Sobre el llanto de mis versos

deposito la plegaria de tu marcha.

¡Cómo escuece el gemido del viento      

entre la oquedad grisácea de estas sábanas,

cómo se disgrega el vestigio de tu aliento

en otra lúgubre madrugada

rastreando besos del recuerdo

aminorando apetitos de vigilias consumadas

mientras mis carnes absorben tu anhelo

que yace impreso en cada palabra!



Y quiero domeñar la furia de mi silencio

¡Pero solo te grito, en cuerpo y…

¡Porque una distancia se disipa en el sentimiento

cuando se rozan dos almas en la caricia de lo eterno!    



Imaginemos la lluvia humedeciendo dos cuerpos

encharcados en quimeras y propósitos de anhelos

¡Imaginemos éxtasis de gozos circundando el viento

mientras que dos manos entibian un gélido invierno,

imaginemos salitres entre la savia de un beso

anegando de pasiones vacíos del silencio,

imaginemos retoños de rosas ladeando el mismo…

Aplacada en el umbral de su penumbra,

mira la noche el ultraje de mis soledades.          



Oh, luna

tú que absorbes sombras de silencios

¡Tú que te renuevas entre acordes de luceros

tú que esclavizas a las estrellas en una danza de requiebros,

grítale el fulgor agónico de dos ojos morenos

que plañen su ausencia sobre lienzos negros

pues no hay colores que acicalen este desvelo

soñándole despierta en cada tinta de mis…

Estás en mí

como el relente sereno que absorbe mi pecho

¡Como cada uno de los suspiros ahogados en silencio        

como las huellas existenciales clavadas sobre el suelo

siendo hálito de vida, protagonista del momento

contrayendo la distancia que asfixiaba a dos cuerpos

en el capricho taimado de mi tránsito y tu tiempo!



Eres en mí

como el trinar armónico de un ruiseñor en invierno

¡Como los sudores obturados entre hiel y anhelo

como el…

Caminé ofuscada al amparo de sus brazos

¡Y transcurrieron hojarascas hasta hallarte en mi silencio!

Llegaste a mí con semblante cabizbajo        

¡Queriendo sanar las heridas del recuerdo

rozándome con rosas en cada instante maltratado

gimiéndome esperanzas sobre los resortes de tu anhelo

arrancándome sonrisas de estos labios agostados

elevándome a la cima con tan solo un beso

aseverando que volver a amar es cosa de sabios

porque no…

Ahora fracturo las cadenas del pasado

indiferente a la censura del recuerdo.

¡Ahora quiero vocear que he amado    

desde arideces cosechadas en silencio

dejándome mi savia en tu costado

alimentando ansias con los vestigios de un beso

esperando que la noche perpetuase en ambos labios

la caricia solemne de un "te quiero"!



Ha sido mucho el tiempo malgastado

navegando charcos de otros aguaceros,

¡Ahora rujen en libertad los…

Rompiste desamparos en estas manos castigadas

saturando mis sigilos con gritos de tu tiempo,

¡Regaste baldíos de hortensias agostadas         

en cada recorrido de tu piel sobre mi cuerpo,

anclaste tu nombre en los jalones de mis palabras

sentenciando pasiones en instantes eternos

llenando de vida cada ausencia de mi alma,

vaciando los quebrantos que ululaban en estos yermos

acunando éxtasis entre rezos y plegarias

como queriendo hurtar mi esencia…

No busques más entre las sombras que musitan

una soledad ilógica de vientos áridos.

¡Ven a mí entre estos versos que te gritan        

para rociar de vida la exasperación de esos labios,

bocanadas de vendimias acerbas te salpican

mas yo soy bálsamo cicatrizante entre tus páramos,

no escuches las gargantas incitadoras de esa afonía

pues no importa que seas mi rescate de un naufragio

los ayeres siempre son instantes que terminan

y los momentos,…

¡Hoy grito la sangre de mi quebranto

en las aflicciones de soledades que mienten

en la cólera airada de un niño que rompe en llanto       

cuando sus sábanas se tapizan de hiel y nieve!



Injusticias enquistadas en los páramos

de corazones insensatos y estériles

¡Torturas pertinaces sobre hombros desgastados

y uñas afiladas extirpando raíces de claveles!



¡Ay, tristeza hercúlea sobre cielos nublados

que atisbas mezquidandes entre calles de…

En el amor no hay reservas.

En el amor nunca es demasiado.      



Te hallé en el núcleo de un horizonte lejano

¡Y quise adentrarme en tus soles y borrascas!

Dormité bocanadas de hastío noche a noche en tu regazo

pero también entregué la vida sobre versos y palabras.

Comencé a paladear la amargura de tus labios

¡Y también los éxtasis en brotes de ansias!

Quise ondear la holgura de tus pantanos

tan solo con el céfiro acicalado de mi…

Mírame y ven

que de esperarte se consuma hasta el recuerdo.

¡Dame la guarida de tu boca      

usurpando hasta el último de mis besos

siénteme brotando cual inflamada amapola

en la fronda codiciada de tu pecho

zarandea los miedos que nos inmolan

entre absurdos recelos de aquel silencio

que prolonga la arribada hacia mi alcoba

desahuciándome en tus inherentes titubeos

los mismos que de gritarme entroncan

con el desánimo acérrimo que plañen…

Hoy quiero mirarme sin miedos

frente a frente, desnuda en cuerpo y alma.

¡Hoy quiero deportar a este sentimiento

que me da vida a la par que mata

atándome en la noria perenne de tu mirada

liberándome entre litigios que sangran

porque me estoy entregando en piel y savia,

porque estas manos se van vaciando entre tus aguas

contoneándome entre canciones y nostalgias

Traslúcida la lluvia de tus ojos

rasga soberbia mi delirio.  

¡Cómo quisiera ser combustión en esos esbozos      

que detienen mi tránsito hacia tu sigilo,

cómo ululan avaros lobos

hacinando mis zalemas en tu olvido,

cómo sangra la hojarasca de este otoño

cuando el viento grita que no eres mío

en ese lacerante vilipendio de abrojos,

en la lluvia justiciera de tus ojos y mi delirio

que embrolla a un cuerpo entre sudores…

¿Dónde hallamos el espacio exacto

de convergencia entre ambas vidas?

Inevitablemente, dos caminos se cruzaron

para rozarse en emociones generosamente tibias

nutriéndose de canciones que asperjan los páramos

de cicatrices obsoletas y exiguas

Se desvanecen tus caricias

en el letargo inapelable del recuerdo.

¡Blandiste quimeras donde no debías

sabiendo que soy amante a corazón abierto

calumniando mi vientre entre la mentira

de quien juega con vileza sobre el sentimiento

ofrendando augurios desde esa mustia cobardía

que te solapa entre una pieza de hiel y viento

moviéndote al compás de unas manos que paralizan

porque no eres dueño ni de tus sueños…

Atisbo mi despedida

aún mendigando la palabra indecible de tu boca.

¡Aprendí a amarte entre vagas letanías

desgarrando mi pecho y mi cordura tras tu sombra

vislumbrando los placeres de una carne tibia

sintiendo el pálpito de esa lágrima que aflora

soñando tu cuerpo en mis noches de vigilia

imaginando tu arroyo empapando esta alcoba

Enclaustrada en el acopio de mis silencios

me hallo, te encuentro,

sabiendo que soy la reducida contención de tu anhelo,

sabiendo que eres ojeada ecuestre del jinete que cabalga sobre el tiempo.



Y se retuercen mis dudas en la ecuación indescifrable de tu pecho

porque quiero, ¡porque deseo!, mas no puedo

sembrar mis estigmas sobre ese corazón aventurero

hijo de las contracciones y dilaciones del viento,…

Rózame en un suspiro de tu alma

que soy nívea candela entre los pliegues de mis sábanas,

dame el murmullo apetecible que evade la calma

y ámame con todo, sin miedo a nada.



Seré tuya en una eterna madrugada

que renacerá en el brote de cada una de mis albas,

vaciaré mis silencios en el arrebato de tus nalgas

hasta que se duela mi boca en los abrojos de esta garganta.

Entre las palmas de tus manos

disemino las dilaciones de este sentimiento.

¡Ay corazón sin amo

cómo agitas los mares cual velero al viento,

cómo hurtas corduras sobre pálpitos

cuando despliegas tu furia sobre el tiempo

cabalgando emociones de ahora y de antaño

inhalando besos en la coyuntura del dispendio

pues eres derroche de anhelo huracanado,