Enero 3, 12:30. Medio metro de nieve. Los copos interminables son una prueba de fuego para la paciencia. Parece que todo se extinguiese, que nada fuese redimible.
Sobrevivimos inmersos en la atmósfera lóbrega de una guerra cada vez menos lejana, cuanto que más funesta, sometidos a un día a día de estrecheces sin cuento. Es imposible vislumbrar aún el final de esta demencial aventura no obstante, cuánto recelo me provocan las cada vez más frecuentes incursiones del enemigo en nuestro espacio. Esquiva y retraída conduzco mis “pautas” sociales entre gentilezas acartonadas y vacuidades de mercado. Los escasos hombres, vejetes de agarre agresivo - e ideas “impropias” - me miran sin interés o en algún caso con afanosa lascivia. Ellas en tanto, pandorgas embuchadas de papa hervida, sinuosamente voluptas de torrentosa arrogancia, cuidan de sus maridos como un perro de su hueso. Los solteros, como una hipótesis descartada sólo atinan, sin gracia ni destino, a un deambular alcoholizante por rincones y callejuelas infectos de corrupción. Esta impotencia ante un mundo dominado por fuerzas inconcebibles y primitivas acosa mi razón y me provoca horror. No soy sofisticada, ni linda ni atractiva pero desearía afirmar mi vida aislada, deslumbrarme con los matices, sumergirme en paisajes bellos. Bañarme… ¡oh¡ quimera.
Mimo, en horas de la tarde se devoró un gorrioncillo congelado. Ha comido más que yo seguramente.
Enero 14. 23:56. Nos hemos convertido en una gran mancha blanca. No hacemos sombra. Largas colas para proveernos de sal, aceite, arroz. Todo está racionado por los señores de la guerra. Los coches que circulan por las calles son prácticamente los mismos: Oficiales con los soldados en el pescante y su estruendosa custodia de motoristas armados hasta los dientes..
Hoy me amonestaron severamente. Soy motivo de vergüenza para mi esquelética familia. En horas de la noche, en que debería dormir para recuperar fuerzas, me permito escribir cuentos y esbozar proyectos literarios que palpitan en mi cabeza embrollada. Me levanto agotada: grave pecado en estos tiempos. Anna descubrió algunos manuscritos y (la tonta) dio la alarma... Excepto tú y mis libros todo se ha constituido para mí en un páramo desestimulante.
Enero 21. 06:10 El frío es insoportable y escasea el carbón.
Ayer Borja me llevó a los fondos de su negocio, llenó la habitual bolsa de carbonilla y me la mostró al tiempo que posaba descaradamente una mano en sus zonas... Intente correr pero me impidió todo escape cerrándome el paso con su corpachón de caballo. Me amenazó con que me cortaría los suministros. No tuve opción. Me tapó la boca y me volcó entre los cascotes oscuros. Odio a los hombres más que nunca, los odio, malditos, insensibles, desgraciados asquerosos…
Enero 23. 23:56. Los fatigosos y rutinarios deberes domésticos son prioritarios: “Vamos haragana… alimenta esa lumbre; pela las chauchas de una buena vez que pronto llegarán tu padre y tu baldado hermano, descalabrados de tuercas ajustar y bombas sellar para mayor gloria de nuestro “amado” Führer. Bien sabes que seremos objeto de rezongo si la comida no está lista. Limpia el excusado con más cuidado, so holgazana; cámbiale los pañales a los mellizos y sécalos cuidadosamente antes de hacerlo ¿has entendido?... Es-cri-to-ra, habrase visto.”
Mi vida intelectual cuenta no más que para mí. Vivo en una prisión pero mis personajes vuelan y se escapan. Llevan en sus vientos el ignoto destinatario de mi amor.
Enero 26. 01:13 Odio la luz del día, me duele mucho defecar, sangro. Trato de sobrellevar todo con buen ánimo. Mamá reza constantemente. Creo que de seguir así perderá la razón. Con un pretexto bien elaborado (a cambio de otra obligación) no he vuelto al maldito dispensador…
Enero 28.08:25.Hoy el sol calienta tímidamente.
He escuchado por ahí que estamos retrocediendo, que algo así como que la “campaña del Oeste” ha sido un fiasco. Los chicos enrolados que vivían en las manzanas próximas no han vuelto. Recuerdo sus marchas triunfales, con su propio demonio dibujado en aquellas caras lampiñas e impasibles. Ayer he visto un crucifijo enorme cabeza abajo y una campana centenaria desplomada sobre un pobre burro de tiro. No hay nada misterioso en la vida, sí lo hay en lo inexplicablemente estremecedor.
Enero 31. 11:16. Llueve y nieva, nieva y llueve.
Noche y día, gris y negro. Negro y gris Le tengo miedo a las estrellas, su frialdad acentúa el espasmo bronquial. Hago fiebre y tirito intermitentemente. Falta agua fresca. He notado en el Mercado movimientos furtivos de hombres y mujeres. Todo se compra, todo se vende. El hambre…
Febrero 3. 20:10 ¡¡ Nos están bombardeando ¡¡ El pavor me impide sostener la pluma.
Esas sirenas…Felizmente alcanzamos el refugio. En la atropellada fueron aplastadas varias personas. No hemos convertido en animales. Sólo nos rige el instinto.
Marzo l8. Hace varios días que prácticamente no salimos del bunker. La familia se ha disgregado y si bien me doblega la pena son más fuertes los automatismos que estimulan mi deseo de vivir y superar la tristeza paralizante. Prácticamente no se puede salir a la calle. Nos bombardearon por tercera vez en el día. Mimo ha desaparecido como todo lo no humano que puede consumirse. He visto un individuo enjuto, hecho ascuas, royendo con fruición salvaje un hueso grande, grande. Escuché también tristes notas provenientes de un violín ejecutado por un hombre apoyado sobre una pared semi derruida; miraba hacia el infinito con la muerte en las pupilas.
Marzo 30. El sol se deja arrullar por las nubes grises y desaparece cobardemente.
Nuestra casa, nuestra manzana se han convertido en un montón de escombros. Estoy aún viva por pura casualidad. Mamá, consumida por la desesperación, (tengo entendido) desapareció con los mellizos y Anna, la pobrecita tal vez se encuentre por ahí, sometida a la rabiosa intemperie de ganarse la vida... He perdido contacto con todos. No sé nada de papá y Franz. La fábrica fue alcanzada y hecha polvillo. El olor en el refugio es insoportable. Presencié en él el alumbramiento de una niña. La madre sufrió mucho en la espantosa puja. Traer un niño al mundo hoy por hoy es una procacidad.
Abril 17 (creo) Perecer por hambre o bajo fuego de munición son las opciones más frecuentes para quien no tome precauciones y se exponga. Los aviones a baja altura vuelan en bandada como los mosquitos y cubren con su sombra la luz del sol. Los infelices que quedan a la aventura son barridos por la metralla. Nuestras necesidades las hacemos donde nos encontremos en ese momento, intentar otra cosa es perder espacio y eventualmente la vida. Con el tronar incesante de las bombas el ambiente se puebla de gritos, quejas y llantos. Lo poco que la gente trae para consumo personal es objeto de abusos y maltrato. Nos comportamos como animales, lobos impiadosos, implacables.
En determinado momento una mujer joven, entre empujones y codazos se abrió paso en busca de un espacio para sentarse. Lo hizo al lado mío. Tocada con un vistoso pañuelo sobre la cabeza no tendría dos o tres años más que yo. Rostro oval, boca roja de brillos acaramelados me sonreía constantemente con un pícaro dejo de desvergüenza. Había introducido algunas habas en el amplio espacio del bolsillo delantero del delantal. “Me llamo Ethel”, dijo. Me ofreció compartir su comida con una sonrisa maliciosa. Sus pechos eran voluminosos y firmes. No entendí enseguida el motivo de mi perturbación. Acercó un haba a mi boca introduciendo, además del alimento, parte de los dedos que acaricié suavemente con mi lengua. Dejó de lado su quehacer alimenticio deslizando por debajo de mi pollera sus manos rudas y cuarteadas. Mi sexo se estremeció y la besé apasionadamente.
Abril 30. Algunos almendros han florecido entre la muerte y la destrucción. Yo también lo he hecho de algún modo y he tomado habida cuenta de aquel deleite desconocido y la alegría que creí perdida y que me he propuesto disfrutar mientras perdure.
Mayo 21. 01:35 a.m.
El Ejército Rojo ha irrumpido antes que ninguno en la ciudad desmembrada, finalmente defendida por niños. Hincaron su roja bandera de triunfo en lo más alto de las ruinas del edificio del Correo. Se cuentan cosas espantosas acerca de su comportamiento con las mujeres. En la precaria construcción del inquilinato en la que vivo con Ethel las ventanas golpean con fuerza en los contrafuertes. He terminado como he podido un relato largo que habla de la magia de la naturaleza, insectos, peces, paisajes y el amor furtivo, huidizo y solapado.
La ciudad va retomando lentamente su ritmo. Oigo taconazos cerca, barullo de borrachos. Disparos al aire. Los soldados con su uniforme inconfundible derriban la puerta a culatazos…Ha llegado mi
LUIS ALBERTO GONTADE ORSINI
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Agosto de 2011
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