Mas cercana a los cincuenta que a los cuarenta. Administrativa en un despacho de abogados de Madrid en el entorno de Cuatro Caminos. Vive en Vallecas y todos los días coge la línea 1 de metro para acudir al trabajo.
La semana pasada, el jueves, cuando se marchaba fue llamada por su jefe al despacho para amonestarle, suavemente, eso sí, porque había llegado tarde a la oficina los últimos cuatro días. Ana admitió las citadas impuntualidades y, al ser preguntada si existía un motivo que las justificara, dudó si confesar la verdad. Finalmente, sacó del bolso el “cuerpo del delito”: un ejemplar de “Currículum Mortis”.
El jefe no entendía nada hasta que Ana le confesó que los cuatro días, absorta en la lectura de la novela, se había pasado de la estación de Cuatro Caminos y no se había dado cuenta hasta llegar a la de Plaza de Castilla.
El jefe, por su expresión de estupor, no daba crédito a lo que le estaba contando y Ana, ni corta ni perezosa, le entregó el libro con una sonrisa al tiempo que le decía:
- Si no me cree, lea la novela y luego me dice si están justificadas o no mis tres impuntualidades.
El jefe de Ana está leyendo Currículum Mortis….
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