Sexo desprejuiciado y sin compromisos. Amores volátiles, ocasionales o transformados en amistades que perduran varios años. Todo vale. Y los cambios paradigmáticos en el mundo de las relaciones no se hacen esperar.

El nuevo fenómeno de los amigos con derecho a roce, viene sucediendo desde hace varios años, ya se sabía, y era un secreto que todos escuchábamos a gritos. Nuestros amigos solteros, lejos de ponerse en pareja venían practicando este tipo de modalidad de relación. Libres y con un compromiso mínimo, ese que surge precisamente del afecto que los lleva a seguir llamando a esa misma amiga/o pero no solamente para tener sexo, sino que además para transformarlos en un oído ocasional.

Algo cambió y sigue cambiando, ya nadie niega a sus ADR, o amigos con derecho a roce, y mucho menos se los esconde bajo el tapete de la moralidad. Hoy todo se dice, se sabe y hasta llegado el caso se comparte. Estos amigos, donde si vamos en la búsqueda de una definición clásica de amistad, concuerdan solo en la parte de que están disponibles para nosotros en todo momento, son una especie de paraíso emocional. Acaban con la soledad y vienen en reemplazo del touch & go.

Pero, esta transformación de los vínculos está ligada a varios factores socio-económicos y culturales. No surgen porque sí, en una mañana de verano y a nuestro antojo. Todo el clima se viene gestando desde la independencia de la mujer, es que nosotras tenemos mucho que ver en este cambio cultural. Nosotras ahora elegimos y participamos de igual a igual con los hombres. Y aceptamos este tipo de relaciones, rompiendo un poco con el mandato que nos decía que debíamos estar casadas y con hijos antes de llegar los 30. También es cierto que la vida se prolongó, y que las parejas ya no se casan a los 18 o 20 años, todo se estiró de una manera tal que mucha gente recién empieza a planificar su vida en pareja a partir de los 40.

Ya decía el gran Zigmunt Bauman en su obra maestra “Amor líquido”, acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, el frenético consumo de una sociedad de mercado que ha degenerado nuestros vínculos personales al tratar al otro, ya sea amante o prójimo, o como en este caso ADR (amigo con derecho a roce), en una especie de mercancía más, de la que puedes desprenderte, consumir o hasta incluso desechar, cual trapo viejo.

Si bien muchos pueden asegurar, que los ADR, son relaciones superficiales, o con grandes componentes de egoísmo y frivolidad, no lo es tan así. En un amigo con derecho a roce, se puede encontrar la complicidad justa, como así también una honestidad tantas veces no tenida con los vínculos en general.

Y como no todo es malo dentro de este tipo  de relaciones, algunos las utilizan para un momento específico de sus vidas donde sus prioridades varían, o sin distintas a formalizar. Cabe destacar que este tipo de relación prima la igualdad, y la ausencia de hipocresías. Hablar se transforma de pronto en claridad, porque todo se pauta y nace con esa convicción. Es sabido que muchas personas tienen relaciones solo por el hecho de no estar solos, y eso es mucho más hipócrita que tener un amigo con derecho a roce.

Cuando uno prioriza por ejemplo la carrera, o el trabajo muchas veces este tipo de vínculos, acompañan ese momento, hasta cuando llega el amor, que jamás debe esquivarse, ni evitarse. En ADR Amigos con derecho a roce, Manual de abusos y costumbres se trata el tema con ironía, y humor, pero también se refleja este cambio de paradigma donde nadie  quiere compromisos y utiliza durante la etapa adulta esta forma de relacionarse con el otro.

Es que sin duda, los tiempos cambiaron, se aceleraron, las comunicaciones y la inmediatez pasó a ser un elemento casi imprescindible en nuestras vidas y  del que todos abusamos. Y nos vuelve casi adictos a su presencia. Esperar 5 minutos por reloj en respuesta a un mensaje nos cuesta, como también no recibir la contestación de un mail al instante. Cambió todo tanto, que hasta Google puso en sus búsquedas una aplicación de “real time”, o tiempo real, donde lo  que se busca se encuentra al mismo instante que se sube.

En este mundo donde la tecnología juega un papel fundamental, los vínculos que se venían transformando desde principio de siglo anterior, ahora dan un vuelco de 180 grados. Existen páginas para buscar lo que se les ocurra. Y en este training de encontrar solo sexo, o sexo virtual Internet es una aliada. Sobre todo si se trata de hacerse de amigos para el roce. Nuestro universo creció, y las tentaciones que antes estaban lejanas, hoy están muy cerca porque son fáciles de concretar, tanto con un vecino como con alguien de Europa oriental.

Todo esto ayudó sin lugar a dudas a que este fenómeno llegara para quedarse. Sus defensores creen que con él trajo algunos beneficios extras, si bien el termino ADR (amigos con derecho a roce) es relativamente nuevo y suena a pastilla de medicamento para todos los males, en parte se podría decir que lo es. Porque como ya dijimos ayuda a transitar un momento de la vida, que no se quiere ni estar solo, ni en pareja.

Algo me hizo recordar, a un interesantísimo libro del sociólogo francés ya desaparecido, Pierre Bourdieu, que había leído en la facultad, llamado “el baile de los solteros” donde en su estudio de campo mostraba una investigación que había realizado sobre una población agrícola del norte de Francia que revelaba datos curiosos sobre la soltería. “Llevan boina y traje oscuro, se pasean alrededor de la pista pero no bailan. El baile es para los más jóvenes. Y aunque sólo tienen alrededor de treinta años, son ya demasiado viejos y no son lo suficientemente ricos. Éstos son los verdaderos solteros” Pero hoy parecería, que todos hasta estos solteros sin dinero entrados en edad media, también pueden acceder a los beneficios que antes practicaban los más jóvenes. Es como si los, no tan jóvenes imitaran sus practicas de adolescentes. Un eterno adolescente y egoísta que no quiere crecer.

De ahí que los ADR cobraran una importancia intrínseca en todas las metrópolis. Porque este fenómeno no se manifiesta en pequeños pueblos o ciudades, todo lo contrario, es un síndrome de ciudades grandes, con ritmos agitados, donde la oferta en el sentido amplio de la palabra es generosa con los solteros, que cada vez mas tarde llegan al compromiso.

He escuchado en varias de las entrevistas realizadas, como los hombres y las mujeres relatan que  “Para que no se me junte el ganado”, optaron por los ADR, de todas maneras  llamar a las relaciones ocasionales de esta forma y compararlo con una suerte de animales arriados hacia un matadero parece como demasiado.

Porque los que optan por los ADR están necesitados de una forma diferente de compañía afectiva, no pueden estar del todo solos, y este vínculo les brinda una seguridad pocas veces vista. Son una mano o una escucha desinteresada porque no los quieren cazar cual presa.

Pero, después de todo y para entender un poco más todo esto es que escribí un libro donde un poco con humor y un poco en serio pongo algunas pautas para no sufrir en el intento.

Entonces ¿cómo definiríamos a un ADR?

Para empezar deberíamos saber la definición a la que se puede arribar desde la definición tradicional de cada palabra que conforma el término ADR y sería que “Toda persona que esté disponible para nosotros en todo momento y que cumpla con el conjunto de normas de convivencia que le plantearíamos de antemano para tener fricción” sería un ADR.

Pero para que las cosas queden sumamente claras, que nadie termine herido o confundido, es imprescindible hablar o comunicarse con su ADR de una forma apropiada.

De esta forma hay que tener en cuenta lo siguiente.

“Las construcciones verbales deben ser simples, de sujeto y predicado. Es lo que más sirve y mejor funciona. Nada de usar tiempos compuestos, ni personas en plural.

Por ejemplo “Nosotros deberíamos xxxxx” es un grave error. La forma correcta sería “Yo quiero tener sexo hoy vos podes?

Mucho menos utilizar tiempos verbales compuestos, a tu ADR hay que serle honesto, hablar con palabras fáciles y evitar los malos entendidos.

Para poderlos identificar bien y no cometer errores es que existe una clasificación de los tipos de ADR

1.El ADR Social que además de tener sexo, está el que sale a cenar con nosotros, que tiene una buena charla, cierto nivel intelectual y que le podemos pedir que nos acompañe a en ciertos eventos, a los que no nos interesa ir solos.

2.El ADR sexual, con este tipo de amigo no te interesa mostrarte, ni siquiera querés que lo vean llegar a tu casa, solo ambos tienen en claro que es para matarse en la cama, tal vez dos días seguidos y no volver a verse por un mes. A veces pasan meses y no tenés noticias, pero no te importa. Cuando lo vuelvas a ubicar sabrás que estará para cumplir con ese pacto sexual inmortalizado en las cuatro paredes.

3) Otro es el ADR ocasional; éste dura una o dos salidas, hay algo pero no demasiado, no llegan a conectar del todo, te pareció atractiva/o en un primer momento pero ya no lo es más.

4) Este ADR es muy peligroso es el que tiene intenciones no declaradas. Es el típico caso del mentiroso o farsante, él o ella no quieren ser ADR, quieren ser algo más y juegan tu juego mientras creen que podrán engancharte. ¡Ojo! ¡Cuidado!

5) Finalmente, el ADR completo; éste es el que nos puede llevar a la locura, porque si bien tenemos en claro que es nuestro amigo con derechos, cumple con todo, es excelente en la cama, el feedback es placentero, más de lo normal, lo ves con atributos posibles a una pareja, pero no querés mezclar las cosas.

Los ADR son relaciones honestas, sinceras, lejos de ser hipócritas, tratan de preservarnos y alejarnos de personas posesivas, también café aclarar que los ADR, no son para cualquiera, ya que todos no son tan abiertos mentalmente para tener este tipo de vínculo o manera de relacionarse con los demás.

Como toda teoría existen los detractores de los ADR, algunos lo hacen de forma consciente, otros en cambio son esa clase de enemigo íntimo que tratan socavar los cimientos desde adentro y haciéndose pasar por gente que cree en ellos.

Enemigos ADR

El/La  desaforado/a que no sabe dónde está parado/a.

Las que están a la caza de cualquiera que caiga en su red.

Los desesperado/as con certificado de vencimiento.

Los recién llegado/as a la soltería.

Los que no pueden vivir solos y surfean de relación en relación.

Los ex que creen que porque estamos solo/as seguimos pensando en ellos.

Mientras algunos van y vienen y  no identifican bien que tipo de relación están teniendo, es claro diferenciar uno de otros sobre todo para estar preparados. Existen muchos lugares para encontrar ADRs, a veces vienen del pasado, otras se los puede encontrar en Internet, en  boliches, after office etc..Por lo general uno sabe para que quiere esa relación desde el comienzo, en cambio para las personas dubitativas los ADR son un problema. Hay que entender bien que todo esto puede fallar y si falla lo mejor es el diálogo y la comunicación honesta con el otro.