«—Y unas curvas… ¡qué curvas! —detalló con un matiz goloso—. ¿Te acuerdas de aquellas postales patrióticas?
En el frente de Francia corrían de mano en mano unas tarjetas postales con imágenes de bellas señoritas desnudas retratadas en eróticas posturas, que se distribuyeron con el loable y patriótico fin de elevar la moral a los soldados. Y ¡vaya si lo lograron!»
(DELICIAS Y SECRETOS EN MANHATTAN, capítulo 5)
Vuelvo con una curiosidad de esas que me encanta incluir en mis novelas. La exaltación del erotismo es una de las razones por las que la época en que transcurre DELICIAS Y SECRETOS EN MANHATTAN resulta apasionante. Los que conocéis mi estilo, ya sabéis que no se trata de una novela romántica de las consideradas eróticas; en absoluto. Pero familiarizarnos con el ambiente en que se movían los personajes que pueblan sus páginas nos ayuda a conocerlos mejor.
Es a principios del siglo, con el nacimiento del cine, cuando empiezan a filmarse las primeras películas que mostraban imágenes de sexo explícito, pero de eso ya os hablaré en otra ocasión.
Es a principios del siglo, con el nacimiento del cine, cuando empiezan a filmarse las primeras películas que mostraban imágenes de sexo explícito, pero de eso ya os hablaré en otra ocasión.
Hoy quiero hacer un repaso a las primeras postales eróticas. Éstas eran cartulinas con fotografías de desnudos femeninos o insinuantes retratos de señoritas en ropa interior. Algunas de ellas, coloreadas a la acuarela para dotar de realismo las imágenes en blanco y negro.
La tarjeta postal aparece por primera vez en Francia, en el Estrasburgo de 1870 asediado por el ejército alemán, utilizada por la población civil como via para poder comunicarse con el exterior. Se hizo muy popular porque contaba con una reducción de franqueo respecto a la carta ensobrada.
Los fotógrafos franceses tardaron poco en verle otras posibilidades y en rentabilizarlas, ya que suponían un soporte gráfico barato, de fácil reproducción y comercialización. Algunos plasmaron escenas pornográficas de alto contenido sexual. Estas postales consideradas "indecentes" fueron concebidas para disfrute de caballeros en círculos elitistas o en ambiente de burdel. Hecho documental clave para entender el cambio de mentalidad que supuso la transición del XIX al XX y que cobró todo su explendor en la Belle Époque. Pero no son esas en concreto las que hoy nos ocupan.
Otros retratistas emplearon la tarjeta postal como medio de expresión artística. Un soporte distinto y novedoso para enalzar la belleza del desnudo masculino y femenino, tal como se ha hecho a través de la pintura y la escultura desde el principio de los tiempos. Pero mucho más impactante por su realismo que la imagen pictórica, por lo que la fotografía supuso desde su invención un serio competidor para ilustradores y dibujantes.
Poco a poco, éstas van adquiriendo un tono más frívolo y sensual en una sociedad que siente una mezcla de fascinación y turbación ante la imagen de un cuerpo desnudo.
Si en la II Guerra Mundial, las "pin up" del dibujante Vargas ayudaron a mantener alta la moral del ejército americano -en toda taquilla, ambulancia o cabina de avión colgaba una de las famosas "Vargas Girls"-; durante la Gran Guerra se distribuyeron postales eróticas para elevar el ánimo de los soldados que estaban en el frente. Tal como narro en mi novela, las llamadas "cartas postales patrióticas", retratos de bellas señoritas en sugerentes posturas, corrían de mano en mano entre las tropas a ambos lados de las trincheras.
No sólo mostraban desnudos. Las imágenes de la mujer, envuelta en sensuales piezas íntimas que incitaban la imaginación, supusieron un drástico cambio en la concepción de la ropa interior que hasta entonces era un mero símbolo de recato -profusión de tela, lazadas, ataduras y prendas unas sobre otras-. O de posición social, ya que a las mujeres con corsé les era materialmente imposible desempeñar un trabajo que no fuese breve y sedentario.
Gracias a estas pícaras postales, la lencería femenina se convirtió en objeto de fantasía erótica.
Os invito a mirar este vídeo-montaje que recoge una selección de tarjetas postales eróticas de 1900 a 1929. ¡Seguro que habría hecho las delicias de nuestros bisabuelos!
Y no olvides que DELICIAS Y SECRETOS EN MANHATTAN estará disponible en las librerías y puntos de venta en septiembre y que Éride Editores, desde su web, envía pedidos a cualquier país del mundo.
FUENTES:
Érotique 1900
El entorno: técnica y cultura de la fotografía, cap. II. Archivo ARPA.
Historia de la lencería femenina. Resumen exposición "Secrets" en e...
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