PIEL DE ARMIÑO POR FANNY JEM WONG

PIEL DE ARMIÑO POR FANNY JEM WONG El abrigo se cae a pedazos, lo contemplo noche tras noche frente a los espejos rotos, está raído, colmado de agujeros negros. Trato de no ver, de no escuchar. “Podría curarlo, zurcirlo”, me repito a cada minuto, “podría saciar su hambre hasta que broten nuevas mieles sobre la piel que suspira”. Cuento las monedas que guardo en sus alforjas, insuficientes para repararlo; existen prioridades. Qué más da… ¡Púdrete, maldito traje! Después de todo, no te llevaré a ningún lado; nunca fuiste a ningún lado, solo lo soñaste. Muérete frente al espejo entre caricaturas extrañas, deja que tus huesos fracturados muestren sus causas e ingresa firme a las oscuras galerías del tiempo. Baja los brazos, incéndiate bajo la hoguera; camina descuidadamente por las viejas cornisas, acepta la única verdad que existe para la masa: solo eres un número más entre millones de monos desnudos, sin esperanza, sin mañana, sin futuro.