La voz de la luna llena entre sus labios zumbaba, media desnuda y mojada como si fuera una Sirena al final de una lluvia fresca, salió de una ola de marras y me sonrió a sus anchas al mirarla; como una montaña volcánica, ironizando al pedir magma. Su velo al cuello colgado me hipnotizó en sus encantos. Calló el encaje a las piernas y me miró al deslizarlo. Sus bellos senos de hembra los disimulaba en vano, pues sus vellos erizados se excitaron al rosarlos; y sentí su piel con mis manos, disfrutando sus encantos al tocarlos…
 
Y me hice agua de un salto, de esa que cae de lo alto de un real milagro realizado; al gozarla con mis manos, refrescando mi arrebato. E hipnotizados como astros, divagamos la vía láctea deletreándonos, acostados.
 
Y en acto premeditado se concentró en la evidencia, dejándome saber que era ella quien me invitaba a su fiesta. Con razón me había flechado, me fue imposible evitarla pues de frente nos cruzamos por el borde de la playa. Su guitarra la he tocado cantándole Serenatas Clásicas que bajo la luna bailamos. Y desvestida y oronda la vi tocar el Poniente mientras rasgaba mi espalda, con sus uñas largas de Gata. Bajo tela transparente mi Duende se volvió pirata, de esos que abordan las Damas, para amarlas hasta que el sueño plazca.  
 
Se quitó sandalias y falda, la despeiné y le unté aceite; y como avellana en masas, se abrió sin ritos al alba ya consciente de quererme. Me dio besos por la cara y se acarició la mirada celebrando mi Apolón rebelde; y se mostró como yo quería verle, como montaña excitada y vuelta magma.  Ensimismada y embelesada en torrentes, quemada en leña y ardiente de esperanzas. Me mostró su vientre imberbe de Ninfa Hembra y Mujer cándida; y en caldera de humos hirvientes que por mis recuerdos andan, me fundió gimiente las barbas bajo sus cascadas de aguas bravas…
 
¡Y en sus caderas me ha bañado una y mil veces con sus orgasmos que hablaron cada vez que gimió tenme, vuelve explótame y revuélveme; y déjame caer mil veces sobre tu esqueleto en peso. Toca mi piel y enduréceme los senos mientras me perviertes el cerebro; a puro dedo y con tus versos!
 
Y su vientre fue una hoguera que al besarme me quemaba con el temblor de sus ganas. Entre los mangles saltaba buscando uvas caletas, tomó cerveza de lata y mordió las frutas frescas que se encontró allí regadas;  aquella madrugada ebria, llena de versos que la idolatraban al contarla. Pomarrosa y cerezas, mangos, manzanas y fresas, las probó todas al dármelas; robándome besos sin plagia y dándome todo lo que me tocaba al bien tocarla. Esos besos esmeraldas que ella regala a quien ama; y a quien la haga magia en salsa acalorada y orgásmica.
 
Me los pasó en boca a boca, sumergida, incendiaria. Y en muerde ahora mi gracia, llénala de tu ardor y lamela; y ámame como si me tragaras, en una boconada mágica. Y dámela cada vez que te plazca, solo llama si me extrañas, solo pide más mañanas; y tendrás las que te plazcan sin contarlas. Dulce Araña que me atrapa entre su tela mojada. Aliento a Dios de las Sabanas, Ángel delirio y palabras que llenas de amor me matan, me dijo así, sin que le pidiera nada; así eres tu yo le dije, bohemias bisagras engrasadas antes de usarla en mecánicas mundanas.
 
Me las pasó en boca a boca; reflexiva, solidaria. Saliva, fuego, tonadas, maracas y serenatas clásicas. Y me hiso el amor hasta que se sofocó a sus anchas con todo el calor que le daba, con mis palabras del alma…
 
Viví sus entrañas vivas al filo de una estampa mística, deshiló lazos y tiras con sus piernas vueltas ferias, sueltas como barras míticas por un sombrero atraídas. Vino y me alocó las venas y con sangre irrigó mi tierra y mi cosecha divina, abrió ventanas, corrió cortinas y ondeó por toda la casa. Volvió y me pidió que viniera como si fuera una estrella iluminando un universo ecuestre, para que la viera entera volando un cielo de letras; coronada como Reina y desnuda como Sirena entre peces. Y tanto le gustó mi jerga, que se volvió miel de abejas.
 
Y la he besado mil veces cantándole un bolero a medias, se lo grabé sobre la arena rodeada de velas verdes, de sol, de luna y de esperma derritiéndose sobre sus piernas.  Como le gustó mi jerga me ha dejado sus aretes; y hoy oro por volver a verle, a la luz de mis tristezas pasajeras.
 
Pues como le gustó mi jerga se que volverá a aparecerse, para que le esculpa sobre ella mi viva estatua de cera, para que velas le encienda con los versos que me quedan para ella, para su sirena de hembra bella que sobre olas se esparce en gotas gélidas; que se vierte en las mareas al poniente de mis letras. Como le gustó mi jerga, espero que esta noche vuelva y me lleve hasta su orilla, que sobre las olas venga a llenar mi playa de tinta. Con los colores de su esencia de maravilla infinita; que en arcoíris se pinta al borde de una historia descrita, como si volviera a vivirla lleno candor y dicha.
 
Pues la recuerdo y me eriza las comillas y la íes. Si me recuerda y me silba tendrá los besos que pida; ojala que vuelva a verla en alguna orilla de isla enternecida, como aquella playa de tinta que me inspiró entre sus piernas tan bonitas al abrirlas. Para que la playa sea el paraíso de nuestras juergas, que inspiren a quienes nos vean regando besos de arena, a amarse a ciegas hasta que desde el azul vean tierra, arboledas, cuevas piedras y mareas. Como le gustó mi jerga me está tocando a la puerta, me está esperando allá afuera para que le diga entra mi Musa nueva…  
 
La traje con mi cabeza y mi imaginación de poeta; porque me gusta su presencia toda ella. Como le gustó mi jerga, quizás esta vez se quede por mis letras. Y ojala que el verso vuelva, a la realidad en su presencia.
 
Como le gustó mi jerga no se perderá otra entrega de estas; y las leerá completas pidiendo al cielo que llueva sobre ella, que venga al alba y que vuelva a verla, para devenir cometa de leyendas como musa de poemas. Como le gustó mi jerga ahora me llama el Alteza de su Reina, me pide a gritos candela, que encienda velas y perlas. Me dice amor cuando vuelvas pídeme lo que tú quieras. Se va a una playa que sueña, canta desnuda una nana a la luz de la luna llena, despierta al sol en mañanas y me baila un tango en piezas; y juega al don de sus caderas, magmica, orgásmica y ebria…
 
Y como le gustó mi jerga, ya no se va de mi casa ni aunque la saque a la fuerza. Me mira, sonríe y se pega, me roba besos y empieza; el hilo de otra estampa nueva. Al filo de las mismas letras que me entrega su Musa ecléctica…  

Picture Valérie Badet by LOO.