Esta herida placentera 

me debilita las fuerzas, 

mis entrañas delicadas 

mueren de fragilidad, 

mi aliento empuja anhelante 

las paredes de mi pecho 

queriendo huir en tu busca 

para que sanes mi mal 

o me acabes de matar; 

mis venas han enfermado 

de ternura y sutileza, 

se han vuelto de miel y de brisa, 

con afán se agita mi alma 

pugnando por salir del cuerpo 

porque querría llegar 

hasta el umbral de tu puerta 

para que me…

Cuando era niño, muy niño, 

me robaron mi dignidad, 

toda mi vida he vivido 

añorando ser valioso 

y lavar mi humillación 

porque mi alma guardaba 

muy adentro de su entraña 

el dolor de aquella herida; 

hace poco que por suerte 

floreció mi talento 

y mis palabras consiguen 

emocionar y admirar, 

tengo un poder en mi lengua 

que satisface mi orgullo 

y aquella herida ya quiere 

convertirse en cicatriz; 

muchas veces he…

Acabó la tempestad, 

las olas amenazaron 

muy largo tiempo mi barco, 

que navegó los abismos 

y las temibles montañas, 

dura fue la singladura 

bajo las nubes siniestras, 

el viento soplaba fuerte 

tensando con saña el hilo 

que sostenía mi aliento; 

acabó la tempestad, 

la sombra negra del cielo 

se ha tornado manto azul, 

un sol brillante se acuna 

en las tranquilas alturas 

derivando hacia el ocaso 

para que reine una…

A mi amada

     Una vez, siendo un niño, salí al campo con mi viejo maestro. Yo me admiraba de cuanto veía, todo me parecía nuevo y sorprendente pero él parecía aburrido y me informaba de cuantas cosas había con frío distanciamiento y cierto desinterés. Él no paraba de darme consejos para que evitara los peligros, su especial preocupación era que no me manchara la ropa pero yo sentía curiosidad por todo y todo lo observaba y con todo me entretenía. Yo tenía la impresión de…

Niña, tú estás muy lejos

y hay quien quiere creer

que no eres de verdad

pues no has tenido conmigo

una noche de cama

y una infinidad

de morreos calentitos;

si tú no fueras verdad,

vaya un desastre tremendo,

tanto poema sentido,

tan infinito amor,

para una fría pared

y yo estaría más solo

que la tumba de un cobarde;

niña, la gente es muy agria

y quisiera echar a perder

la felicidad que gozamos;

lo nuestro es…

El amor me desborda en el pecho, 

en el mundo, parece reinar 

la claridad de una primavera, 

no quedan sombras en mi camino, 

mi corazón entierra la culpa, 

pertinaz superviviente 

de un pasado muerto hace mucho, 

mi alma brilla en el firmamento 

entre los ángeles puros, 

con regocijo infinito,

estoy bendiciendo la vida 

pues me ha revelado benévola 

su sublime secreto.…

Vamos a hacer de la vida, niña, 

un camino de belleza, 

vamos a hacer cosas bonitas, 

a mirarnos a los ojos, 

a tocarnos los labios, 

a cogernos las manos 

y enredarnos los dedos, 

voy a acariciar tu pelo, 

a rozar tus mejillas, 

a besar tus sienes, 

a apoyar tu rostro 

en mi pecho enternecido, 

niña, vamos a pasear, 

vamos a reírnos mucho, 

a abrazarnos sedientos 

de nuestras dulces almas, 

vamos a mirarnos, 

a decirnos te…

A Patricia Herrera

     Ana, mientras se vestía y arreglaba con apresuramiento, daba instrucciones a su marido sobre lo que tenía que hacer en su ausencia, incluyendo las horas a las que tenía que llamarla por teléfono y las chaquetas y camisas que debía ponerse cada día.

     -No te pongas corbatas rojas que te sientan fatal -le decía a su marido mientras este le subía la cremallera del vestido.

     -Relájate, mujer, todo lo quieres controlar -dijo él.

     -Lo…

La pomposa ciencia dice 

que lo nuestro no existe, 

la religión, que es pecado, 

y los políticos, que importa poco 

pues tienen más utilidad 

el dinero y las armas 

pero lo que digo yo, 

mi dulcísima niñita, 

es que no tengo cohetes, 

ni mítines, ni sotanas 

en la raíz de mi aliento 

pero sí a ti, 

solo tú resplandeces 

en lo hondo de mi pecho, 

mariposa de esperanza, 

rosal de la eternidad, 

río infinito de estrellas, 

solo…

Señorita, usted sabe 

que soy hombre honrado 

de gran constancia y firmeza, 

jamás me propasaría 

incitado por sus encantos 

porque la respeto mucho 

y la tengo en un altar 

mas quiere mi mala cabeza 

insistirme en un capricho 

que no sé cómo decirlo 

porque el pudor me perturba, 

lo diré sin miramientos 

porque hay confianza entre nosotros 

y, si lo oculto más tiempo, 

jamás podré revelarlo: 

quiero ponerle una liga 

en su…

La muerte no tiene piedad, 

es fría y no se detiene, 

no reconoce a nadie, 

no lo llama por su nombre, 

hiela los labios, 

coagula el aliento 

y clausura para siempre el corazón, 

yo no quiero a la muerte, 

quiero ser, quiero existir, 

quiero respirar tu alma 

y volcarte toda la mía, 

la muerte extingue mi llama 

pero tú me das la dicha eterna, 

la muerte hiere y humilla 

pero tú me colmas de inocencia, 

la muerte es una prisión…

A mi madre

     -Papá, la carrera de Empresariales no me gusta -saltó de pronto Alberto durante la comida.

     -¡Cómo que no te gusta, hijo! -dijo su madre sobresaltada.

     -¿Y por qué no? ¡A ver...! -preguntó su padre con aspereza.

     -Me gusta más Magisterio, me encanta tratar con los niños y aprender de ellos -respondió Alberto.

     Su padre se llevó las manos a la cabeza y dijo:

     -Pero tú no estás bien de la cabeza, Alberto. Tienes la…

A Lulu Mortensen

     El pequeño aborigen observaba a su padre fabricar una lanza a la puerta de la choza y, dirigiéndose a él, le dijo:

     -Papá, quiero ir contigo a cazar. Me construiré una lanza y mataré una gacela para que comamos todos hasta hartarnos.

     -No, hijo -respondió su padre-. Para ser cazador, tienes que pasar antes la prueba del gran espíritu de los animales, además, tienes que consagrar tu lanza en la ceremonia del cazador y humillarte en…

El amor que nos damos merecería 

la censura de los moralistas 

y de los científicos 

y de los políticos y escritores 

y de los especialistas 

en todas las disciplinas 

y de los expertos 

en todas las materias, 

merecería el disfavor de la Iglesia 

y de los medios de comunicación 

y de las asociaciones ciudadanas 

y de todos los Ministerios, 

merecería el frío desdén 

de todos los sindicatos 

y de cualquier empresario 

y de las…

A Eya Jlassi

     Para él era más importante uno de los objetos de su propiedad que su propia dignidad, de tal modo que, cuando llegaba una visita, toda su preocupación era que no le robaran nada y era capaz, cuando pensaba que le faltaba algo, de sentir el desprecio más absoluto por las personas más puras y agradables si su imaginación le hacía creer posible que hubieran sido ellas las responsables. Vivía tan obsesionado con la conservación de los objetos que atesoraba en su…

Al hombre que muere,

no se le mira a los ojos,

no se le busca en el corazón,

se le abandona en su desierto,

se le mata por dentro,

nada hay más pequeño

que un hombre que muere

pero yo sé que quien ama

no sucumbe a la muerte,

no puede morir el que ama,

su luz palpita eternamente

porque, en su pecho, se agita

un torrente de esperanza

y le traspasa el aliento

el fuego que humilla a los dioses.…

Eres delicada y frágil 

como una hoja de hierba, 

tan delgada 

que su propio peso 

la doblega y abate 

pero tienes el empuje 

de una gran ola, 

que solo se amansa y alisa 

cuando conquista su meta 

en la orilla arenosa; 

sufro por ti, niñita, 

porque mi ternura teme 

que un azar te haga daño 

pero la felicidad 

nunca me abandona 

porque es el amor que te tengo, 

que nada en el mundo 

podrá arrancarme jamás.…

La vida no es banal, 

cada hora, cada segundo 

está luchando la muerte 

contra la eternidad, 

no nos sobra ni un minuto, 

no es una broma la vida, 

no es una chacota, 

no debemos malgastar 

las palabras y las fuerzas; 

no es un teatro la vida, 

mis sentimientos no son 

una comedia trivial, 

son lo mejor que tengo, 

solo para ellos vivo, 

no son desechos que arrojar 

donde no me estorben, 

quiero amar con avidez 

sin…

En la ruta de la vida,
mis pasos tuercen su rumbo
para alcanzar el bien
pero mi conciencia nunca es mala
porque nunca deja de ser huésped,
la bondad, de mi corazón.

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Dura es mi batalla contra el miedo, 

mil veces me humilla 

atormentando mi frente 

y oscureciendo mis días 

y yo mil veces lo arrincono 

y abato sus fuerzas 

con la furia de mi corazón; 

no se vence en poco tiempo 

enemigo tan terrible, 

quiere mi suerte que siga 

hostigando mi aliento 

después de tantos años 

sometido a su reinado 

de sufrimiento y desesperanza; 

es enemigo poderoso, 

engendrador del mal, 

destructor de la…