana marcó el curso literario del autor de Gestos (1963), su primera novela. Mercedes Sarduy logra transmitir la desintegración de Cuba, la incertidumbre del autor ante lo que acontece en la isla, la confusión, en parte por la falta de información. Severo ve cómo le dan la espalda en Cuba, cómo lo cierran y lo silencian, al extremo que su nombre estaba proscrito en la isla y sus libros no circulaban, especialmente después de 1967, cuando publica su emblemática novela De dónde son los cantantes, en la que uno de los capítulos, La entrada de Cristo en La Habana, molestó mucho a las autoridades, por la asociación con la llegada de Fidel Castro a la capital cubana en 1959. En una de las cartas Severo escribe: “Luis Suardíaz, después de anunciarme sus cartas, nunca me ha escrito. No sé a qué se deba”. La hermana formula una explicación: “Quizás la condición de miembro del Partido Comunista […] permita comprender la conducta de Luis Suardíaz”.

El final del libro, París, describe el ascenso literario del escritor. Sus cartas transmiten alegrías y satisfacción. Narra sus éxitos, sus viajes, la euforia de sentirse realizado, algo que se resume en sus libros, las entusiastas críticas en la prensa, así como sus logros como lector de Editions du Seuil, y redactor de Radio Francia.

El libro va hasta los últimos días del escritor. Mercedes se refiere a cómo “las autoridades de la isla decidieron borrar a Severo Sarduy. No volvería a ser mencionado”; incluso recuerda que fue acusado de agente de la CIA. En la actualidad su obra sigue siendo prácticamente desconocida en Cuba.

Cartas a mi hermana en La Habana es un libro útil y necesario para entender mejor la vida y obra del autor de Maitreya (1978), Colibrí (1984), Cocuyo (1990) y Pájaros de la playa (1993).