INJUSTICIA

El sol habíase ocultado en el ocaso

 Y llenando de esperanza los caminos

la luna esparcía  sus rayos suavemente;

Era Domingo,  todo sucedió en tan corto lapso.

Diez de agosto, fecha inolvidable

las gentes de la zona festejaban sanamente

ignorando que esa noche por su pueblo

raptarían  una víctima inocente.

Agotado, postrado,  muy enfermo

recuperándose yacía mi hermano ese día,

lejos del pueblo unos disparos

acribillaban  el aire de la noche,

dos camionetas roja y blanca

placas no identificadas

conducida por  hombres  armados

deteniéndose ante mi casa

entre golpes la puerta derribaron

 en ella ferozmente penetraron.

Actuando como los crueles villanos

 su esposa e hija  ataron de las manos,

gritando como fieras devastadas

pedían se les diera armas y granadas.

¡Escuchen señores! ¡Mi súplica y clamores!

  con voz entrecortada replicaban:

“Honrados somos, sin deudas de justicia

obtenemos el sustento

 trabajando  diariamente

 sin trampas ni malicia”.

Mi hermano enfermo  reposaba en su cama

Sin reparar la situación que enfrentaba,

acercándose brutalmente a su alcoba

ordenaban salir sin llevar consigo nada.

Cuantas cosas sin sentido preguntaban

mortal equivocación estaba presenciando,

pero ellos con una lista en mano

 “Está escrito su nombre en el retablo”.

Levantándose sin dar un solo paso,

no podía creer lo que estaba observando

trabajó toda su vida legalmente

 y como  vil malandro  estaban acusando.

Hiriéndole  muy fuerte su brazo

salieron de mi casa pero antes de hacerlo

 poco dinero  y provisiones del sustento

con ello colmaron su banasto.

 Su niña gritando como loca en el instante

 con lágrimas cubriendo su semblante

de rodillas empapada  suplicaba

a esos despiadados bandoleros

invocando piedad para su vida,

por la injusticia que ahí se practicaba.

Inmediatamente entre golpes y patadas

un arma su cerebro rozaba,

gritando con voz recia interpolada:

¡Cállate de una vez niña  insolente

o tu padre  delante de ti asesinamos!.

Sigilosamente, mi hermano  en ese instante

con esos bastardos se marchaba,

dirigiéndose a su hija con  tristeza

sin pronunciar absolutamente nada

por última vez la bendición le enviaba.

El villano de todos más fornido,

Mirándolos soltó una carcajada, ,

con burla, con mofa, desafiante refutaba

¡Dejen de llorar, solo  estoy cumpliendo

 las órdenes enviadas!.

 La última vez  que la niña vio  su padre

atado en pies y manos

cual cordero manso al matadero..

  Mi madre murió al año

de pena  moral por la tristeza

y mi padre la angustia lo atormenta

postrado en una cama ha quedado

sin movimiento en medio  cuerpo.

Hace tantos años lloramos su secuestro

nuestro vivir con esa incertidumbre

se ha convertido  en el  infierno.

Diariamente mi familia lo reclama

por  tierra, valle, montañas, mar y cielo.

Dios devuélvenoslo pronto, si está vivo….

O su cuerpo  si está muerto

para darle el adiós y  un sepelio.

Solo quienes  hemos vivido en carne propia

la angustia de perder violentamente

en esta guerra  un ser querido

se conduele ante el dolor del ser ajeno

que ni el gobierno con su gran poder

ha detenido..

Hoy  lanzo mis versos  por  valles y montañas

con el fin de encontrar una respuesta

o las huellas de mi hermano

que sanen la pesadilla de este sueño

y se logre la paz tan añorada en mi patria

viviendo en  libertad por  tierra, mar y cielo..

Emna Codepi

Narración poética sobre la noche en que secuestraron y desaparecieron a mi hermano Reynaldo Navarro hace 16 años.. El secuestro es dolor e incertidumbre que agobia no solo mi familia sino a miles de familias Colombianas…