Hace tan solo cinco años Ronan Farrow era conocido solo como el hijo de Woody Allen y Mia Farrow, un hombre que, sin quererlo, fue protagonista de uno de los divorcios más polémicos que ha vivido la historia reciente de Hollywood. 

Pero hoy, este periodista de la revista «New Yorker» y ganador del Pulitzer gracias a sus reportajes de investigación, publica en España la novela «Depredadores» (Roca Editorial), una obra estandarte del movimiento #MeToo. 

Esta es la historia no contada de las extrañas tácticas de vigilancia e intimidación desarrolladas por hombres ricos, poderosos, que preferían amenazar a periodistas, evitar responsabilidades y silenciar a las víctimas de abusos antes que cuestionar su propia conducta. 

También es la historia de varias mujeres que lo arriesgaron todo para revelar la verdad.

Farrow es uno de los reporteros que más contribuyó a la caída del productor Harvey Weinstein y de otros importantes depredadores de la industria del entretenimiento. 

La narrativa personal de Farrow empieza con la lucha encarnizada que mantiene con su progenitor, el realizador Woody Allen. «Los periodistas cargamos con nuestra historia personal y la reflejamos en nuestros reportajes. Yo no era realmente consciente de las subidas y bajadas de mi propia experiencia mientras escribía el libro. Fue cuando Harvey Weinstein empezó a atacarme, cuando dibujé la relación con mi propia historia familiar».

Su causa personal ha sido el motor del tsunami internacional del movimiento #MeToo, al que se han sumado hombres y mujeres de todo el mundo que han sufrido en sus carnes el abuso de poder. A sus 31 años, encontramos a Farrow en Los Ángeles, en el emblemático teatro Orpheum de la calle Broadway, donde, el pasado noviembre, presentó su libro en la ciudad. «Esta es la historia de gente muy valiente que se ha negado a callarse», dijo ante el aplauso de la audiencia.

En la caída de Weinstein

En 2017, una investigación rutinaria para la televisión reveló a Ronan Farrow una historia de la que hasta entonces sólo había rumores: uno de los productores más poderosos de Hollywood era un depredador sexual, protegido durante décadas por imponer un sistema de terror alimentado por el miedo, el dinero y el silencio de la industria de Hollywood que prefería mirar hacia otro lado antes de revelar la verdad. 

Farrow describió durante la conversación la presión que él y otros periodistas sintieron al investigar sobre Weinstein. «Vivimos en un tiempo donde la retórica autoritaria es el arma contra los periodistas. Mi libro es una carta de amor a toda la comunidad de reporteros en busca de la verdad». 

El autor relata en sus páginas cómo abogados o espías expertos en guerras, contratados por Weinstein, montaron una campaña secreta de intimidación para amenazar su carrera profesional, siguiendo cada paso que daba, e incluso utilizando contra él una serie de abusos en su propia familia. Durante todo ese tiempo, Farrow y su agente tuvieron que guardar silencio, hasta que finalmente un rastro de pistas destapó la corrupción y las tapaderas desde Hollywood a Washington. 

«Que me espíe un productor de Hollywood, cuando he sido perseguido para matarme, no me parece tan dramático», dijo Ronan, que ha trabajado como reportero de guerra en Afganistán, provocando la carcajada de la audiencia.

Farrow, hijo de la actriz Mia Farrow y el director Woody Allen, ha vivido toda su existencia en el ojo público y a la sombra del escándalo. Su hermana, Dylan Farrow, acusó a Allen de abusar sexualmente de ella en 1992, una controversia que Weinstein intentó usar para desacreditar los informes de Ronan Farrow. 

«Me insultaron utilizando momentos de mi vida que yo mismo he intentado superar durante años», dice, reconociendo su conexión personal con el material. «Obviamente, tengo una sensibilidad especial por estos temas, pero, en mi familia, el valiente no soy yo, sino mi hermana. Yo simplemente cuento las historias de estas sobrevivientes». 

También admitió que, como reportero, había sido reticente a trenzar su propia narrativa en la historia: «Me interesaba hacer un trabajo detallado con una estructura de ficción, al estilo de los detectives Raymond Chandler y Dasheill Hammett, con la complejidad que exige relatar la realidad de la violencia sexual y los ciclos de abuso. La historia de Harvey Weinstein fue el ejemplo arquetípico de una cadena de corrupción que no se puede romper incluso ante una evidencia claramente convincente».

Redactando incluso sus propias dudas, Farrow no se posiciona como un héroe y se desprende del mérito con el que se le acredita la revolución del #MeToo. «Las víctimas son los héroes. Como periodista he intentado examinar cada acusación para no arruinar la vida de ningún hombre. Hemos retratado depredadores de alto perfil, no con acusaciones involuntarias, sino acusaciones fundadas en un periodismo profundamente informado y examinado que casi nos cuesta la vida». Farrow hizo una breve referencia al rumor sobre su paternidad (se dice que su padre biológico fue Frank Sinatra), cuando se le preguntó si tenía buena voz para cantar. «Sí, lo hago», admitió riendo y demostrando su gran sentido del humor.

Las acusaciones contra Woody Allen se mantienen

Para contrarrestar el daño que le ha hecho a su imagen el libro «Depredadores», Woody Allen decidió escribir sus memorias: «A propósito de nada». Unas memorias contratadas por la editorial norteamericana de Farrow y luego rechazadas. En una declaración tuiteada por Dylan Farrow y firmada por 7 de sus hermanos, afirma que sus acusaciones siguen en pie.

Una declaración firmada por los hermanos de Dylan: Matthew Previn, Sascha Previn, Fletcher Previn, Daisy Previn, Ronan Farrow, Isaiah Farrow y Quincy Farrow.

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