Un pueblo pequeño, paraíso  viviente donde la naturaleza se confunde con las flores y pájaros de colores.

Familias sencillas, clases  sociales variadas ,alta, media  alta, , pobre  y media pobre, vaya  la expresión ,porque me encanta jugar con las clases sociales, esas  a las que los humanos les damos el poder, no  es lo mismo comer en una  lata que servir la mesa con jarra de plata ¿no?...

Tarde soleada de una primavera que aún no asomaba pero se podía ver en los hermanos árboles el comienzo de otros ciclos, silenciosamente volvían a la vida, con  brotes salientes, buscando  explotar en cualquier momento para demostrar a los humanos como nos ayudan cada día más.

Una niña de tierna mirada, cabellos  de oro y cara de ángel caminaba en el pueblo en el que ella tanto confiaba, jugaba  a saltar alambres y cercos,   ir a la escuela, le gustaba sentir el olor a almidón de los guardapolvos de sus compañeros, el  de ella casi nunca estaba planchado pero con su distracción  ni cuenta se daba.

Se pasaba soñando con un mundo mejor, por  las noches tocaba las estrellas y pedía al creador le regalara una de ellas.

Pasaba los días  jugando hasta que una noche de luna  muy clara, reunida con los chicos de su edad sintió algo extraño, una fuerte luz la envolvía, era  una nube tibia

Que parecía niebla, dé  repente su cuerpo flotaba en el espacio, subía  al infinito ¿no era eso lo que ella tanto quería?...

 Se vio rodeada de ángeles que ella veía de color plateado, comprendió  que había algo más que ella no sabía, algo  estaba cambiando en su vida, latidos  gigantes,

Sueños milagrosos, alguien  la soltó y cuándo reaccionó estaba en la puerta de su casa, él  tiempo no se había detenido, los  chicos jugaban igual, todavía atontada miraba para todos lados, nadie  había notado nada. les preguntó si habían visto algo, pero  como la veían siempre rara nadie le dio importancia.

Al amanecer despertó la niña, tenía  la boca seca, ansias  de comer pero no era hambre, salió  al patio de la casa vieja, y en ese momento vio la tierra, hacía  mucho que no llovía estaba convertida en un rico polvo se tiró de panza en el suelo, sentía  una hermosa sensación de ser ella tierra misma, el  olor, ése  olor cuándo la lluvia la moja, era  el mismo que salía de su boca al contacto con la saliva, después  de haber vivido esa experiencia  feliz  se fue a dormir nuevamente.

Cuándo despertó  era hora de ir a la escuela, un  cuaderno y un lápiz la acompañaban en su difícil tarea de aprender, la escarcha resbaladiza mojaba sus zapatillas rotas y sus pies se congelaban pero ella no lo sentía.

 Pedacitos de escarcha bañaban  su boca reseca, se sentía  un poco rara, sin querer se preguntaba que había pasado en la nube, pero  no le daba importancia, rocío  del cielo de ella emanaba, olor a rosas había quedado en su cuerpo y su inocencia era mas pronunciada.

Habló con una rana que encontró en la zanja sucia, dónde  el agua corría ácida y olorosa, la acarició y le preguntó

-¿te sientes cansada?..

-No! Dentro de un ratito el sol calentará mi piel y me sentiré una reina dentro del planeta, vendrán  mis amigos, hermanos, cumpliremos con otra etapa que el creador nos ha encomendado y a ti ¿Qué te pasa?..

-nada, nada, no  lo entenderías, éste  ser humano que va de mi mano…

Es tarde, ya entramos a la escuela, a la salida te contaré algo.

Quedó la rana pensativa pero pronto se olvidó de la pequeña, él  sol ya calentaba su cuerpo y sus ojos se convirtieron en perlas, eran  dos diamantes llenos de destellos.

La pequeña entró a la escuela, se  sentó en un banco al lado de su hermano, éste  la había buscado tanto y no la había encontrado.

-buen día señorita..

-buen día Candida..

La mujer la miraba, ya  sabía de memoria su pelo enredado, su  guardapolvo sucio y su dejo de “nada”.-.

Su hermano enojada le decía

-donde estabas?

-conversando con una rana

-Loca, cada  día estás mas loca..

-la niña sintió rabia y dolor y sus lágrimas comenzaron a brotar de sus ojitos, mientras  su hermano le preguntaba el porqué del llanto.

Trató de concentrarse en el pizarrón, qué  ubicación tenía ese río, en  la multiplicación, pero  no entendía nada, solo  estaba en su mente su experiencia del día anterior.

Llegó la hora de salir, los chicos todos corrían, ella  se preguntaba a donde iban, esperó  que todos salieran y caminando despacio llegó nuevamente a la calle que la conducía a su casa, cuándo miró  l a tierra era algo que la atraía y sin pensarlo se tiró sobre ella y comenzó a comerla, era  hermoso el contacto de su saliva con ella, su  boca se resecaba pero cuál era el misterio, y porqué ella tenía que probarla.

Su hermano le pegó el grito

¡Cándida!, que  estás haciendo?..

Ella asustada como pudo le contó la historia, incrédulo  éste la miraba

-no le digas nada a mamá, no  comprendería ..

Hablaba con las platas, jugaba  con los animales, pero  desde ese día otra cosa la atraía, el  cementerio.

Esperaba que fuera la tarde y caminaba despacio hacia él, cada  vez que un cortejo fúnebre se acercaba ella se paraba frente, era  como si tuviera la necesidad de recibirlo.

Que magia la vida, la  soledad se había convertido en su compañera, ya  nadie quería acercarse a su lado y la llamaban “la sepulturera”, ahora su hermano no tenia necesidad de buscarla siempre estaba en el mismo lugar, la  puerta principal del cementerio.

Ya no entendía de chismes de comadre, de  horas de dormir, dé  horas de comer, había  cambiado por completo su vida.

Una tarde llegó al cementerio y vio dos ángeles plateados que venia acompañando al cortejo, se  asombró al verlos, era  la primera vez que ellos se hacían ver después de aquel encuentro, sintió  pinchados en el cuerpo y de un salto miró el féretro pequeño

Blanco como la pureza del ángel que llevaba dentro.

Cada ángel plateado tenía en sus manos un cristal del cuál salían destellos como pequeños arco iris de colores muy intensos y comprendió que acompañaban el alma pura para que compartiera con ellos la enseñanza milenaria de otros mundos ya impuestos.

Cándida sabía que a ella le tocaba la otra parte del evento, consolar  a los humanos

Que el creador había elegido para que fueran los padres en éste camino lento.

Acompañó en silencio, la  tierra ya tenía el hueco donde descansarían los restos del pequeño cuerpo, las  flores ya marchitas se enterraban junto a él y sus padres desconsolados tomaron el primer trozo de tierra y con gran dolor lo arrojaron para que tocara y golpeara el cajoncito en el cual había estaba el cuerpo que había sido parte de ellos.

Cándida no se movía, quería  explicarles que tenían un ángel que los protegía desde

Otro plano, generalmente sabía que los humanos elegían el cielo sin saber que el centro de la tierra era el lugar correcto.

Y así fueron sucediendo los pasos, cada  día era un nuevo desafío, en ese camino no había clases sociales, sólo  dolor y misterio.

Cuándo terminaba todo Cándida volvía mientras su energía seguía trabajando para darles mas consuelo.

-Vete loca, no traigas desgracia!

Se escuchaba cuándo ella andaba cerca de alguna casa, corría  y se revolcaba en la tierra queriendo meterse dentro de ella, era allí donde encontraba consuelo.

Dura misión la de la pequeña, con  tan corta edad y con una misión tan delicada en la tierra de ser consuelo ante el dolor ajeno.

Al poco tiempo fueron citados sus padres a la escuela, la directora muy amable les dijo

-no lo tomen a mal, pero  estoy algo preocupada ,creo que Cándida tiene algún problemita, no  presta atención, su  mirada está rara y en el pueblo se comentan cosas feas.

Les pido por favor la hagan ver por un médico.

Los padres que nunca se habían alejado de ella la llevaron al médico del pueblo, él  diagnóstico era el de siempre

-está todo correcto, está  sana, y no tiene ninguna alteración aparente, demuestra  inteligencia, sólo  que parece muy sensible, pero  eso es todo.

Los padres mas aliviados fueron a la escuela a llevar el diagnóstico del médico, la  directora decía,

- puede ser el cambio de la adolescencia.

Pasó el tiempo y un día su hermano llegó gritando a la casa

-no quiero ir mas a la escuela, me dicen el hermano de “la sepulturera”y ella cada día está mas loca!!

Nuevamente los padres al ver al pequeño decidieron hacer la consulta con un hechicero

El día que la llevaron ésta entró sonriendo, éste  con unos humos trató de sacarle los “malos vientos” como él decía pero al otro día estaba como si nada hubiera pasado,

Éste dijo,

-la niña no tiene nada, está  mas conciente que nunca

 Entonces  decidieron cambiar de médico, para que fuera más fácil para ellos la internaron en un hospital, ella  les pedía por favor que no la dejaran, que tenía que cumplir con deberes, sin  saber que su deber era estar donde algún ser humano partía hacia otro plano para aliviar el dolor de sus deudos.

El comentario del pueblo era que había enloquecido del todo y la habían llevado a internar, pero  nadie realmente sabia lo que pasaba.

Un mes y ella no volvía, casi  dos, los padres la visitaban ella no quería hablar, se negaba a comer y sin darse cuenta enloqueció de verdad.

Una noche llegó un llamado a su casa

-quien habla, sí  que quiere, que  dice de Cándida..

El que hablaba era su padre, su  madre al oír el nombre de la pequeña saltó de la cama y tomó el teléfono.

-hable, que  dice, dé  quien habla..

Del otro lado una voz contestaba

-cálmese señora, tiene  que venir urgente, cándida  está muy mal…

-ya salimos para allá..

Ya era tarde cuándo llegaron, cándida  había partido hacia otro mundo mejor a encontrarse con los ángeles plateados, ha  contarle el porqué no la habían encontrado.

Sus padres aún se reprochan haberla internado en un lugar tan lejos, nadie  fue a su velatorio, sólo  ellos, ni  sus familiares, su  hermano él que tenía culpas por haberla dejado sola tanto tiempo, pero  al fin todo había terminado y ella los miraba desde su lugar y les preguntaba porqué no la habían comprendido ,ahora no estarían tan desconsolados ..

Ya ha pasado mucho tiempo, en  el pueblo los dichos se fueron distorsionando y los que llegaron después van a su tumba a pedir consuelo cuándo una desgracia les llega.

Ella  por supuesto se los da, porque  igual acompaña los cortejos fúnebres total ya  nadie la ve y  no le tienen miedo.

Su hermano le pone las flores más frescas las que ella agradece y le borra sus lágrimas

Sus padres ahora comprenden porque ella los fue a recibir  cuándo partieron  a otro plano para explicarles la misión y decirles que los había perdonado.

Grandes misterios, cuándo en  vida no la querían,  de muerta le rinden  homenajes.

Si todos comprendiéramos un poquito más al otro, no  habría tanto dolor ni tanto desengaño en éste pequeño mundo, donde a veces triunfan los que equivocan el sentido

 creyendo que son inmortales.

Realidad o misterio? algún  día sabremos la mejor parte de esto.-

Autora Antonia lujan Vázquez de Argentina.-