Luis era un hombre de 30 años,  alto, esbelto, atractivo pero lo más hermoso que poseía era su mirada, limpia, dulce, amorosa, casi comparable a la de un tierno cachorro.

Era muy exitoso en su trabajo, gozaba de todo cuanto podría desear un hombre a su edad, sin embargo la vida que tenía no le complacía y el hastío junto a un gran vacío ocupaba su corazón. Siempre estaba reunido de personajes que solo les interesaba, la marcha de la bolsa, el poder financiero y salir acompañado de las modelitos de turno, cosa que trataba de evitar pero en muchas ocasiones, sin éxito;  estas bellas muchachas le producían más pena que deseos y se negaba absolutamente a acostarse con ellas. Ciertamente, esto no quedó en el secreto profesional y Rodrigo, un buen amigo le informó que en la empresa le tildaban de gay.

Luis ni se inmutó.-Rodrigo le pregunta… ¿pero hombre no me vas a decir nada?-nosotros nos conocemos desde chicos apunto Luis, no me interesa lo que piensen, ni me preocupa las tendencias sexuales de la gente, si tanto te aflige a ti, repasa aquellos tiempos y podrás responderte.

Pues a mí nunca me pareciste gay asintió Rodrigo, claro que aquella vieja te dejó medio raro.- - -disculpa, interrumpió Luis- ella no era vieja, yo era muy joven, y no, no me dejó ningún trauma, te lo puedo asegurar, me inició con mucha ternura, tenía 32 años, era soltera, además muy guapa e inteligente; después conocí a Rita, tu sabes lo enamorados que estábamos, que hasta pensábamos en casarnos, ella era menor de edad, sus padres eran diplomáticos y se fueron a otro país, ignoro porqué, pero nunca recibí noticias suyas.

Lo que pasa Rodrigo que yo tengo otro concepto  de la vida, hice todo cuanto me pidió mi padre y con mucho cariño le complací, él solo deseaba mi bien y mi madre una mujer divina, comprensiva, cariñosa, nunca me faltó nada, por lo menos eso creía, hasta que hace unos años empecé a cuestionar, la razón de mis angustias y decidí comenzar mi renacimiento; Tanto así que ya tengo mi renuncia preparada y en estos días, llegará a la dirección.

El momento de iniciarme plenamente ha llegado, te considero mi mejor amigo y el día que salga por esta puerta, si lo deseas, te mostraré mi camino.

-Me inquietas Luis, quiero conocer lo antes posible, ese extraño rumbo que quieres para tu vida.

Un mes más tarde los dos amigos se reunieron, Luis le estaba esperando en su casa, cogió su camioneta y se dirigieron a la  carretera rumbo al norte.

Después de varias horas de trayecto, se internaron en el Valle del Elqui ubicado a 500km de Santiago de Chile, es un hermoso lugar que se beneficia de su recurso hídrico y largos periodos de sol, excelente para la producción de frutas y vegetales,  sus cielos son uno de los más claros del hemisferio sur.

Subieron una pequeña cuesta y al finalizar esta, se detuvieron frente a una casita rústica adornada de un bello jardín, una cascada formaba un hermoso lago, entre  árboles y el río Claro bordaba aquel hermoso paisaje.

Luis bajó de la camioneta e invitó a su amigo a descender y con la ilusión de un niño, empezó a mostrarle todo aquel entorno,  aquella mirada tierna que le caracterizaba parecía más iluminada que nunca, le dijo… este es mi mundo soñado, tu mundo cuando lo desees , siempre estarás en mi pensamiento amigo. Rodrigo  le miró con cierta nostalgia, de alguna manera sentía que podría perderle,  no obstante, tuvo que reconocer, que jamás le había visto tan feliz.

María Eugenia García Benedicto

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