El Goytisolo del Raval
Para los apasionados de Jean Genet, este libro de Goytisolo es imprescindible.

Más oportunas no han podido ser las escenas de sexo en los soportales del emblemático mercado de la Boqueria que publica el periódico "El País" y que, a Goytisolo, le han parecido todo un "homenaje" al coincidir con la presentación de su libro "Genet en el Raval" (Galaxia Gutemberg, Círculo de Lectores).

El libro recoge varios artículos que el escritor barcelonés ha escrito sobre Genet, a quien Juan Goytisolo considera su "única influencia adulta en el plano moral", así como la correspondencia que mantuvo entre 1958 y 1974 con el autor del "Diario de un ladrón", inédita hasta ahora.

Abre el libro un ensayo sobre las andanzas de Genet en el Raval y el Barrio Chino de los años 30, una Barcelona que, según Goytisolo, constituyó para el autor francés un "territorio moral" donde vivió una decisiva experiencia "totalmente distinta a la de cualquier escritor burgués".
Jean Genet subsistió mendigando, prostituyéndose y robando en una Barcelona en la que se refugió tras desertar del Ejército francés y donde en los años treinta imperaba, en opinión de Goytisolo, una fuerza de "rebeldía que venía, en el fondo, de la pobreza y la miseria" en que sus gentes vivían.

Las fotos de sexo de pago en pleno centro de la ciudad demuestran, para Juan Goytisolo, que en el Raval hay una "continuidad histórica" con ese Barrio Chino de Genet en el que "siempre ha habido una voluntad de resistencia" que ha sobrevivido a sus múltiples cambios y modificaciones.

Y también son, para el escritor, prueba de que las ordenanzas municipales resultan inútiles para combatir la prostitución callejera: "querer reglamentar el desorden social está condenado siempre al fracaso", sentencia el autor barcelonés.

Hace décadas, un Goytisolo educado en la Barcelona "burguesa y católica" descubrió en las Ramblas, el Barrio Chino y el Raval un espacio de libertad "inimaginable en España", por lo que ahora, cada vez que vuelve a esas calles, se siente como en casa. "Ése es mi territorio", confiesa.

Ese Raval que el escritor admira ahora aún más por su carácter mestizo acoge una calle que lleva el nombre de Jean Genet y a cuya inauguración se negó a asistir Juan Goytisolo porque, ha confesado, el autor francés sería capaz de resucitar para reprochárselo. "No me lo habría perdonado nunca", ha dicho.

De hecho, Goytisolo admite que debe algunas de sus reacciones sociales a la influencia del Jean Genet subversivo que en 1968 salió enfurecido de la Sorbona porque los estudiantes lo habían aclamado entre aplausos.

"En París siempre vivía en hoteles cerca de la estación, con la maleta preparada, no era de esos escritores que se sientan en la terraza de "Les Deux Magots" o que frecuenta Saint Germain Des Prés", ha evocado Goytisolo.

"En ese sentido, a mí me ocurre algo parecido", ha reconocido el escritor, que ha recordado una ocasión en que, sentado en una terraza de Marraquech, un barrigón turista con gorra y cámara en mano se le acercó para fotografiarle. "Tuve tiempo de reaccionar y decirle: sí, soy Antonio Gala".