A mi gato no le importa quién soy;
me quiere sin nombre y sin imagen,
sin teléfono ni dirección.
A mi gato no le importa quién soy;
mi sexo, mi edad, mi cultura,
mi país, mi religión.
A mi gato no le importa quién soy;
le basta el tiempo que le dedico
si le demuestro mi cariño.
Yo soy yo,
aunque cambie de apariencia,
aunque cambie de opinión.
A mi gato le parece
que si lo esencial prevalece
yo, sigo siendo yo.
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