que cantaba canciones de amor,
de esperanza y de igualdad.
La oruga no era hermosa
pero sus bellos ideales
enamoraban a las mariposas
y era, además, trabajadora.
Al crecer la oruga se convirtió en avispa,
una avispa encantadora.
Con su dulce sonrisa les dijo a las mariposas:
—Yo tengo el secreto de la felicidad.
Ellas le creyeron y le dieron todo su dinero.
La avispa fundó un imperio
donde vende humo con perfume a sueños.
Las mariposas compran la esperanza
de encontrar el amor verdadero.
Nadie sabe lo que ocurre puertas adentro,
pero si le preguntas a mi amiga la avispa
te dirá con dulzura que solo hace lo necesario,
que para cumplir los sueños
se ha de volar más alto que los demás.
Y así es que la avispa voló tan lejos y tan arriba
que ya no distingue lo que está bien
de lo que está mal.
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