Cuando salí de la universidad,
mi mayor empeño era huir de la gente
porque su roce me dejaba
inquieta y desolada el alma,
lo último que quería era
dar clases a una multitud
de adolescentes maliciosos,
todos los estudios que había hecho
no me eran útiles para otro trabajo
e hice oposiciones a ordenanza
pero no las aprobé
porque las decepciones
no han escaseado en mi vida,
pasaron los meses
y mi psicólogo me recomendó
hacer un cursillo.
donde al mismo tiempo que aprendía
y hacía competitivas mis cualificaciones,
trababa amistad con otras personas,
yo no tenía ganas
de hacer amigos,
mis semejantes me venían
demasiado grandes,
yo solo disfrutaba
con los platillos volantes
y la parapsicología
pero por miedo a empeorar
hice caso a mi psicólogo
y, con la intención de ser
empleado de oficina
fui a un cursillo de ordenadores
que en aquel tiempo pesaban
más que valían,
me gustó una alumna pero yo no podía
conquistar a una mujer
si ya me era difícil superar
el miedo a que me miraran,
la mayoría de los días
no dije ni palabra,
tuve como un triunfo la vez
que demostré estar vivo,
no hice ningún amigo
pese a que estuve cien horas,
me sentía tan inferior
que no creí probable
que le interesara a nadie,
metí el título
en un cajón
y seguí sin tener trabajo,
hice enseguida otro curso
para aprender a escribir a máquina
con técnicas audiovisuales
supuestamente pedagógicas,
el muelle para fortalecer los dedos
se me caía al suelo
y las teclas avanzaban dos espacios
cuando yo las pulsaba,
renuncié a seguir
para liberarme de la angustia
de pasar una hora
sin poder fumar
entre gente extraña
que me intimidaba,
qué insignificante me sentí
siendo el peor de los alumnos,
tan malo que aún ahora
escribo con dos dedos,
sufrió mucho mi espíritu
creyéndose incapaz
entre personas normales
que se mostraban superiores,
al poco me tocó renovar
el permiso de conducción,
en la entrevista, solté
que era enfermo mental
mi psiquiatra hizo el informe
y por él averigüé
que mi pensamiento era pobre,
que mi enfermedad no tenía cura
y que era escasa mi capacidad
de ejercer un empleo estable,
desde aquel momento, me sentí
todavía más pequeño,
más impotente y mísero,
yo quería ser un hombre
tan válido como los otros,
le eché valor y decidí
dejar de estar enfermo
y dejar de tomar
el haloperidol con que me medicaba
pero mi decepción fue rotunda
porque caí en el delirio
más espantoso que nunca tuve
y creí que ya estaba
rozando la deficiencia mental,
cambiaron mi medicación
y muchos meses después
conseguí recuperar la calma
pero ya sin ninguna esperanza
de escapar al trabajo en la tierra,
tan duro y tedioso
y que sufrí más de veinte años,
en ese tiempo, me sentí
muchas veces el tonto del pueblo,
nadie tenía en el mundo
las manías que yo tenía,
nadie era tan torpe para hablar
ni tan incapaz de defenderse solo,
aún me toco ir
por consejo de un psicólogo
a un centro para enfermos mentales,
allí ejercité habilidades cognitivas
con ejercicios para niños,
el horror de sentirme uno más
entre discapacitados intelectuales
me atormentaba tanto
que ni aun en mi casa podía
desprenderme de mi ansiedad,
dejé de ir a aquel centro
de orientación muy conservadora
y también dejé al psicólogo
que me lo recomendó,
que estaba más loco que yo,
en adelante me armé
de orgullo y pundonor,
por dentro acumulé rencor
contra todos aquellos amigos
que no supieron respetarme
y que me habían abandonado
sin compasión alguna,
pasé muchos años solo
usando libretas cuando necesitaba hablar,
cuando Zapatero mostró su falsa piedad
hacia los fumadores locos
al hacerles excepción
en sus leyes antitabaco,
como si los locos no pudieran
evitar ser un estorbo,
dejé de fumar para siempre
sin una sola recaída,
sin un solo minuto de tentación
porque había pasado veinte años
agarrado a la azada
y a mí no me decía un político
que yo era una carga para la sociedad,
murió mi padre por la epilepsia
y yo añoré a los otros
para no irme solo a la muerte,
me había alejado de ellos
sentir que era inferior
y quise mostrarles sin pudor
lo más valioso que escondía,
compré un ordenador
y aprendí a manejarlo,
empecé a publicar mis obras
en el mundo de internet,
no pude demostrar valía
en aquel cursillo de ofimática
pero esta noche he conseguido
que se interese un profesor
de la Universidad de Buenos Aires
por uno de mis poemas
y el pasado lunes me entrevistó
una radio de Madrid,
ya voy creyendo un poco
en el respeto que merezco
después de tanto luchar
y muy poco se me da
de las voces autoritarias
que quieren que piense
que les debo algo.

https://www.facebook.com/Lossuenosdeunjovendespierto?fref=nf
http://lurgarlor.blogspot.com.es/
https://www.facebook.com/pages/Luis-Rafael-Garc%C3%ADa-Lorente-auto...
©Luis Rafael García Lorente