Javier Bardem, Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián 2023

Cuenta que la primera vez que se enfrentó a un personaje en su vida, hizo justo lo contrario a lo que le pidió el director. Tendría apenas seis años y Javier (Gran Canaria, 1969), hijo de Pilar y nieto de Rafael y Matilde (todos cómicos), debía romper a reír ante un hombre con pistola.

Se trataba de apenas una aparición fugaz en El pícaro a las órdenes de Fernando Fernán-Gómez. Y él, siempre pendiente de lo que le exige el papel y de la circunstancia, arrancó a llorar. El director se quedó pensando: «No es lo que le he pedido, pero me gusta». Y ahí quedó la cosa.

Desde ese instante de rebelión a su pesar al próximo mes de septiembre que reciba el Premio Donostia tal y como acaba de anunciar el Festival de San Sebastián, han pasado algunas décadas, un Oscar por su trabajo en No es país para viejos, seis Goya, un Globo de Oro, una Copa Volpi, un premio en Cannes por Biutiful, un Bafta y (probablemente, el mayor de todos los premios)una llamada en plena madrugada de un tal Al Pacino para felicitarle por su trabajo. «Guardo la cinta donde grabé el mensaje. Es uno de los regalos más bonitos que me han hecho nunca», dijo en su momento.

Coppola le colocó al lado de Jack Nicholson, Robert de Niro y el citado Al Pacino. Bigas Luna, su descubridor en Jamón, jamón, le apodó con todo el sentido del mundo el Marlon Brando de los Monegros. El que escribe vio emocionarse a Edward Norton cuando intentaba reproducir a un grupo de periodistas sudorosos (hacía calor) lo que había sentido viendo a Javier en la película de Iñárritu que le valió todos los honores en Cannes. «Fue emocionante y doloroso a vez», decía el actor de El club de la lucha, «ver algo tan profundo, tan perfecto, tan inalcanzable». Digamos que Bardem ha adquirido desde hace tiempo esa rara y privilegiada categoría de ser actor de actores.

Siempre que tiene ocasión le gusta citar a su maestro. «Él dijo que si interpretas a un personaje dotado de un espíritu verdadero, y que sufre una auténtica transformación, tienes que abstraerte del papel y dejar que el personaje entre dentro de ti». El entrecomillado es de Brando y en la voz de Bardem se antoja casi una plegaria. Benito González en Huevos de oro (Bigas Luna, 1993), Romero Dolorosa en Perdita Durango (Álex de la Iglesia, 1997), David en Carne trémula(Pedro Almodóvar, 1997), Reinaldo Arenas en Antes que anochezca(Julian Schnabel, 2000), Santa en Los lunes al sol (Fernando León, 2002), Ramón Sampedro en Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004), Anton Chigurh en No es país... (Los hermanos Coen, 2007), Uxbal en Biutiful(Iñárritu, 2010), Silva en Skyfall (Sam Mendes, 2019), Él en Madre (Darren Aronofsky, 2017), Julio Blanco en El buen patrón (Fernando León de Aranoa, 2021), Desi Arnaz en Ser los Ricardo (Aaron Sorkin, 2021)... Cada uno de sus papeles lleva su rostro, su gesto y su cuerpo de jugador de rugby camino de marcar.

Alguien dijo que hay dos tipos de actores: los que se confunden con el personaje y los que se apropian de él; los que se transforman o los que se hacen dueños. Él es de los segundos. Cada personaje es Bardem de pies a cabeza. Se diría que hasta cuando se equivoca le gusta hacerlo a lo grande. Come reza ama o Diré tu nombre, por no hacer más sangre que la justa, no son malas, son las peores de todas. Y para eso, para destacar hasta en el momento más terrible, hay que valer, hay que ser sencillamente un gigante.

En el cartel se le ve cambiar de color y la explicación es ésa del camaleón que tanto se aplica a los actores. Y aquí se equivoca el festival. Él no cambia, cambian lo ojos del espectador al verle. Jamás un Premio Donostia fue tan evidente, tan claro, tan justo.

RECONOCIMIENTO DEL FESTIVAL

El director del Festival de San Sebastián, José Luis Rebordinos, y la responsable de comunicación, Ruth Pérez de Anucita, han dado a conocer este viernes este primer galardón que otorgará el Zinemaldia y los carteles de las distintas secciones que componen el festival.

La ceremonia de entrega del Premio Donostia, el galardón honorífico más importante del Festival, que desde 1986 reconoce la trayectoria y aportación de grandes figuras del mundo del cine, tendrá lugar durante la gala de inauguración de la 71ª edición, el viernes 22 de septiembre en el Auditorio Kursaal, treinta años después de la primera visita de Bardem al Festival, con motivo de la proyección de 'Huevos de oro' (Bigas Luna) en la Sección Oficial, en 1993.

Rebordinos ha explicado que le comunicó a Javier Bardem que había sido elegido para recibir el Premio Donostia "hace ya dos años". "Lo que pasa es que, como ocurre muchas veces, su agenda era imposible. El año pasado queríamos que hubiera sido uno de los Premios Donostia pero estaba rodando en las mismas fechas", ha detallado.

Así, ha señalado que el actor se puso "muy contento" y, según ha dicho, "además bromeábamos con el premio a Penélope". "Está muy contento porque quiere muchísimo al Festival, le tiene mucho cariño, y creo que para él es realmente un premio muy importante", ha afirmado.