Mientras paseaba, te he visto,

derribándote poco a poco,

desechos tus muros,

aún conservas tu tejado

como si quisieras evitar

el escándalo y la deshonra

pero ya no eres más

que un cascarón hueco y roto,

devorado y vaciado

por el monstruo ciego del devenir,

ahora eres inhóspita,

solo los pájaros y las ratas

hallarán en ti un hogar

pero, ¿cuándo has sido tú

un digno lugar para un hombre?

Seguramente verías

la…

Voy a darte un abrazo,

¿de cuántos segundos me lo permites?

Deja que dure tanto

que nuestros cuerpos se embeban

y la eternidad nos susurre,

vuelto el reloj mariposa

que destelle en el aire.

Que sea muy largo,

que funda nuestros alientos,

que nos permita presentirnos,

que estremezca nuestra herida.

Que el mundo ruede, que pasen siglos

llenándonos el uno del otro.…

Este poeta tan pequeño,

tan humilde y miserable,

tan desconocido y despreciado,

quisiera jugar contigo

a los juegos de los niños,

de los niños sencillos,

de los que se admiran

con una flor abierta

o con las posturas de sol,

no a los juegos

donde uno lucha por vencer al otro

sino a los más placenteros,

a los que impulsa a jugar

un corazón generoso y vivo

lleno de ilusión y fantasía

incapaz de…

A Txaro Cárdenas

     Nicolás y Enrique eran compañeros del instituto y aquella noche se encontraron en la calle. Enrique se mostró sorprendido por la coincidencia y saludó a Nicolás afablemente, Nicolás, en cambio, consideraba que era de lo más normal encontrarse con un conocido en la calle y saludó con mucha indolencia.

     Caminaron juntos hacia las afueras, al lugar donde se reunían todos los chicos. Enrique miraba el cielo de vez en cuando porque le emocionaba la…

A Susana Magaña

     El niño se detuvo en su carrera completamente agotado. Su compañero, adelantado varios metros, se paró también y se echó a reír.
     -Eres una nena, no corres nada -se burlaba.
     El niño miró a su compañero con gesto ofendido y respondió:
     -Y tú eres una moto de gas oil con tubo de escape.

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Nosotros

no somos siervos del interés,

ni del miedo o la vanagloria,

nosotros servimos a la esperanza,

a la libertad y la belleza,

a la pureza y la inocencia,

al bien y la justicia,

añoramos las alas

que hacen dichosos a los pájaros,

el viento que empuja a las nubes

blancas y libérrimas,

el dulce fulgor del amanecer

que, con pudor, vela el horizonte,

la opulenta hermosura de las flores,

llamas de amor de la primavera,…

Triste es el humor del controlador,

cumplir con mil grises obligaciones,

vivir obedeciendo imposiciones

sumido en la tristeza y el temor,

desconocer la luz del buen amor

pues otros mandan en sus emociones

y, envuelto en sufrimientos y tensiones,

creer que liberarse no es mejor.

Ya quiero terminar este soneto,

que entrega mi cabeza a la fatiga

mas como aún le falta alguna viga,

diré que el dominante no es discreto

pues tanto…

Hay que mirar por la honra,
que parezca que eres decente,
que parezca que eres humilde,
que parezca que no eres necio,
cobarde y mezquino,
que parezca que aprecias mucho
a la gentuza que nos rodea,
que parezca que tienes entrañas,
que parezca que no estás muerto,
que parezca
que te late un corazón.

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Pocas veces en mi vida he sentido

los gozos del amor y del respeto,

no hay muchos que convengan que es discreto

hacer queriendo demasiado ruido.

Los pechos de los otros eran nido

de poca anchura, incómodo y escueto

y en él quedaba yo tan frío y prieto

que a penas me sabía bien querido.

Vivía yo en un mundo diferente

muy lejos de los intereses varios

que inquietan y subyugan a la gente,

me aburren los asuntos ordinarios

y tuve…

Este instante se marcha

y nunca más volverá,

es amargo el tiempo

que se entrega al tedio,

el frío y el dolor

se hacen dueños de la vida

cuando el corazón duerme,

esta hora tendría

un fulgor de eternidad

si estuvieras conmigo

escuchándome hablar

del incendio de mi pecho,

recibiendo en tu rostro

los besos de mis labios,

infinitos como las olas,

dejando que mi cuerpo

se sumergiera en el tuyo

entre caricias y…

A Jesús Joaquín Lorente Ruíz

     Tenía una norma que pensaba que protegía su vida: ser fuerte, escuchar siempre a la cabeza en lugar de al corazón. Por eso, cuando el corazón le pedía que estudiara periodismo o que bebiera y fumara o que se comprara un coche deportivo, él prefería obedecer a su cabeza, que le pedía abogacía, dejar todas las drogas o no gastar el dinero dispendiosamente. Suponía que el corazón le pedía caprichos dañinos y que los sentimientos eran, por…

Caminas como una garza,

con solemnidad y delicadeza,

como si manaran de tus pasos

margaritas y ruiseñores,

tienes en tus bellos pies

el poder de las hadas

pues van sembrando la tierra

de belleza y libertad,

si yo fuera de tu mano

por senderos de primavera,

entrarían mariposas

en mi fascinado pecho,

ándame por los adentros,

recórreme los rincones,

tus huellas en mis entrañas

hacen brotar amapolas.…

Eres inevitable y profunda
como lluvia cerrada,
que cae con afán
extendida hasta el horizonte.

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Perplejo me deja que una niña

tan dulce y preciosa

me quiera a mí,

¿por qué me querrá?

¿Será que no soy un demonio?

¿Será que mi pecho es bueno?

¿Será que la luz me habita el alma

como a los ángeles puros?

Me asombra y me sorprende

que la más tierna de las hadas

me dé su amor y que ansíe

que le entregue mi corazón,

¿por qué busca mi regazo?

¿Será que no soy una bestia?

¿Será que empujo la brisa?

¿Será que los campos…

Te amo para henchirte de júbilo,

para alimentar tus raíces,

para hacerte crecer y redimirte,

para llenar de flores tus llanuras,

para que, en tu camino, brille

un mediodía interminable,

para que tu aliento se extienda

con el desembarazo del viento,

te amo para colmarte de bienes,

te amo sin buscar provecho,

para dártelo todo,

para quedarme sin nada,

mi llaga solo es un ansia

de vaciarme en ti.…

Déjame que abrace y te bese

tus muslos de niña, que parecen

gozosos torrentes de miel,

déjame que llene de ellos

mis mejillas y mis labios

para saciar mi ansia

de llevármelos al corazón,

tus muslos tienen

la ternura de las flores,

la delicadeza de las amapolas,

la inocencia y pureza

de la luz de la infancia,

me hundiré también con besos limpios

como arroyo de manantial

sobre tu pubis honesto,…

A J. Yeramia Dominicus

     Solo tenía cinco años cuando pudo entregarse al placer de acariciar el cuerpo desnudo de una niña de su edad, también ella le tocaba a él y la sensación gozosa que sentía con cuantas cosas estaban haciendo juntos entremezcladas de desbordante fantasía y afecto de amigos sobre las sábanas de su cama era un descubrimiento tan extraordinario y dulce para él que nada le hacía creer que hubiera nada de malo en ello. Pero fueron descubiertos por su…

Mi niña buena,

hablarte de amor,

tocarte y besarte

es tan grave y urgente

como que caiga la lluvia

o amanezca el Sol

o duerman los animales

o se rice el agua del mar

con su eterno oleaje,

nada es más necesario

que llevarme a los labios tus manos

o rozar con mis dedos tus mejillas

o decirte que eres bonita

o apartar tu pelo de tu frente

o apretarte

contra mi conmovido pecho,

mi ternura es tarea

tan vital y…

Si no te gusta mi corazón,
aparta de mí tu mirada
pero no me entregues
a la indignación de la multitud
porque, no por insidia,
doy mis pasos en el mundo
sino por la voz llana de mi instinto,
y, en cambio, a ti te conduce
la más vil y necia hipocresía.

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Es la honra una máscara
mentirosa pero amable
que los honrados fingen
tomar por la verdad
sin pasárseles por alto
que detrás de ella no hay más
que almas crueles y egoístas.
¡Qué triste es jugar a eso
y olvidarse de amar!
¡Qué solo está el corazón
en el centro de la plaza!

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