Guerreros de terracota de la tumba de Xianjang | Crédito: Dennis Jarvis - Flickr! (Licencia CC)
Año tras año, decenas de miles de turistas acuden hasta Xi’an, en la provincia china de Shaanxi, para disfrutar del impresionante espectáculo que supone la contemplación del famoso ejército de guerreros de terracota, enterrado a finales del siglo III a.C. para proteger al emperador Qin Shi Huangdi en su viaje al más allá.
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Este fabuloso tesoro arqueológico –parte del complejo funerario del emperador, de colosales dimensiones–, no es solo uno de los yacimientos más importantes del país, sino que además constituye una fuente de información inmejorable para los arqueólogos sobre las antiguas costumbres funerarias chinas. Sin embargo, no es el único enclave de este tipo descubierto en el país asiático.
De hecho, unos años antes del hallazgo fortuito de Xi’an –en 1965–, y a no mucha distancia de allí, en Xianyang, los arqueólogos descubrieron un enterramiento que ocultaba la tumba de los generales Zhou-Yafu y Zhou Bo –padre del anterior–, dos destacados militares al servicio del emperador Jing que vivieron en tiempos de la dinastía Han.
Guerrero a caballo | Crédito: Galerie Zacke ViennaTras varios años de trabajo excavando la tumba, los expertos descubrieron que el enterramiento estaba formado por once fosos, en cuyo interior se descubrieron más de 2.500 figuras de terracota. A diferencia de las encontradas en Xi’an, éstas son de dimensiones más reducidas –las más altas miden 68 centímetros–, y los rostros de las estatuas no están diferenciados, algo que sí sucede en las esculturas que fueron creadas con la misión proteger al primer emperador.
A pesar de sus características más modestas, el enclave cuenta con elementos de interés suficientes como para destacar por méritos propios. En el interior de cuatro de los fosos se encontraron figuras que representan a soldados de infantería, mientras que en otros seis se dispuso a los de caballería, y en el último carros de guerra.
Hasta la fecha, los estudiosos han logrado sacar a la luz más de 580 figuras a caballo y, cerca de 2.000 soldados de infantería, además de una figura de características diferentes que podría identificarse con el comandante de la tropa. Unas cifras espectaculares, que convierten a esta tumba en el enterramiento de la dinastía Han (siglos III a.C. a III d.C.) de mayor importancia entre los descubiertos hasta la fecha.
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Al igual que sus “hermanos” más célebres –los guerreros de Xian–, las estatuas de terracota de Xianyang seguramente cumplieron una función apotropaica: es decir, de protección de los fallecidos, en este caso en el más allá.
Los guerreros de Xianjang | Crédito: Gorekun - Flickr! (Licencia CC)
Paradójicamente, la muerte de Zhou-Yafu se habría debido a los trabajos de preparación de su tumba. Si los relatos que se conservan sobre su figura son ciertos, el general acabó sus días encerrado en prisión tras un extraño enfrentamiento con el emperador, a quien había servido con fidelidad durante la llamada Rebelión de los Siete Reinos.
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Según las crónicas de la época, el hijo de Zhou-Yafu solicitó varias armas a la armería del emperador con la intención de decorar con ellas la tumba de su padre, pero nunca llegó a pagarlas. Cuando el general fue interrogado al respecto, explicó que las armas eran para su última morada, lo que motivó su detención, pues se le acusó de “traición de ultratumba”, al argumentarse que iba a emplear las armas en el más allá para atacar al emperador.
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