EL RARÁMURI

(Leyenda rural de un sitio inhóspito)

No sabe cuántos años tiene
Su casa es una cueva, que apenas tiene lugar
Para que ahí duerman los ancianos,
Y las mujeres jóvenes, que aún no conocen,
A quién se las llevará, para tener hijos con él.
Porque el Rarámuri vive su vida
Sin vivir en ella, pues todo está dispuesto,
Para seguir en su pobreza ancestral.
Sabe que el territorio está en Chihuahua,
Lo sabe porque se lo han dicho los ancianos,
Esos que vivieron y no murieron,
Como murió el niño que enfermó.
Aquél al que subieron a un burro y fueron caminando,
Para buscar un doctor de esos que curan,
Distinto al curandero que con las mismas hierbas,
Quiere aliviar todo, sin conseguir mucho.
Luego tuvieron qué retornar,
Porque el chamaco acabó sus días,
Apenas después de dos horas de viaje.
No aguantó y pues ni modo…
¿Pa ´qué seguir allá, donde una autoridad,
pedirá le muestren su acta de nacimiento…?
Y pues en este lugar, donde todo es montaña,
Barrancas profundas y peñascos inaccesibles,
Donde los precipicios son veredas,
Y donde la gente vive sin vivir,
¿Qué importa tener un papel que diga que nació,
si al fin y al cabo ya uno se murió…?
Los rarámuris lo saben, como saben,
Que cuando el gobierno, ese que vive lejos,
Manda algo para ellos, de plano no les toca,
Porque los encargados, piden enseñen su acta…,
Dizque de su nacimiento…
Y ellos ni saben qué sea eso,
De que viven, viven, ¿Apoco no lo ven…?
Menos la van a tener, sólo para que les entreguen,
La mitad de lo que según eso les mandan,
Que se los envían con un cheque a su nombre,
Pero tienen qué demostrar con un papel,
Que ellos son, el que ahí dice que son...
Y cuando el encargado se conmueve
Y entrega el dinerito que don Gobierno mandó,
Eso sí, en un cheque que dicen, adentro está el dinero,
No saben qué hacer, pues el banco,
Donde podrían canjearlo, debe quedar muy lejos,
Tanto, que ni siquiera saben dónde esté.
Y es el aprovechado que se los cambia, quien les dice,
¿Quieres el dinero…? Pues mira que yo te lo doy,
pero si te enviaron quinientos, debes entender,
sólo te tocan trescientos, lo demás,
son gastos, más la comisión por canjeártelo.
El Rarámuri calla y otorga, no dice nada, ya lo sabe
Todos sacarán ganancia de él, aunque digan,
Que lo que entregan son ayudas sociales…
Y si originalmente pensó con eso,
Remediar la situación, se da de santos,
Que al menos algo le tocó.
Aunque sea la mitad de lo que enviaron,
Como ayuda por parte de un gobierno,
Que ni un doctor manda, para ver por los enfermos…,
Menos para componer la cueva donde vive.
Pero sabe debe resignarse,
Así ha sido desde siempre y así será,
Porque al Rarámuri, todos lo quieren pobre,
Que viva en una cueva, por ello cuando
Se compadecen y le dan unas láminas,
Es un goce, sabiendo con unas piedras las elevará,
Para seguir durmiendo al aire libre,
Pero ya bajo el cobijo de un techo, que no es tal,
Pero no importa, él sabe resignarse,
Sólo quiere y sólo pide, que venga un doctorcito,
Para curar la llaga que tiene en la pierna izquierda,
La que se hizo cuando cayó en la barranca,
Donde quería recoger unos huevitos de un nido
Para ese día mal comer, dado ya los chiquitos llevan,
Muchos días en que apenas con hierbitas,
Se han alimentando y no se vale, no tienen culpa
De haber nacido en estas zonas agrestes,
Donde no hay caminos, sólo veredas,
Donde a duras penas se puede llegar,
Y eso después de dos días de caminar,
A Batopilas, el sitio donde sí hay un doctor.
Se resigna y le duele, pues sabe que en adelante,
No podrá volver a recoger lo que la tierra,
Como buena madre ofrece a los Rarámuris,
Aunque a él, esa madre es más bien madrastra,
Pues trata a lo menos a él como Rarámuri,
Y a su familia que comparte la misma situación,
Como si no fueran sus hijos…
Y ni modo, eso fue lo que le tocó vivir,
Por eso se resigna a beber del agua estancada,
En un aguaje donde hasta se pone verdiosa,
Y si alguien le dice que no tome, responde…
Al fin y al cabo, de algo va a morir,
Aunque hasta el día de hoy no se ha muerto,
en cambio, gracias esa agua, sigue viviendo…
Se pone a pensar, subido en un risco de esos altos…
Sabe siempre ha vivido y vivirá,
Pero quiere hacerlo resignado,
Pues aquí le tocó vivir y aquí estará,
Es el destino de cualquier Rarámuri,
Que mucho quisiera cambiarlo, pero no puede,
Aunque digan que su miseria,
Él solo se la fabrica, algo que no es cierto,
¿en qué se va ocupar si no hay nada qué hacer?
Sólo queda resignar…
Que al fin y al cabo, vivir un día más,
¡Ya es mucha ganancia…!