El Fuego del Alma

Cuentan que hace cientos de años en una isla bretona, vivía un viejo hombre no se sabe cuántos años tendría, pero su larga barba delataba siglos, como seria esto que cada cien años de tan blanca que la tenia empezaba a crecerle de nuevo con cabello negro como el de la juventud, su nombre era Medum, reunía en torno suyo a los niños y jóvenes dándoles a conocer sus historias, entonces les relato lo siguiente:
Tengo en mis recuerdos a una pequeña hada de cabellos rubios como el sol, con a las pequeñitas que la sostenían muy bien en el aire, era juguetona como ella sola, su nombre no lo recuerdo muy bien parecía ser Yuly o Yula, un día volando por el campo encontró un pastor durmiendo bajo la sombra de un abedul, era un hombre de mediana edad, lo observo intrigada de su cuello pendía una piedra que ella no había visto, se acercó casi sin hacer ruido mas el aleteo de sus alas despertó al hombre que rápidamente la cogió en sus manos, ella trato de escapar mas no pudo, el la miro a sus hermosos ojos que reflejaban el cielo y ella también le miro a sus ojos y vio dentro de ellos una pena muy grande sin querer le pregunto con su vocecilla ¿Qué tienes en tu corazón que por tus ojos llora? El sorprendido por esta pregunta le dijo o pequeña lo que tengo en mi corazón es un dolor muy grande e perdido a quien más amaba, ella llenaba mi vida, cuando volvía al hogar sabía que estaría esperándome y sus besos bañarían mi rostro y yo la alzaría en mis brazos como el viento alza el trigal, más mis días de dicha se extinguen sin su presencia, la muerte la arrebato de mis brazos en una noche sin estrellas, ahora los días se me hacen eternos, no encuentro contentamiento y lo único que tengo de ella es esta piedra que me entrego en su lecho de muerte, es una piedra muy especial dijo el hada, lo crees tú, si la miras bien en su interior pareciera tener una luz que brilla por sí misma, en la observo con detenimiento tienes razón, es como si un fuego llameante jugase dentro de ella, creo dijo Yuly que tu amada dejo dentro de esta piedra una parte de su alma para ti, para que la recordaras y no estuvieras triste por su partida pues a la tierra donde las almas vuelan esperan a sus seres amados para reunirse nuevamente, al hombre se le llenaron los ojos de lagrimas, mas no de tristeza sino de alegría comprendió que su amada Ópalo, lo estaba esperando y había dejado parte de ella con él, para que sus días fueran más alegres, desde ese instante su vida se lleno de una nueva luz, comprendió que la trascendencia de este mundo no es nada comparado con la eternidad del espíritu, ya no fue más ese hombre cabizbajo y Yuly lo acompañaba en el cuidado de sus ovejas y conversaban largamente de las maravillas del mundo de las hadas y elementales que hacen de esos parajes verdaderas obras de arte en la belleza de su floresta, pasaron los años y Manuel sabiendo próxima su ida de este mundo llamo a Yuly y le dijo, te quiero dejar mi más preciado tesoro por haberme acompañado todos estos años, mi Ópalo de fuego que representa la esperanza de una vida nueva y el comienzo de un nuevo Amor Eterno, sus ojos se cerraron con una paz que reflejo una sonrisa en sus labios, Yuly le beso y por esos ojos que siempre habían sido alegría broto una lagrima, que cayendo se convirtió en una luz que acompaño a Manuel en su viaje al encuentro de su amada. Fin
Autor:  Luis Medina U.                                                                                                                                                                                  Todos los derechos reservados Enero 2012

Opalo de Fuego