La historia de Phineas T. Barnum es también la del nacimiento de la América moderna, aquella que no señala con el dedo, que no mira por encima del hombro y que no cuestiona ninguna condición personal. Por lo menos, hasta ahora

Sólo él consiguió, a través del circo, que los defectos se convirtieran en virtudes y que lo peculiar se volviera representativo.

 "En Estados Unidos, Australia y Europa hay una tendencia a aislarse. No construyamos muros porque lo mejor es entenderse", dijo durante su visita a España Hugh Jackman, quien previamente había transitado por la rabia de Prisioneros y por el rechazo de X-Men para afinar con el mensaje de El gran Showman, dirigida por Michael Gracey. "Teniendo en cuenta el mundo en el que vivimos, este mensaje de tolerancia y de inclusión es vital".

Un mujer barbuda, gigantes inmigrantes, el hombre más pequeño de mundo y dos siameses acróbatas son buena muestra de ello.

 Barnum es el creador del gran circo nortemaricano, sí, pero también de ese otro universo que destruyó fronteras. "Era un visionario, como Steve Jobs. Veía el mundo de una forma diferente y lo cambió para siempre", sentenció el actor que, en la cinta que se estrena este viernes, comparte escenas con Michelle Williams (Manchester frente al mar), Zendaya (Spider-Man) y Zac Efron (Baywatch).

Cuando comenzó a gestar el proyecto, aún no existía el fenómeno La La Land que el año pasado eclipsó las pantallas.

 Como curiosidad, las canciones de la película de Gracey -que cuenta con tres nominaciones a los Globos de Oro- son también obra de Benj Pasek y Justin Paul, ganadores del Oscar por el filme de Damien Chazelle. "Hasta ese momento, Hollywood llevaba 23 años sin estrenar un musical con canciones originales”.

 Curtido de sobra en Los Miserables, Oklahoma! o The Boy From Oz, entre otros, Jackman demuestra que actúa y canta bien, pero que baila mejor que en sus inicios en el teatro, allá por 1995. ¿Algún defecto? "Soy el peor manitas del mundo". De eso trata el argumento, de aceptarnos con nuestras limitaciones. "Lo que te hace diferente te convierte en especial. Lo que la película trata de demostrar es que hay que usar nuestra energía en entender a las personas".

De esta forma, el australiano también se manifestó sobre los casos de abusos de Harvey Weinstein que han sacudido la industria en los últimos meses. "No puedo imaginar lo que han podido sentir. Cuánto más tiempo ha pasado, más duro ha tenido que ser para ellas, pero tenemos una oportunidad en el cine para acabar con el abuso de poder. Esto ha sido un ajuste de cuentas. 

Jackman apuesta, así, por la "paciencia" a la hora de esperar cambios en la industria estadounidense. En especial, con las mujeres. "Me encanta ver que cada vez hay más mujeres dirigiendo. Mi primer trabajo fue con una directora, imagina lo que les debo", dijo a pesar de que son muchas las voces que hablan de un momento de poca creatividad en Hollywood y de estancamiento en remakes, secuelas y películas de superhéroes. "Es cierto, pero vivimos una edad dorada para la creación y tenemos un lienzo en blanco para hacer lo que queramos. Hollywood se está arriesgando porque el cine debe renovarse".

Aún así, nunca pierde la esperanza. Ni siquiera cuando le diagnosticaron un cáncer de piel del que ha sido operado en seis ocasiones. "Cada vez más, mi mujer y yo tenemos claro que lo primero es la familia, nuestra prioridad absoluta. Aunque reconozco que cada vez tenemos más problemas para conciliar vida personal y laboral". Por el momento tiene pendiente el estreno, el próximo año, de The Front Runner, de Gary Hart. Aunque lo verdaderamente importante, para él y los suyos, es "el continuo aprendizaje y empujarte hacia áreas que no controlas para despertar tu curiosidad. Todavía tengo profesor de interpretación, porque igual que en la vida, o como padre o marido, siento que tengo que seguir mejorando".