Amante de los viajes, Mabel, nombre con el que la llaman cariñosamente los suyos y a la vez rubrica sus obras, nos regala unos momentos de saludable vida playera con unos gránulos de sincronicidad:

la que hubo no hace mucho entre ambos a raíz de una frase que nos hizo interactuar por Linkedin, para llegar a esta entrevista de verano.

El título de su libro, Entre Almas, parece resumir esta conjunción casual…o no. 

Maribel, ¿dónde pasabas tus veranos de infancia?

Las vacaciones de verano las pasaba en Torre de la Horadada, enamorada de sus playas rodeadas de rocas y con dunas de arena fina y blanquísima, sus aguas transparentes que me invitan al buceo para descubrir una gran variedad de peces, crustáceos y moluscos. Enamorada del Castillo de la playa del Conde, del ambiente de por las noches en la feria, con los coches de choque y sus canciones del verano, las heladerías, los paseos en bicicleta al estilo auténtico de Verano azul.

Comida o alimento estival que recuerdas con más nostalgia.

Los bocadillos de atún que tomaba después de mis largos baños en el mar, no sé qué tenían, pero eran especiales; se mezclaba el sabor salado del mar con el atún y resultaba ser una combinación deliciosa.

Sabor de helado favorito.

Mi helado favorito era el de fresa que tomaba casi todas las tardes, eso sí que lo recuerdo con mucha nostalgia, ya que ahora no los puedo tomar por ser intolerante a la lactosa.

¿A qué jugabas?

Junto con mis amigas nos hacíamos películas maravillosas durante nuestros largos baños en el mar, que si éramos sirenas, que si hacíamos espectáculos tipo Esther Williams con todo tipo de acrobacias, etc. Y cuando salíamos del baño a las dunas de arena hacer la croqueta y dejarnos caer cuesta abajo rebozadas en arena.

A la hora de la siesta, que debía ser algo tranquilo, tenía partidas para jugar a las tabas. 

¿Qué llevabas o comprabas en el cine de verano?

Llevaba la cena completa, bocadillo, bebida y pipas, muchas pipas indispensables para esos momentos, comía tantas que terminaba con los labios hinchados por la sal. Me encantaba el cine de verano, allí pude ver películas interminables como Ben-Hur, que nos obligaba a salir del cine a altas horas de la madrugada.

Ahora que solo nos leen: trastada que tu familia nunca supo que hiciste.

Una pregunta muy comprometida, ¡ja, ja! … Unas amigas y yo nos colamos en una casa que estaba abierta por descuido. Entramos como el que va a descubrir un espantoso crimen, cualquier detalle desataba nuestra imaginación y nos hacía imaginar lo que allí había podido ocurrir. Pasamos un miedo espantoso.

¿Qué te prohibían hacer por imperativo familiar?

En verano tomar el sol desde la una hasta las cinco de la tarde. No me dejaban estar al sol a esas horas. Durante el resto del año me prohibían pelearme en el colegio. Debía ser algo rebelde.

Tu mejor recuerdo…

Los baños en el mar, me tiraba desde unas rocas y otras veces me subía en barcos que estaban anclados (antes de que Torre de la Horadada tuviera su puerto deportivo) para tirarme desde allí al mar.

Nombre de ese amor de verano al que nunca olvidarás. 

David, fue mi gran amor de verano totalmente inolvidable, tanto que me casé con él.

¿Terminaste alguna vez el cuaderno de repaso para vacaciones?

.Siempre lo terminaba y además lo hacía las primeras semanas de vacaciones, quería estar tranquila durante el resto del verano.