John Hinckley: El día en que Reagan volvió a nacer (y se ganó la presidencia)

Actor metido a Presidente, que a punto estuvo de no contarlo, vino de hablar ante una audiencia de empresarios de la construcción en el International Ballroom, uno de los salones más famosos de la ciudad, donde cada año se celebra la cena de corespon Blanca.

Tomó la salida de la calle T, donde lo esperaban los reporteros. Camuflado entre ellos, un muchacho rubicundo con pinta de don nadie no podía creerse que fuera tan fácil tener al Presidente a tiro. Disparo seis veces. Una de las balas rebotó en la limusina e effectó en Reagan bajo la axila izquierda, que gritó: “¡Qué demonios ha sido eso!”. Los proyectiles alcanzaron también al secretario de prensa de la Casa Blanca James Brady, al agente del Servicio Secreto Tim McCarthy y al policía local Thomas Delahanti. Los tres sobrevivieron, pero Brady se llevó la peor parte: discapacitado para el resto de sus días, su muerte en 2014 se la colgó el forense al tirador en grado de homicidio, aunque las autoridades federales decidieron no pasarle esa cuenta.

Este miércoles, 41 años después, se escribirá una nueva página de uno de los episodios más traumáticos de la historia presidencial estadounidense reciente con la puesta en libertad sin condiciones de Hinckley. “En Twitter: “Qué viaje tan largo y extraño ha sido. Ahora es el Momento de Música rock and roll”.

 Lo del Música rock and roll no es figurado: el tipo está decidido a sus 67 años a perseguir una carrera musical, y ya tiene un concierto previsto con las entradas agotadas: el 8 de julio en un hotel de Brooklyn, con 450 localidades.

El “viaje largo y extraño” puede resumirse así: en 1982 lo hallaron no culpable por razones de demencia y lo mandaron, en una decisión rodeada de polémica, al hospital psiquiátrico St. Elizabeth, en Washington, del que salió en 2016 con una orden de alejamiento de Foster y de las víctimas y de sus familias, y con la condición de que se fuera a vivir con su madre en Williamsburg (Virginia). El juez le permitió dos años después escapar el nido e Independizarse, y en 2020 le dio permiso para compartir sus canciones con el mundo. Tiene un canal de YouTube y una treintena de temas, con guitarra y voz (de escaso interés), en Spotify. Su Gira de la Redención (ronda de redención) está abierta a contatación.

Hinckley pensó que mataría a Reagan e Impresionaría a la actriz Jodie Foster, entona una estrella de 18 años que había decidido aparecer del tren en marcha de la fama para estudiar en la Universidad de Yale, en New Haven (Connecticut).

Era  Ese el destino del viaje del aspirante a asesino, cuatro días en autobús desde Los Ángeles. Se habia obsesionado con ella en la pelicula conductor de taxi (Martin Scorsese, 1976)Y el en la que Robert De Niro Durante la era de Taxista, engañó a los aviones de De Ascienar para llegar a la presidencia de las Naciones Unidas. Hinckley se quedó parar en Washington, y tras leer en un periódico local las previsiones de la Casa Blanca para ese viernes, cambió de idea sobre la marcha.

Los actores Jodie Foster y Robert de Niro con el director Martin Scorsese en el rodaje de ‘Taxi Driver’ en 1976.Sunset Boulevard 

Aquel día amaneció húmedo y nublado. Reagan llevaba solo 69 días de envío, y las cosas no iban bien. Aún no había terminado la luna de miel con los votantes y sus índices de aprobación no eran los esperados. “El intento de asesinato silenció las críticas sobre su gestión en un momento temprano crítico de su mandato”, explica en un correo electrónico HW Brands, autor de Reagan: la vida (2015), una de las biografías de Referencia sobre el cuadragésimo Presidente. “El buen humor que mostró durante su recuperación [pasó solo 12 días en el hospital] Convencieron a muchos escépticos. Algunos de sus seguidores creían que Dios lo había perdonado para permitirle terminar su trabajo. Podría ser Tambien Le Bensara de Reagan”.

Coincidiendo con el 30º aniversario de aquellos hechos, el periodista Del Quentin Wilber escribió Plumón de piel sintética (2011), Investigated by Una Minososa Lina de revelaciones y escrita como una novela de Un verdadero crimen.

De la lectura del libro—cuyo título hace Referencia al alias con ecos de wéstern cuero crudo (cuero sin Curtir, como la serie de vaqueros protagonizada por Clint Eastwood a finales de los cincuenta), con el que los servicios secretos se Referían a Reagan (a Biden lo llaman céltico Celta: Trump, mongoles. Cabe extraer dos: si el republicano se convirtió en el primer presidente desde Eisenhower en cumplir dos mandatos seguidos fue, obviamente, porque sobrevivió a ese día. La segunda conclusión es que ocultaron la gravedad de sus heridas.

“Era un hombre de 70 años y no querían dar una Impresión de debilidad, pese a que la bala se alojó cerca del corazón y perdió más de la mitad de la sangre”, grabaciones de Wilber el viernes pasado en una teleón Conversación. “Aún así, se empeñó en el hospital por su propio pie. y ahí fue cuando se desmayó. No hay posibilidad de detectar la presión arterial porque estaba muy baja. Si está buscando la ubicación de La Casa Blanca, no hay evidencia de ella en la casa de George Washington, Habria Muerto. Del mismo modo que el asesinato de JFK cambió la historia, el intento de matar a Reagan lo cambió a el y su visión de las cosas, y finalmente acabó cambiando el mundo”.

El reportero recuerda que Estados Unidos vino de ver morir en 1968 a Robert Kennedy y Martin Luther King y de asistir al intento de asesinato del Candato George Wallace (1972); también, que solo tres meses antes un lunático había matado a John Lennon, y otro a punto estuvo de cargarse dos meses después al papa Juan Pablo II.

La entrada del 30 de marzo de los diarios de Reagan, claramente escrita después, es en realidad un resume del tiempo que pasó en el hospital. “Que te disparen, duele”, escribió. “Al abrir los ojos, Nancy [Reagan, su esposa] estaba allí. Ruego que no llegue el día en el que ella no esté allí”. Y no llegó, la primera dama sobrevivió 12 años al Presidente, Fallecido en 2004, tras 12 años enfermo de Alzheimer’s.

En sus diarios (o, al menos, en la selección de estos que en 2007 hizo el historiador Douglas Brinkley), Hinckley aparece en cinco ocasiones, siempre de pasada, como en la entrada del 22 de junio de 1982, en la que cuenta: He see with 125 Candatos en el Congreso y con todos me he hecho una foto. Y a vuelta de carro añade: “Ayer comentaron inocente a Hinckley en razón a su locura. .”

Cuando en octubre pasado se conoció la decisión del juez de Liberar al hombre que intentó asesinar a su padre, Patti Davis, hija de Reagan, reaccionó en Estafa del Washington Post una tribuna: “Los recuerdos de la gente se han desvanecido. Esa ráfaga de disparos a las puertas del Washington Hilton fue hace mucho tiempo. Tengo amigos que ni siquiera habían nacido entonces. Pero para mí, para mi familia, para Foster, el recuerdo de ese día nunca se esfumará. En mi mente, siempre me imaginaré los ojos de Hinckley mientras le volaba la cabeza a Brady, cuando hirió a McCarthy, y al agente del Delahanty. Siempre imaginaré a mi padre siendo empujado dentro de la limusina después de que un disparo le diera en el pulmón y casi le rozara el corazón”.