«No se consiguió, pero con la nueva presidencia, hay mayoría congresista verde (por el color de la protesta) y han aumentado los votos entre los senadores. La crónica de la película, pese a lo que pueda parecer en un primer momento, no es la de una derrota, sino la de una victoria en marcha», dice el director desde un convencimiento tranquilo, con los ojos abiertos.
A nadie se oculta que, y pese al respeto con el que son recogidas las opiniones contrarias, ésta es una película a favor de la causa y pensada desde el primer momento para la celebración y hasta la furia. Y es ahí, en la revuelta, en el tumulto encendido, donde el documental hace fuerte. Se trata de capturar la fiebre de las calles y hacerlo desde la vibración de lo evidente. Pocas veces un movimiento feminista, o sólo popular, se mostró y exhibió más activo, más creativo, con tanto poder de convencimiento.
«Hay algo que une la protesta de las madres de la Plaza de Mayo en pie de guerra silenciosa por sus hijos desaparecidos y la de sus nietas empeñadas en terminar con los horrores que deja a su paso la clandestinidad del aborto. Las primeras visten un pañuelo blanco y las últimas, lo hacen verde», comenta Solanas. La película se estructura en cuatro grandes bloques. De un lado, retazos del debate en el Parlamento que se alargó más allá de las 24 horas seguidas; a su lado, y en paralelo, distintas generaciones de feministas van modelando el sentido de una ira que también es convencimiento; del otro, el fervor, y, en ultimo lugar, los testimonios del horror.
Por estos últimos se da a conocer la historia de Ana María Acevedo, que contaba con 19 años y tres hijos cuando se le diagnosticó cáncer. Los médicos le negaron la quimioterapia de rigor en cuanto se descubrió que volvía a estar embarazada. Un comité ético compuesto por personal sanitario y representantes de la Iglesia católica fallaron a favor del feto. La decisión acabó con la vida de las dos. La madre, Norma, aparece y reclama justicia. En otro momento, se cuenta la historia de una mujer que, tras presentarse en un hospital aquejada de hemorragias, fue acusada, arrestada y condenada a siete años de cárcel. Todo ello por lo que quedó demostrado que fue un aborto espontáneo.
Son sólo dos casos entre mil que el hijo del también cineasta Fernando E. Solanas y autor del mítico documental La hora de los hornos utiliza a modo de violentísima ilustración. La película, en claro homenaje a la cinta del progenitor, utiliza textos que surgen de la nada con tipografía inmensa. Por ellos sabemos que sólo el 2% de los títulos de propiedad de la tierra en Argentina está a nombre de mujeres.
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