En Solo para soñar, Philip Marlowe tiene ya más de 70 años y vive retirado en una apacible villa en México, disfrutando de su jubilación. Conserva la apostura de otro tiempo, viste con elegancia, fuma con indolencia y se apoya en un bastón que esconde en su funda una afilada hoja de samurái. Aun así, el detective echa de menos los viejos momentos: se siente fuerte y le gusta el dinero. ¡Qué no daría por un último caso!
En la vida real, ese Marlowe encanecido y a punto para la artritis seguiría bebiendo limonadas bajo su toldo, pero en la ficción los deseos se hacen realidad, y entonces llega el cliente: una compañía de seguros que sospecha de la argucia de una viuda cuyo marido, también anciano, ha aparecido muerto ahogado en una playa cercana. Sin embargo, no hay cuerpo para cotejar la versión oficial: el cadáver se ha incinerado a toda prisa. ¿Ha muerto realmente el señor Zinn, o es todo una hábil pantalla para cobrar una póliza millonaria?
El punto de partida podría ser perfectamente el de una novela de Raymond Chandler, el verdadero creador de Marlowe. Pero Chandler falleció en 1959, tras haber publicado su séptima novela con el detective de protagonista, Playback, y dejando un borrador de la siguiente, La historia de Poodle Springs, mientras su personaje se quedaba atrapado en un limbo del que ha reaparecido, de la mano de otros, en ocasiones puntuales, como también reaparecieron en su día Hercules Poirot o Sherlock Holmes: los apócrifos de Marlowe los han firmado autores como Robert B. Parker, Benjamin Black y ahora, para este último baile, Lawrence Osborne, el novelista americano actualmente afincado en Tailandia que ha entregado algunos de los thrillers psicológicos más vibrantes de la última década, todavía un semidesconocido en el mercado español.
"Recibí un mensaje sin previo aviso por parte de los herederos de Chandler y la familia de Graham Greene, que tiene la propiedad de parte de los derechos de la obra", explica Osborne desde Bangkok. "El sobrino de Greene había leído algunas novelas mías y me escribió para ver si me interesaba recuperar al personaje. Al principio dije que no, y luego cambié de opinión". En la nota final a Solo para soñar, Osborne se confiesa un admirador temprano de Raymond Chandler, así que su reacción fue más por un exceso de responsabilidad que por una falta de conocimiento. "Pero pregunté si podía envejecer a Marlowe y ambientar la historia en México en 1990 [finalmente ha sido en 1987], que es cuando yo viví allí. Al principio no lo vieron claro, pero aceptaron. Yo no quería hacer un pastiche literario, sino enraizar la historia en mi propia experiencia".
Cabe decir que Osborne no es un típico autor de novela negra. En su obra de ficción, compuesta por ahora de cinco títulos -dos de ellos ya traducidos al español, Cazadores en la noche y Los perdonados, ambos en la editorial Gatopardo; en agosto aparecerá su próxima novela en inglés, The glass kingdom-, abundan las muertes accidentales, las estafas, los engaños, las trampas en el juego, siempre como premisa para articular un profundo conflicto moral que, tal como explica, se resuelve muchas veces a partir de las leyes no escritas del karma. Pero él empezó como periodista al servicio de grandes publicaciones anglosajonas como New York Times o Vogue, escribiendo sobre vino, psiquiatría y viajes. Su literatura ha emanado de una vida frenética y hedonista, y su idea de la novela noir tiene más que ver con el movimiento que con la tensión.
En marzo, justo cuando se declaraba el estado de alarma, Gatopardo publicó Los perdonados, la novela con la que Osborne clausuró su etapa como periodista -así lo decidió cuando se afincó en Bangkok y descubrió que podía vivir sin estrés por 600 dólares al mes-, y con la que reinició su carrera como novelista puro, al servicio de temas complejos y con una prosa tan delicada en las descripciones como seca en los momentos de voltaje. Los perdonados aborda con valentía el choque de civilizaciones: una pareja británica, rica y amoral, atropella a un joven magrebí en Marruecos. ¿Serán lo suficientemente valientes para pedir perdón, y tendrá la familia la capacidad de perdonar al infiel?
Ese libro inició una gran racha en la vida de Osborne, ahora sexagenario, y que va a más: varios de sus libros se transformarán en película -en Los perdonados tendrá a Ralph Fiennes y a Jessica Chastain-, y también en algún momento Solo para soñar, donde Osborne aventura que su Marlowe tendrá las facciones de Liam Neeson para encarnar a ese Marlowe crepuscular que persigue fantasmas en un México borroso donde, cómo no, aparecen esas mujeres tentadoras -un giro personal de Osborne de la clásica viuda negra- que ponen a prueba su virilidad en declive. Novela negra de hoy, como la de ayer, que escenificar el último saludo del gran detective americano.
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