Obséquiame con los éxtasis de tu deseo
en esta noche viuda de silencios
¡transítame con el gozo de tu cuerpo
que penetra por los poros dilatados de mi anhelo
regálame la savia que brota de tus dedos
en cada pálpito de pieles sin desenfreno
pues quiero ser unívoca sirena de tus océanos
para acallar la marejada que brama deleites y empeños!

Desnúdame con el jugo íntegro de tus besos
¡y clávame en ti!, cual arena en su desierto.

¡Es tanta la carga de mi dolor

que no me sostienes, corazón!

Amor,

te he tanteado entre plumas y algodón

para saciarme de ti, ¡impregnarme de tu olor!

sucumbiendo al capricho de tu son

dejándome la esencia en el meollo de tu canción

porque embaucas hasta al más triste soñador

con la luz seductora que emana de tu candor.

Mas de mí huyes avezado y sin contemplación

dejando al vacío sin nombre y a la pena azuzando el temor

de yacer…

Si me hallo tras el beso de tu silencio

ignorando la escarcha que resbala de mis dedos

¡déjame implantar mi esencia en la jerga de tu recuerdo

donde navego ardorosa sobre los surcos de un sueño

que ondea el néctar extasiado de la fusión de dos cuerpos

resbalándose en la penumbra de ocasos y lamentos!

Y si ves que me abrigo sobre las lindes de tu puerto

¡siénteme entibiada entre pliegues de terciopelo

acariciando los ayeres de apetitos…

¡Me redimiré en mi propia palabra

porque es la médula inherente a mis versos

cincelaré quimeras y plegarias

porque son la ecuánime esencia del sentimiento

delinearé los esbozos de auroras y madrugadas

porque en la reafirmación de las letras es donde me encuentro

construyendo un poema bajo el fulgor de tu mirada

y demoliendo las afligidas huellas del recuerdo!

Y moriré trazando gozos y murallas

¡porque soy trovadora doblegada a la cortapisa del…

Y si te vas

con los surcos pronunciados de mis besos,

¡no peregrines auroras sobre mi cuerpo

ni la savia que te entregué en la hendidura del deseo

porque soy unicidad sobre tu boca y entre mis versos

irrebatible amante en los pliegues de mi lecho

sabiéndome devoradora de carnes, pero también de lamentos

para sacudir mis alas al compás de otros vientos!

Y si te vas

con las mareas fecundas de mi anhelo,

¡no aúlles la zozobra del…

Cuando el silencio me habla de ti

las pupilas del ayer vuelven a temblar

¡quisiera contarte lo mucho que te sentí

escarbando en mi alma, cual arena en su mar,

masticando la deleitosa savia de vivir

sin dejar de gozarte en mi palpitar

porque aún mis manos ansían ceñir

los gozos extasiados de tu dúctil transitar!

Y el silencio me habla sobre ti

lo que yo misma no me atreví a contar

¡aún yace tu boca sobre los besos que te di

mientras…

Apaciguada la nostalgia de tus besos

¡siento el efluvio de pálpitos nuevos

zarandeando cada estancia de mi pecho

cual torbellino ardiente de júbilo y deseo!

No puedo escapar del perfume de mi anhelo

¡soy amante de pasiones y de horizontes frescos

tirana seductora de mieles salitrosas sobre cuerpos

que se conjugan entre pieles cada noche, fuego a fuego!

Usurpadora de límites cuando se trata de empeños

¡siénteme en ti, que luego... ya…

Quiero vivir en tu pecho

cual latido rítmico que subyace en el deseo,

¡nutrirme con la esencia balsámica de tu aliento

entre los labios que succionan besos

porque soy en ti amante desertora del tiempo,

porque eres en mí recio arrebato del silencio

cuando solo nuestras bocas mastican este sentimiento

de tenernos fusionados tanto en las venturas como en los lamentos!



Pretendo quemarme en tu fuego

ardiendo de éxtasis en verano y en…

Siento en tu mirada ese eco
que me implica al rijoso aliento de tu boca,
¡siento entre mis dominios un rebelde jadeo
que subyuga deseos a la custodia de tu alcoba
porque solo en ti me pierdo y me encuentro
en esa vorágine de tu piel y mi aroma
que se conjuntan cual poeta y verso
sobre las orillas balsámicas de tus labios transitando mi fronda!

Siento en tus brazos ese empeño
de pertenecerme, ¡cual primavera a su amapola!

Ayer éramos reales quimeras de un sueño

que se inhalaban en deleites y regodeos,

¡ayer éramos un mismo soplo entre el viento

fusionado sobre cadencias armoniosas de dos cuerpos

ciñéndose al fragor comburente del deseo

en la aventura delirante de bocas y besos

que devoraban las ansias pautadas por el tiempo,

que mecían sus gozos entre brazos fecundos de jadeos!



Ayer éramos estío y lluvia en un mismo invierno,

mas... ¡míranos! Que hoy ya ni te…

Si hoy madrugo los antojos de tu boca
¡déjame desnuda sobre el paladar de ese sueño
para inhalar la seductora savia que me invoca
a rociarme entera con el capricho de tu deseo
siendo de tu campiña abierta amapola
y ninfa inquisidora del tesoro de tus océanos
donde flameo las fogatas de mi alcoba
para surcar las vertientes de tu anhelo!

Y si hoy pernocto el desmayo de tu boca
¡acicálame con claveles, que en tu vergel despierto!

Escondidos en el regazo de un beso

nos vamos confinando sobre los albores del deseo,

¡entregados al unívoco  lenguaje de nuestros cuerpos

que aclama la comunión de mi antojo y tu anhelo

navegando los mares de dos amantes hambrientos

codiciando agasajos aún en el límite de nuestro tiempo

que prodiga nostalgias donde hoy hay empeños,

que aclama indecisiones cuando el afán es confeso!



Sigamos escondidos lamiendo vestigios del recuerdo

¡que hoy…

Voy atesorando zalemas y besos

en los bolsillos vacíos que me ofrenda el recuerdo.

Porque pasará

porque inevitablemente se diluye este momento,

¡porque mañana puedes ser ausencia entre mis dedos

porque el ahora es el instante de estos versos

porque todo lo escrito ya se conjuga en pretérito

como lo harán nuestras manos cuando tienten al silencio,

como lo harán nuestras voces ahogadas en su propio deseo

cuando emerja del calendario otro mes de…

Ven a mí

regálame la primavera que ofrenda tu beso,

¡silénciame con el lenguaje atrayente de tu cuerpo

y con las cadencias seductoras de anhelos

que rigen tus pausas, pero también tus contoneos

sobre esta piel que espera el advenimiento de tu jadeo!



Ven a mí

que te absorberé entre manantiales de deseos,

¡recogeré la savia que germine de tu hiel y mi empeño

para costudiar las…

Aunque la campiña de tus ojos encalle en otra mirada

que salpique de fragores la insonoridad de tu anhelo

¡ya no podrás olvidarme cuando entre el alba

porque nadie se entregará con mi denuedo

reinventándose entre caricias cada mañana

aleteando deleitosas quimeras sobre tu lecho

para rendirse entre la selva de tu savia

y navegar la odisea que emana de tu cuerpo!



No hallarás ofrenda mejor entregada

que la que aflora del núcleo de mi pecho,

y…