El realizador inglés John Boorman, que cuenta en su filmografía con títulos como Deliverance -emitida recientemente por TVE en el espacio Cine de medianoche-, A quemarropa, Duelo en el Pacífico, Zardoz y Excalibur, estuvo el martes en Barcelona con su hijo Charles para promocionar su última película, The emerald forest.

La cinta, rodada en la selva amazónica y protagonizada por el joven Charles (el malvado Mordred adolescente de Excalibur), se estrenará en España en agosto. "La violencia es uno de los elementos principales del cine", dice el cineasta. "Vivimos en un mundo violento, siempre lo ha sido, y de hecho cualquier cosa que se mueva implica ya una cierta dosis de violencia".

John Boorman, de 52 años, indudable aspecto anglosajón, notable inexpresividad y fríos ojos azules, recordó cómo su filme Defensa (Deliverance, 1971, seleccionada para dos oscars), basado en un bestseller, "impresionó hondamente en Estados Unidos. Stanley Kubrick me comentó que la escena de la violación de uno de los hombres del grupo por un lugareño es una de las más terroríficas vistas jamás en pantalla.

Incluso ahora, la gente que vio la película guarda una fuerte impresión del filme, tanto por la violencia como por el planteamiento del tema del contacto del hombre con la naturaleza".

"Estarnos constantemente acosados por la violencia y el cine permite mostrarla de forma explícita", continuó el realizador. "Muy a menudo es una cuestión de punto de vista; por ejemplo: imaginemos una cándida niña sobre un prado lleno de flores. Una toma desde lejos daría una escena bucólica, pero un primer plano del pie aplastando una flor provoca una impresión completamente diferente".

La nueva película de Boorman, The emerald forest, "empezó con la lectura de una noticia en el diario Los Angeles Times, en 1972, sobre un hombre que buscó a su hijo durante 10 años en la selva amazónica", explicó el director.

El filme narra la vida deun joven blanco secuestrado a los siete años de edad y recogido por una tribu de salvajes -autodenominada El Pueblo Invisible- que comparte la vida, los mitos y los rituales de los indígenas, llegando a ser un gran guerrero. Cuando lo encuentra su verdadero padre, un importante ingeniero norteamericano, se produce un significativo choque de culturas.

Estado de gracia

"Me pareció una historia muy poderosa, con mucho contenido pero al mismo tiempo lineal, sencilla", manifestó el director. "Me dio la posibilidad de investigar a esas tribus que viven en estado de gracia, en armonía con la naturaleza".Boorman, que viajó a menudo a la selva del Amazonas durante la preparación del rodaje del filme considera fundamental el contacto del hombre con la naturaleza, entendiendo a ésta como una fuerza "hostil y benevolente a un tiempo".

"Si en Deliverance los montañeros representaban la maldad de la naturaleza, en esta película la tribu protagonista representa su cara bondadosa", explicó. El filme, que señala "el enorme precio que hemos pagado por la civilización y por el entendimiento científico racional: la pérdida de la inocencia y del conocimiento antiguo, mágico, conectado con la naturaleza", refleja en ciertos aspectos el interés de Boorman por el pensamiento del psicoanalista suizo Carl Gustav Jung (interés que curiosamente comparte con Federico Fellini).

El mago Merlín

"Me interesa especialmente de Jung su interpretación del mito del Santo Grial y sus reflexiones acerca de la alquirnia", manifestó el realizador, que se identifica con el personaje del mago Merlín de su película Excalibur (recreación del ciclo arturiano), y con el shaman de la tribu amazónica de The emerald.... a los que considera "arquetipos del sabio, del anciano, del inaestro", según la terminología junguiana.

John Boorman se refirió a su hermético filme de ficción científica Zardoz (realizado en 1973 a partir de una historia escrita por el propio Boorman, y protagonizado por Sean Conery y Charlotte Rampling), al que consideró "una forma de decir hacia dónde se dirige la Humanidad a partir de los datos que poseemos".

Mencionó el realizador un guión propio escrito entre Excalibur (1980) y su nueva película (período en el que se limitó a la labor de produducción) que podría convertirse en su próximo filme. Titulado Sueños rotos, narra "la historia de un ilusionista que descubre cómo hacer desaparecer a las personas".