Juan Goytisolo llevó literatura y periodismo a Sarajevo, Palestina, Chechenia...

El 14 de julio de 1993, Juan Goytisolo aterriza a bordo de un avión de la ONU en la ciudad mártir de Sarajevo, sometida al cerco sin piedad de la artillería serbia. El escritor español, animado por su amiga Susan Sontag se ha convertido a sus 62 años en enviado especial bélico para dar testimonio de la guerra de Bosnia en las páginas de El País.

En su camino desde el aeropuerto hasta el hotel Holiday Inn, encorsetado en un chaleco antibalas, Goytisolo contempla la destrucción a través de la mirilla de una tanqueta blindada de los cascos azules: "Calles e inmuebles enteros han desaparecido, ni tranvías ni autobuses circulan, la Voivode Putnika está desesperadamente vacía, los árboles han sido talados, la gente se agazapa en sus escondrijos", escribe.

"En esta ciudad en donde no hay madera para fabricar ataúdes debes acostumbrarte a dormir, circular, caminar, con la conciencia clara de tu indefensión y precariedad. Nada garantiza que el punto de mira de un tirador de élite no se haya fijado de improviso en tu insignificante persona ni que una granada u obús estalle en el interior de tu vivienda".

Con la ayuda de los jóvenes reporteros Alfonso Armada y Gervasio Sánchez, el novelista metido a corresponsal denunciador recorre la urbe entrevistando a sus habitantes, del hospital de Kosevo a la biblioteca bombardeada, de la "Avenida de los Francotiradores" a los cementerios improvisados, y el mes siguiente publica, con fotos de Sánchez, su serie Cuaderno de Sarajevo, el reportaje de más difusión internacional en la historia de la prensa española.

El futuro premio Cervantes de 2014 y autor de hitos de la literatura de ficción como Señas de identidad o Don Julián vive durante esas jornadas una de las experiencias más profundas de su vida, pues las víctimas del ultranacionalismo con las que se encuentra en el cosmopolita corazón de los Balcanes avivan en él sus recuerdos como niño de la Guerra Civil española de 1936, cuando matan a su madre en un bombardeo de la aviación de Mussolini, aliado de Franco, sobre su Barcelona natal, y presencia el éxodo de los derrotados republicanos camino de la frontera de Francia.

Su compromiso con Sarajevo lo lleva a regresar dos veces durante la sangría de la antigua república yugoslava, en enero de 1994 y agosto de 1995. Él se enorgullecía de haber sido, en este tercer viaje, uno de los primeros en entrevistar a un superviviente de Srebrenica, el mayor genocidio en Europa desde la II Guerra Mundial.

Goytisolo, apasionado con la misión intelectual y cívica abierta con Cuaderno de Sarajevo, entre el reportaje y el ensayo, continúa su extraordinario ciclo como testigo y relator de conflictos de finales del siglo XX viajando a Argel (Argelia en el vendaval, 1994), Palestina (Ni guerra, ni paz, 1995) y Grozni (Paisajes de guerra con Chechenia al fondo, 1996). Las cuatro series las agrupó en el libro Paisajes de guerra (2001).

El asedio de la capital bosnia, el terrorífico duelo entre Estado e islamistas en Argelia, el viejo conflicto por la ocupación israelí de los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania y la rebelión de los independentistas en Chechenia aplastada a sangre y fuego por el ejército ruso tenían como denominador común, según señala en el volumen VIII de sus Obras completas (2010), el ser "obra de los fundamentalismos eligiosos, nacionalistas e ideológicos que asuelan el planeta globalizado de hoy, fundamentalismos que en vez de domesticar la bestia que llevamos dentro fomentan al revés su salvajismo y ferocidad".

Sus reportajes bélicos de los años 90 no son una incursión periodística aislada dentro de su larga obra. Goytisolo hizo literatura testimonial, de campo, in situ y "de visu", como decía él, mirando cara a cara a los hechos y a sus protagonistas, durante sus 60 años de carrera, que son un completo retrato del siglo XX.

Los textos de Paisajes de guerra se enmarcan en una trayectoria constante de apego a la realidad y de combate contra sus distorsiones ideológicas, de deseo de comprensión del otro, de crítica de las injusticias, de afán por atravesar las fronteras y, en sus palabras, "conocer y dar a conocer una verdad forzosamente parcial, como todas las verdades del mundo".

En los años 50, 60 y 70, viaja por España, Cuba, Argelia, Marruecos, la Unión Soviética, Oriente Próximo, Europa y Norteamérica. Como sargento de las Milicias Universitariasen la época de su servicio militar en Mataró, simpatiza con los reclutas emigrantes almerienses o murcianos que lo animarán a recorrer el pobre sudeste español y escribir sus primeros relatos de viaje (Campos de Níjar, La Chanca); instalado en París con su mujer, Monique Lange, y colega circunstancial de su más tarde admirado Albert Camus en la editorial Gallimard, colabora con grandes publicaciones francesas como France Observateur, que lo envía a cubrir como enviado especial clandestino en España las primeras huelgas bajo la dictadura franquista.

Asiste a los inicios de la nueva Argelia independiente, donde se encuentra con el Che Guevara. Entrevista en secreto a guerrilleros palestinos en su feudo jordano. Viaja varias veces a la Cuba revolucionaria de Castro, donde escribe su reportaje Pueblo en marcha y es testigo de la crisis de los misiles en una base militar (enfundado en un uniforme castrense como reportero empotrado), hasta que rompe con el régimen por su deriva autoritaria.

En 1968 está en Praga para documentar la represión soviética de su Primavera en un largo reportaje, que no se ha vuelto a publicar desde entonces, para Le Temps Modernes de Sartre. Son años en los que traba amistad con los escritores del boom latinoamericano, entre ellos dos que también practican el periodismo narrativo, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.

Las guerras de Goytisolo (1936-1996). Ensayo sobre los reportajes de Sarajevo, Argelia, Palestina y Chechenia, próximo libro basado en mi tesis doctoral, narra su viaje en busca de la verdad a través del periodismo, la literatura, la historia, la cultura y la ética. También demuestra que el reporterismo sui generis de Juan Goytisolo, tan infrecuente en las letras españolas, no es parte menor sino fundamental de su obra literaria, y que sigue mereciendo una lectura hoy, como ejemplo de rigor informativo, documental y expresivo. Su compromiso fue con la realidad, no con la propaganda.

Eduardo del Campo es autor de una tesis doctoral sobre el reporterismo de Juan Goytisolo, de próxima aparición en el libro 'Las guerras de Goytisolo (1936-1996)', a través de una campaña de crowdfunding de Libros.com