BENDICION  DE  UNA MADRE DESHAUCIADA

 

No sabe qué tiene, le duele un piquete

Que siente clavado,  respirar no la deja…

Es dolor que llega, a la misma espalda…

Por más ella busque,  ventilar con fuerza,

Ni eso ya puede, se siente asfixiar…

Ah cómo quisiera se quitara pronto,

Aquella dolencia que le hace doblar…

Recurre a una silla, es donde se sienta,

Está toda doblada, no sabe qué hacer.

Sabe que se muere, eso que ni qué…,

Si acaso llegase en este momento,

La muerte que intuye que pueda llegar,

Será terminar lo que ha ido avanzando,

Se dice ni modo, mas no puede dejar

de tener presentes,  sus hijos ingratos

esos que bien sabe,  va abandonar.

Un último pensamiento incluye

A los tres, aunque no estén aquí…

Con esto que siente, que no le disfracen,

sabe ya está muerta, pronto acabará…

No entiende por qué, se ha ido agravando,

Desde cuando los hijos, la hicieron sufrir…

Las vecinas cuando vieron, desestimaron todo

Según le dijeron,  es frío el que tiene,

Metido entre pecho y espalda,

Mas ella bien sabe, de eso ni lo piensa,

Lo que más le duele, es lo que se tiene

Clavado en el alma, de ver tanta cosa

Como ha ido pasando, en el último tiempo…

Ahí está su marido, Rodrigo se llama…

Se fue hace tiempo, ya  jamás ha vuelto…,

Siquiera a saber, si tiene para comer…

No obstante sigue con ella  presente,

Lo ve en cada hijo,  que con él procreó...

Sabe como quiera,  ese trance amargo,

Luego algunos días,  lo había superado,

Pero luego  llegaron, otras nuevas penas

Esas aunque quiera, ya  no las superó...

Son cuantas a últimas fechas le fueron golpeando,

Provienen  lo sabe, por parte sus hijos.

Le viene a la mente saber que Martita,

Anda en malos pasos, con el tal José.

Ese bueno para nada, que seguramente,

Hará que trabaje,  para él vivir solo

de mantenido por ella, todo para

seguir como anda, viviendo de chulo,

sin más preocuparse, sino de gastar...

Quiso reprenderla, ¿Qué es lo que sacó…?

Que  le echara en cara, cuanto en ella vio,

Así se lo dijo, por su mal carácter,

Rodrigo su padre, fue que la dejó.

No iba entonces ella, perder de hacer su vida

Solo para complacer a un madre mala,

Que se convirtiera en  vieja, histérica a decir basta…

Así mejor calló, ya no dijo nada,

Hiciera cuanto fuera, le viniera en gana…

No iba meterse de nuevo, a reprender la hija…,

Aunque bien sabía,  sólo iría a pecar…,

Se lo hubiera querido evitar, pero no se pudo,

Un montón de habladas, fue lo que ganó.

La otra Jimena, según le informaron,

En cuanto saliera de aquí, ahí fue en seguida

a vivir contenta no lejos de esta casa,

Con uno que sabía, era hombre  casado,

el tal Severiano, quien teniendo esposa,

por llevarse a ella, tiró al abandono,

A una tal Gloria, su verdadera mujer.

A esa sí no pudo,  reclamarle nada,

Cuando quiso hacerlo, sólo se escondió,

El coraje que hizo, se le fue entripando,

De seguro es eso lo que le hace sufrir…

Y ahí  está Jacinto, el hijo varón,

Quien le ha confesado, ya lo andan buscando.

Robó en una tienda, sacó mercancía

que pudo vender,  para así fumar,

de esa hierba mala, que tanto le ha dicho,

la debe dejar. El maldito vicio es su perdición,

ya lo puede ver, con tal conseguirla se obliga a robar…

Luego de aquél robo, sabe alguien le ha visto,

Por ser conocido, ese mismo apenas

  Denunció el ilícito que él presenció.

Ya lo andan buscando y ahora ella no sabe

Si lo debe entregar o mejor esconderlo…

Sabiendo a la larga lo van encontrar…

Demasiadas penas, todas tan tremendas,

Que a últimas fechas  se han ido juntando…

Agobian y de plano… ¡No sabe ya qué hacer...!

Marta, ya lo entiende, en cualquier momento,

Vendrá a confesar, aquello que teme, e irá a suceder…

¿Qué hará entonces? Si apenas comprende,

Que el marido huido, una vez lo sepa,

Recalará contra ella, ya lo puede ver…

Jimena no viene, parece se avergüenza,

No de lo que ha hecho, sino de la madre misma,

Por vivir tan pobre, en este jacal…

Pero más preocupa, qué pasará con Jacinto.

Irá a la cárcel, sufrirá privaciones

Y ella como madre no las podrá paliar…

Por eso es que sufre, por eso es que llora,

Pues por eso mismo,  es que duele tanto,

Y sigue clavada aquella dolencia

En ese pecho viejo que no recupera,

Como hacía antes, sino ahora golpea,

Con saber tan sólo, que sus hijos buscaron

Hacerla sufrir, creyendo no sufrirán ellos

Lo mismo a la larga, pues en esta vida

El que la hace, la paga… Lo ha sabido bien…

Pero qué remedio, eso es indudable,

No estará ya más, para auxiliarles…

Sabiendo para eso, aún les falta tiempo,

En cambio para ella, el tiempo se acaba…

Sentada en la silla, les lanza un suspiro,

Es la bendición que manda para ellos,

Para esos tres hijos,  que Dios le mandó.

De ahí en adelante, no sabe si salga

De esta preocupación, sólo puede añadir…

¡Si ahora me voy, ahí te los encargo…

Cuídalos te suplico, Señor de los Cielos…!

Que yo como madre, ya no puedo más…

Y la madre muere y los hijos vienen

Todos condolidos, saben lo que hicieron…

Tres hijos que dieron penas y más penas…,

Dolores que siente

Clavados muy dentro ¿Y ellos…?

Saben que para ellos,  al final de todo,

No faltó recibieran esa bendición,

que mandó la madre antes de morir.

Ya más calmada, sólo de saber,

La bendición  de una madre,

Siempre a los hijos, les debe llegar,

La vieja acomoda, quiere morir,

Rezando al Señor, ahora calmada,

Ya sabe cumplió  aquí su misión.

No olvidó al final mandar su presencia,

Esa que los hijos mientras tuvo vida,

No quisieron más recibirla de ella,

Pero aún en ese  instante de muerte,

No deja de pensar y grita al Señor

Cuídalos Tú, ahí te los encargo,

Ya me voy contigo, y si bien lo quieres,

Allá los espero sabiendo que siempre,

El amor de la madre rebasa fronteras

¿Por qué no iba ser eso, también con la muerte?

Ya murió la Vieja, llegan los hijos ahora

Todos compungidos sabiendo que ellos,

La dejaron sola mientras tuvo vida.

Ahora que ha muerto saben cuánta falta,

Les hace esa Vieja que tanto despreciaron…

Para ellos es tarde, pero aún sin creerlo,

Allá en una nube se asoma la Dama,

Está feliz de ver que los hijos arrepienten,

Llegaron a verla, eso es lo que cuenta…

Y si no la vieron cuando aún vivía,

Ahora arrepienten, aunque sea tarde,

Eso significa, el amor de la madre,

Trascendió fronteras e hizo el milagro

Que arrepintieran los que no la vieron.

Y estando en la nube, levanta sus ojos

Es muda su súplica pero muy sentida

Expresa lo mismo que expuso en vida…

¡Gracias Señor…, síguelos cuidando…!