Ayer te vi,

desembocando caudales en la frontera de mi fuente,

nadando sobre la marea absorbente de mi cuerpo,

jadeando plenitudes en el núcleo de mi vientre,

suspirando anhelos y gozos en el albor de nuestro tiempo.



Ayer te vi,

acariciando la mejilla desierta de manos y besos,

¡Desdeñando sangres resecas en las vertientes de mi senos,

cabalgando antojos y quimeras serpenteadas sobre el viento,…

Acaríciame,

deja que mis huesos se descalcifiquen en el entorno de tu hoguera,

que estas manos sangren los júbilos de tu sexo,

que mis labios enjuaguen su hastío en flujos que queman

y que se emancipen los desvelos de las ansias sobre tu lecho.



Acaríciame,

desnuda la zalema que se esconde entre mis piernas,

¡Calma el desasosiego de la demora entre mis senos,

agita los crepúsculos y consuma otra luna…

Llegas a mi vida desmembrando pesadumbres y opacidades,

avivando salivas en bocas ásperas de lluvia,

prorrogando litigios y emancipando calamidades

de besos rotos en derivas y calumnias.



Y te toco,

con el centelleo aborigen de mi alcurnia,

con los almíbares que sustentan a mi pastizales,

con el relente tórrido de mi brisa diurna,

con la llamarada febril que impregna a mi piel y mi carne.



Y te…

Amanece un nuevo desierto sobre mi lecho,

bajo la penumbra agorera de apetencias fraudulentas,

con la vestidura calada de tu miel y de tu sexo,

sobre el bálsamo atrayente de erotismo licuado en bisoñas quimeras.



Te pienso mordiendo la vehemencia que transita por mis venas,

desgajando los sudores de noches despojadas de sofocos,

anegando con tu lluvia la hondonada de mi libidinosa marea,

surcando las vertientes…

Canta mi alma los bagajes compartidos,

el insomnio concebido entre salitres y orgasmos,

la alegoría dádiva de sueños y delirios,

los equipajes neutros de abulias y sarcasmos.



Porque te amé,

socorriendo las ausencias que plañías en tu costado,

vaciando los aguaceros tóxicos descifrados en el surco de tus labios,

lamiendo las dudas ambiguas que resbalaban por esos párpados

que se repliegan en la distancia de…

Vuelve a germinar el invierno sobre mis versos,

lluvias y escarchas en los cristales de estas manos,

caléndulas heladas en jardines desiertos,

gélidas columnas en la medianía de mis páramos.



Amor,

has hurtado primaveras entre besos y andamios,

has trasnochado mis auroras irradiando crepúsculos rosáceos,

amor,

has despintado las acuarelas de días cálidos

y has coloreado los retratos sobrios de cielos…

Anochece

y arden mis sábanas en el alegato del recuerdo,

y deambulan mis carnes hacia salitres condensados en aullidos huérfanos

de cielos sin luna y lisonjas de terciopelo.



Anochece

y mis ojos se ofuscan en la fogata de tus besos,

¡Y mis labios degustan confites obsoletos

en este vórtice clandestino de apetitos muertos!



Anochece

y son crisálidas las contertulias de mis sueños,

¡Y son…

No sé conjugar la falacia de tu boca

con las garantías pretéritas camufladas en besos,

no sé maniobrar con infundios vestidos de amapola

ni con asechanzas enmarañadas en tus dedos.

No sé disfrazarme de sicaria elástica del tiempo,

ahora que los imanes seducen escorias y siniestros,

 no sé bautizarme entre la espina homicida de tu cuerpo

cuando se extingue el latifundio de tu piel y mis anhelos.

Calumnia que desbocas raciocinios…

He latido en tus entrañas,

nutriéndome de la caricia perpetua de tu esencia,

he bebido la sustancia de tu hiel y de tu alma

saciando mi vida con la sangre que transita por tus venas.



Ay, madre,

cuántos instantes durmiendo en la canícula de tu esfera,

gimiendo impericias de zozobras y riendo festejos de primavera,

cuántas noches agazapada en el sosiego de…

No voy a mendigarte la antesala de mis antojos,

ni los suburbios enajenados de esta boca,

no arrastraré rodillas ni brazos ante la perspectiva de tus ojos,

ni las mieles aún orgánicas y de sapidez sabrosa.

No voy a secundar las llagas expeditas de tu sorna,

ni los avatares tóxicos que enhebras en otra alcoba.

Desguazaré convenios y dicciones rotas

en la orilla virulenta de tu transitada costa.

Dividiré ese nimio recuerdo entre…

Esta silueta amorfa que nos observa

es testigo prófugo de pasiones encendidas,

de apetitos libidinosos consumados en la hiedra

que embrolla lisonjas dulces y agriadas heridas.

Este viento camuflado en el acorde de una tenue melodía

es la cadencia de mis muslos recreándose en tus manjares,

los flujos desgajados de bocas famélicas y abatidas

en el surco hechicero de tu cuerpo y la intrépida ola de tus mares.

Ese hueso incautado…

Y se quitó la túnica

y apareció desnuda toda.

¡Oh pasión de mi vida, poesía

desnuda, mía para siempre!

Juan Ramón Jiménez

Cuando las puertas del mundo subjetivo se abren, el poeta afina el arpa y tañe la belleza del mundo que lo rodea. Esta semana me honra la presencia de una Novelista y Poeta española, cuya intensidad literaria se sublima con su altruismo y su arrolladora sensibilidad.…

Inevitablemente,  

hay lluvia en mis párpados cuando sacudes tus aguaceros,  

estíos prolongados en los jardines de aromas y claveles,  

aullidos fúnebres entre barreras infranqueables de acero,  

versos atornillados sobre el veneno de una serpiente.

 Inevitablemente,  

hay canciones melódicas en mis brisas cuando cancelas tus desdenes,  

flores pardas conjugando enjambres y cascabeles,  

auroras despejadas en mis cumbres y…