-¿Sabes lo que me pasó la otra noche? -me preguntó Carlos.
-¿Qué? -contesté bebiendo de mi copa, porque sí, los vampiros bebemos alcohol y nos emborrachamos, y reaccionamos igual que cualquier borracho humano, perdemos el control. Lo único diferente en nuestro caso, el el anormal crecimiento de las protuberancias que adornan nuestra boca, normalmente las mantenemos a raya, pero cuando uno pierde el control, lo pierde por completo.
-Me ligué a una tía que estaba muy, pero que muy buena. Tenía unos melones ... más o menos así -hizo el gesto de agarrar un par de pechos imaginarios, muy, muy grandes, imposibles de abarcar con las mano.
-¿Y?
-Perdí la cabeza, ya sabes como me ponen las tetas grandes. Los capullos estos empezaron a crecer -me contó señalando los colmillos.
-¿Y te los vio?
-No.
-¿Entonces?
-Digamos que el sabor de la silicona es asqueroso.
-¿Le pinchaste una teta?
-Ummmhhh... sip.
-Menos mal que el anestésico de la saliva le ahorraría el dolor.
-Sip, y no tiene cicatriz. Pero va a denunciar al cirujano plástico. Y yo soy su testigo.
-¿Qué?
-Tío qué iba a hacer yo. Le dije que era culpa del que se las puso, que eso no era normal, las tetas no se desinflan por un simple bocadito ¿no?
-Pero sí por una puñalada de cinco centímetros.
-Ya, pero eso no se lo iba a decir. Hay algo más.
-¿Qué? Porqu lo que no te pase a ti...
-Solo te pasa a ti. Es tu jefe.
-¿Qué? el cirujano que la operó, es tu jefe.
-Vete a tomar por culo.
-Sí, sí. La próxima vez mejor me recreo en el culo.
-Olvídalo que ahí también se ponen prótesis.
-¿No jodas?
-Si yo te contara.
-Detrás de ti hay una tía que no deja de mirarte.
Me volví para ver a la chica en cuestión. ¡Oh! era realmente guapa, tan alta como yo, vamos, no mucho. Ojos oscuros, melena al viento, al viento del ventilador colocado en la barra. Mira, parece un video clip porno, si se quita la camiseta... y entonces lo hizo. No lo de quitarse la camiseta claro. Me sonrió. Adopté mi postura original sin corresponder a su gesto de interés.
-No es buena idea -dije a Carlos.
-¿Cómo que no? pero si está cañón y es tu tipo.
-Tú lo has dicho, es demasiado mi tipo. Seguro que estos -señalé mis colmillos -salen y la asusto. Es mi tercera copa. O peor aún, imagina que le pincho una teta, perdón, no tienes que imaginarlo.
-Muy gracioso, pero no parecen de silicona -lo miré con mala cara y seguí a lo mío. Pero la chica era resuelta.
-Hola -tenía la voz aterciopelada, dulce.. algo ronca por el deseo, vale, sí, yo también he visto las pelis del Cullen ese. En realidad la voz ronca se debía más al ron preparado que se estaba tomando.
La miré e hice un gesto de cabeza, me aseguré de no abrir la boca.
-Me llamo Lori y tú?
-Dr. Gotici.
-¿Dr. es nombre o apellido?
-Eres una graciosilla ¿eh?
Ella me dedicó otra de sus deslumbrantes sonrisas, yo por puro nerviosismo le di otro trago al cubata, y los putos colmillos crecieron unos cuantos milímetros más.
-No, pero es que te he preguntado tu nombre, no tu profesión. Pero todos los médicos sois unos engreídos.
-¿Y tú a qué te dedicas? -me animé a preguntarle. Una voz detrás de ella contestó.
-A cazar vampiros -. El contenido de mi boca, vamos el trago del cubata que debería haber caído por mi garganta, se paró en secó y decidió salir al exterior en dirección a la cara de Lori.
-Pero qué coño... -el tipo que lo había dicho se acercó a ella servilleta en mano.
-Lo siento -no pude decir nada más bajé la cabeza y me dirigí al baño.
-Una mala noche -oí que decía Carlos.
Cuando llegué al baño, mis bichos ya medían lo suficiente como para desinflar varios pares de tetas. Respiré hondo, me eché agua el cuello, conté a hasta diez, veinte, treinta... cuando salí Carlos estaba solo en la barra.
-Es inspectora de bancos de sangre. Lo de cazar vampiros no era literal. Bueno si me caza a mí sí, pero... no normalmente -me contó Carlos.
-Creo que es hora de irme a casa.
-Pues yo le voy a hacer un favor a la rubia esa de la esquina -Giré la cabeza en dirección a dicha esquina y vi al rubia en cuestión. Bueno vi las protuberancias que la rubia apoyaba en la barra.
-Ten cuidado, aunque son de otra marca, no creo que el sabor te vaya a gustar más.
Salí del local dejando a Carlos pegado a las tetas de la rubia. Me subí el cuello de la cazadora de piel y me dispuse a desatar el casco de mi Harley.
-Después de calarme lo menos que puedes hacer, es llevarme a casa ¿no crees? -di un respingo ante el meloso sonido de su voz, básicamente porque me pinché en el labio inferior, ante el nuevo crecimiento
que experimentaban mis colmillos. Hijos de puta. Asentí y le entregué el casco sin más.
-No hablas mucho ¿eh? -le mostré una sonrisa ladeada sin despegar los labios. Noté que se le erizaba la piel.
-Lo que has hecho ahí dentro es una guarrada -me dijo con voz temblorosa mientras retrocedía un paso. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba avanzando hacia ella como un lobo hambriento, ya sé que las comparaciones entre lobos y vampiros no están bien vistas, pero no se me ocurre nada mejor. Mediante un leve empujón la apoyé contra la pared.
-¿Quieres probar algo realmente guarro? -en mi cabeza sonó sexy, erótico, gamberro, caliente... hasta que la oí reírse como una loca.
¡Coño! intentar vosotros controlar el ceceo con unos putos colmillos de cinco centímetros en la boca.
Solo se me ocurrió una forma de hacerla callar... y funcionó, vaya si funcionó. Y mis colmillos no le importaron en absoluto.
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