Fernando Velázquez Medina
Publicado en
RyC, No. 9-1987
sección «A tiempo»,
pp.80-81
Revolución y Cultura 60



Mientras esperamos sus Obras Completas, nos llegan, en
un cuadernillo de la Editorial Letras Cubanas, cinco sigilosos
relatos de José Lezama Lima: «Fugados», «El patio
morado», «Para un final presto», «Juego de las decapitaciones»
y «Cangrejos, golondrinas».
Cada uno de estos cuentos, como toda obra lezamiana,
encierra tantos secretos como la geométrica pirámide de
Chichén-ltzá y, al igual que ella, deslumbra y amedrenta a
los ignorantes de su código; porque romper con la conjura
de la realidad genera, primero risas y después terror. Charles
Hoy Fort, apologista de lo imposible, escribe en El libro de
los condenados que nada es aislable: toda cosa aislada
deja de existir. Así, con cada fragmento, Lezama nos remite
al corpus de su obra, de análisis improbable.
El rielar de una gota de agua sobre un estado de ánimo es,
quizás, el tema de «Los fugados». O tal vez la memoria
de una visita juvenil al malecón habanero. Todo esto y algo
más, inefable, sucedido en otra dimensión de las ideas,
donde la fuga de dos estudiantes significa tanto como la busca
del tiempo extraviado.
Para llegar a «El patio morado» se debe pasar ante elobeso portero.
En el patio episcopal se ufanan el loro y las alondras, mientras
esperan la visita del prelado. La tira de lino y el anillo de hierro
con los que juega el lorotienen un anverso en el café El Triunfo de
Babilonia.
Sólo un anverso, pero sospecho la existencia de otros ocultos
tras las palabras. El Obispo difunto envía al cerbero al
cafetín, mientras el loro se reúne con las, alondras; una
inundación apócrifa termina la historia. La clave radica
en las frases: «puedes ir, café de la esquina, tira de lino,
anillo de hierro». El estudio de ellas puede llevarnos a
otro misterio, y así hasta el infinito.
La filosofía y el poder, de «Para un final presto», nos dan
la impresión de que lo imprevisto aguarda en el umbral.
Es el pretexto una conspiración y el destino de una academia
filosófica cuyo fin es la preparación de los jóvenes
para la muerte. Estudiar la vida para saber morir, morir
bien para dignificar la vida. La muerte de los discípulos
está planificada de manera implacable, al igual del
sacrificio en algunas sectas místicas modernas, como el
Templo del Pueblo de Dios o la medieval herejía teófaga
bizantina, propugnadora del asesinato y el suicidio, únicos
modos de eliminar la imperfección humana.

Famoso es «El juego de las decapitaciones», publicada en
Orígenes a finales de la Segunda Gran Guerra, famoso el
mago y la emperatriz vagabunda, decapitada múltiples
veces para cambiar el destino, famoso el emperador que
se duerme en el fondo de un pozo a imitación de los
gigantes, yacentes bajo una concha de oro, mientras esperan
el momento de reinar sobre el planeta. Famoso, el
real, luchando por un trono que obtiene sin pelear.
«Cangrejos, golondrinas» es, en fin, un exorcismo contra
la entropía, oculta en todo cuerpo; la lucha mágica frente
al destino y el abandono de los seres queridos. Magia es
la palabra de Lezama, incontrolable y analógica como el
hechizo de los brujos. Toda la obra de Lezama Lima es
inclasificable y todo método aplicado a ella para su
investigación le queda apretado. Las narraciones y otras
ficciones poéticas participan del pensamiento prelógico y
pagano que recorre su poesía. El sistema cultural lezamiano
deja entrever otro universo, afecto por igual a nuestros recuerdos
y esperanzas. En el vano esfuerzo por explicar las estelas de Lezama,
se pierde el matiz cambiante del disfrute. El lector debe buscar los
Cuentos de José Lezama Lima y olvidar de inmediato esta nota
presuntuosa.