Hay una ira incrustada en mi alma,
en sus caminos cortados y abandonados, ocultos y olvidados,
la que despertaron quienes me hicieron sentir
pequeño y vil con sus miradas,
un hombre ataca a otro, no para sobrevivir
sino por despecho, por ansia de demostrar lo que vale
ante quien él imagina que no le cree suficientemente digno,
esa misma ira atrae un oscuro miedo, supersticioso,
irracional, receloso, que inspira desamparo y desesperación,
el desprecio de tantos, aún tiene poder en mi corazón
para me angustie con fantasías de emboscadas, odio y destrucción,
que me hacen temer perderte y enfrían mi alegría
como si una oscura nube avanzara bajo el sol,
tu amor es firme, de eso estoy seguro y el mundo,
pese a la abundancia de los necios, todavía es
lo suficientemente habitable y beneficioso para la vida
y además no dejas que me hunda en mis delirios y por eso,
la felicidad contra la que lucha tanta ira reprimida
permanece en pie, dando salud a mi alma
y lucidez a mi entendimiento,
no creo estar dotado de un poder mental privilegiado
como los dementes con delirio de grandeza
o los amigos de la apariencia, que gozan con la jactancia
y no es por vanagloria que asegure que he comprobado
que usando mil y un disfraces y con mil y una estrategias
hay personas que intentan con cierta seriedad
desestabilizarme espiritualmente y destruir
la fuerza de mi voz, que se enfrenta con nitidez
contra el fascismo y el mal,
que no son otra cosa que ineficaces compensaciones
de esa misma ira que yo siento dentro escondida,
soy tan despistado como cualquier persona corriente
y aun así no dejo de estar seguro de que al menos parte de ellos,
son sionistas tratando de allanar todo escollo
para su grotesco imperio telológico de camino a la eternidad
y puede que también esa otra gente, tan amiga suya
y con trajes tan bien planchados cuando crean sus leyes
en el congreso norteamericano,
hace pocos días creí necesario bloquear en Facebook
el perfil de un amigo supuestamente de un país
de la órbita cultural india,
que de pronto, me había invitado a ser administrador de un grupo
llamado Cognición de Escritores del Mundo
y que con muy zalameras palabras, me invitaba
a colaborar con su organización en su tarea
de aumentar sus conocimientos sobre los escritores de todo el planeta,
le advertí que todo mi tiempo era para mi trabajo y aun así,
insistió en que fuera parte de su equipo porque ello
no me llevaría trabajo alguno,
no mentir impide que los otros me mientan a mí,
por eso, cuando me dijo que amaba que yo fuera español,
me di cuenta que no era sincero
porque hay que amar a toda la especie humana
excepto a los que causan sufrimiento en el mundo
y quienes muestran un falso orgullo por su identidad colectiva
lo tienden a causar especialmente,
cuando, a los pocos minutos, me introdujo
en un chat de trabajo pese a mis advertencias,
presentí que no estaría mucho tiempo soportando aquella carga
y cuando respondí a su absurda pregunta en privado
acerca del papel que yo creía que podía tener en su página
y él, con un sarcásticamente exagerado halago a mi respuesta,
me sugirió, haciendo derivar hasta el puro escarnio
su rastrero arte de la adulación,
que la exhibiera en el chat de trabajo, lo expulsé como contacto
y poco después, lo bloqueé para evitar que se me hiciera
más espionaje del inevitable porque comprendí perfectamente
que aquella gente no eran lo que decían ser,
no lo contaría en un poema de no ser por haber visto
en sus últimas palabras, la fría insistencia con que aquel ser ocultaba
el desproporcionado odio y el ansia de herir que sentía hacia mí
y también, de qué patética manera
ansiaba al mismo tiempo transparentarlos
imaginando equivocadamente que odiar como odiaba
le daba dignidad a él y me afrentaba a mí,
no dudo de que no era un bromista cualquiera
porque las bromas no son tan elaboradas,
ni de que defendiera intereses como los de Israel,
que necesitan de la destrucción y la manipulación,
lo que sí dudo es que su odio no fuera
eminentemente personal,
alentado por el desprecio de unos padres y una sociedad
que disfrazan con huecas zalamerías
el frío y el vacío de sus pechos,
él no es amado por nadie más allá de las máscaras
y su profundo despecho lo vuelve violento
al mismo tiempo que venenosamente falso,
aparentemente, trabaja para Israel
pero eso solo es una más de sus falsas zalamerías
y únicamente sueña con acabar con su propio pueblo
en el más terrible de los holocaustos,
no lo sé solo por él, sino por todos los sionistas
que me han ido abordando hasta ahora,
incapaces de coherencia racional por su insinceridad interior,
tú no me engañas con tu afecto ni yo a ti,
nunca decimos nada que no sintamos o que no pensemos,
no reprimimos ni escondemos nuestra fragilidad y limitación
tras un muro impecable de dignidad
porque la violencia de nuestra angustia
amenazaría con derribarlo con un afán
de aplastar lo que hay más allá y diluir en la nada
nuestra propia sustancia.

©Luis Rafael García Lorente