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Juan Carlos Chirinos García – Entrevista
feb• 17•14
Juan Carlos Chirinos García nació en 1967 en Valera, ciudad de Los Andes venezolanos. Estudió literatura en su país y ha realizado estudios doctorales en Salamanca ( España), fijado su residencia definitiva en Madird
Ha escrito 3 novelas, la última Gemelas es la que presenta esta noche, 3 relatos, 4 biografías y teatro. Ha sido incluido en diversas antologías, tanto en Venezuela como en España, Estados Unidos, Argelia, Cuba, Canadá y Francia, publica artículos en revistas y periódicos.
Entrevista para El Libro Durmiente
¿Qué diferencia a los escritores frente a otros campos artísticos o humanistas?
Hay un elemento, fundamental para mí, que diferencia a los escritores —y a los narradores, en especial— del resto de los artistas y humanistas: el material sobre el que trabajan, sobre el que ponen en escena su oficio. Un ceramista y un escultor, por ejemplo, trabajan con el barro y lo telúrico; un músico, con los sonidos; un filósofo se hunde en las ideas; un bailarín navega por los movimientos; pero un escritor mete las manos en las palabras, y las obliga a existir en esa función que Román Jakobson llamó la «función poética del lenguaje». Se trata de un oficio que requiere, como todos los oficios, paciencia y constancia, y dominarlo con cierta destreza requiere años descubriendo factores esenciales como la voz propia o eso inasible y artero que llaman talento. Sin embargo, no estoy seguro si debo colocar en esta categoría a los poetas: porque el poeta es el dios del que aflora la palabra; un universo me separa de ellos.
¿Cuándo decidió decantarse por la escritura? ¿Quiénes han sido sus modelos o maestros?
Por una casualidad propia del destino, tengo la respuesta exacta a esta pregunta, y se trata de dos fechas: En 1974 (ó 75), cuando leí mi primer libro —Platero y yo—, quise ser «literato» (esas fueron las palabras); y en 1982, tras la muerte de mi querido abuelo, tuve el impulso de escribir relatos, y ese deseo nunca ha amainado, al contrario, sigue en constante crecimiento. A lo largo de los años me he encontrado con los maestros más generosos, tanto en los libros (William Thackeray, Guillermo Meneses, E. A. Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Garcilaso de la Vega, Julio Garmendia, Felisberto Hernández, Manuel Puig, Andrés Eloy Blanco, Rufino Blanco Fombona, James Joyce, Virginia Woolf, Djuna Barnes…), en la música (soy devoto por igual de Franco Battiato y José Luis Perales; de Johann Sebastian Bach y Johannes Brahms; de Antonio Vivaldi, Wolfgang Amadeus Mozart y ABBA) y en la vida: mi modelo literario principal es el venezolano José Balza, maestro contemporáneo de la novela y el relato en español; pero también he aprendido mucho de Silda Cordoliani, de Eduardo Liendo y Ednodio Quintero. Y de los poetas venezolanos, casi todos de enorme calidad, aunque dos son los que más «saqueo»: José Antonio Ramos Sucre y Eugenio Montejo, ambos ya míticos en la poesía de nuestra lengua. Pero en honor a la verdad, cada escritor que conozco, cada libro que leo, siempre me deja un poso del que podré extraer más adelante motivos para seguir escribiendo.
¿Cuáles son los géneros literarios que desarrolla y en cuál de ellos trasmite mejor sus ideas? ¿Pertenece a una escuela, corriente o tendencia determinada?
La novela y el cuento son los territorios donde mejor me muevo en el campo de la ficción; la biografía, mi género preferido de la no ficción. Los tres me sirven por igual para expresar mis ideas; los tres géneros me apasionan. ¿A qué escuela pertenezco? No soy el que debe decirlo; sé que trato de ser de este tiempo teniendo presente el proverbio de Terencio: «Homo sum, humani nihil a me alienum puto»: soy un hombre (o, mejor, un ser humano), y nada de lo humano me es ajeno.
¿Para ser escritor hay que ser buen lector? Aconséjenos 3 libros imprescindibles.
Sin duda. El escritor debe leerlo todo, pero con la mirada capciosa del que sabe que no lo leerá todo por falta de tiempo. Por eso aconsejo regresar a las fuentes, y obliterar lo accesorio. No recomiendo tres libros, recomiendo tres autores: Homero, Cervantes y Shakespeare. Y desde allí seguir en línea recta hasta llegar al último libro de la estantería.
¿Qué precisa para ponerse a escribir? ¿Cuáles son sus rituales, si tiene alguno? ¿Hay algún secreto que le convierte cada noche en escritor?
Escribo de día. Preciso buenas horas de sueño, buena alimentación, silencio y jornadas delante de la computadora, a poder ser, en el mismo lugar y el mismo periodo de tiempo. El ingrediente secreto es este: no hay ningún ingrediente secreto, sino horas de trabajo. Y curiosidad.
¿Cuál es su forma de trabajo: usa un mapa o brújula, improvisa o planifica? ¿Se deja llevar por las musas o camina totalmente a ciegas?
Depende de lo que esté escribiendo. Planifico, o no; comienzo por el final, o no. Las musas son la superstición de los incrédulos y los perezosos. No hay musas, hay curiosidad. Eso sí: hay que corregir siempre. Mucho. Siempre. Mucho. Siempre. Y otra vez.
¿Cuáles son los hitos relevantes que destacaría en su aventura literaria?
Un relato cuya forma salió de una sola vez: Catrusia (1989); y mi primera novela El niño malo cuenta hasta cien y se retira (publicada por primera vez en 2004). Ambos textos han sido momentos en los que he escuchado el clic.
Las editoriales, ¿son el campo de batalla del escritor? Los premios ¿son males necesarios en la carrera de un escritor?
Las editoriales no tienen nada que ver con el escritor que escribe su obra, sino con el escritor que vende su trabajo. La consecuencia natural de escribir es publicar, y para eso están las editoriales. Los premios no son un mal necesario; a veces son estrategias comerciales, a veces son reconocimientos a la excelencia, a veces son monedas de cambio. A los premios les pasa como al dinero: ¿el dinero hace la felicidad? No, el dinero hace falta…
Díganos brevemente… ¿qué intención le mueve al escribir: es un escritor con vocación de entretener, de divulgar, de formar?; ¿es un escritor de su tiempo o un escritor comprometido con su tiempo?
Soy un escritor. Y es todo lo que tengo que decir al respecto, como diría Forrest Gump.
¿Qué le gustaría que olvidaran en el futuro de su actividad literaria? ¿Qué quedará de su obra para la posteridad a pesar suyo?
Sinceramente, no tengo la más mínima idea de cómo contestar a estas preguntas, como no sea consultando con un oráculo.
¿Qué palabra o concepto le caracteriza como escritor?: ¿se considera un escritor creativo, original, optimista, fantasioso, soñador, imaginativo, idealista, etcétera?
Una palabra como característica: curiosidad.
¿Cómo se definiría a sí mismo? ¿Cuál es su mejor valor en el campo literario? ¿Y en lo humano?
Me tomo tan en serio mi trabajo, que procuro que no tenga nada que ver con mi vida privada, porque es allí donde reside la fuente de mi trabajo. Como humano, me defino como un gato en todos los aspectos. Un gato corriente que no suele ronronear.
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