Netflix no necesita de super producciones para coronar a algunas de sus propuestas como fenómenos de turno.

A falta de una cartelera poblada de blockbusteres y con el streaming sirviendo como remedio de entretenimiento durante la crisis sanitaria, sus fenómenos exprés se han convertido en una constante semanal y, en esta ocasión, el turno ha caído en Una chica fácil. ¿Menudo título, verdad?

Pues se trata de una película francesa que llegó sin hacer mucho ruido y en cuestión de días ya es de las más vistas de la plataforma. A la hora de escribir este artículo ocupa el puesto 5 del Top10 general. También es de las más comentadas en redes, y no precisamente para bien.

Una chica fácil es uno de esos fenómenos bizarros que ocurren a menudo en Netflix. Esas películas que captan a las masas con una imagen sugerente, una frase perfecta o un título que apela a la curiosidad morbosa, y cuyo éxito no tiene nada que ver con el presupuesto invertido, sus protagonistas, los aplausos o el aprobado del público.

Sucedió hace muy poco con la infumable 365 días, una cinta erótica de pobre contenido dramático y alta carga misógina que cautivó la atención de un sector del público tras hacerse llamar “la 50 sombras polaca” jugando, a su vez, con la curiosidad por ver cómo rodaron escenas sexuales que rozaban el cine adulto. 

Pues aquí ha pasado más de lo mismo gracias a un título que se antoja erróneo para los tiempos que corren al sugerir una definición de promiscuidad femenina históricamente machista, pero que resulta ser una ironía perfecta una vez que vimos la película. ¿O a quién no le genera curiosidad ver por qué una cinta se atreve a titularse Una chica fácil hoy en día y, encima, lo acompañan con un cartel de una joven desnuda en la playa?

Dirigida por Rebecca Zlotowski, Una chica fácil nos habla del despertar sexual de Naima, una adolescente de 16 años que durante un verano idílico en la Riviera Francesa recibe la visita de su prima Sofia, una joven de 22 años libre y abierta a las experiencias sexuales, más sofisticada y experimentada, que nunca lleva efectivo ni parece tener ingresos de dinero a pesar de contar con productos de lujo y que dice que lo suyo no es el amor ni los sentimientos, sino las emociones vividas en el momento.

Mientras Mina Farid interpreta a Naima con una naturalidad pasmosa, la modelo Zahia Dehar explota su sex appeal cautivando con sensualidad cada plano de la cámara, compartiendo un parecido asombroso con Brigitte Bardot, con su delineador de ojos grueso y el cabello mojado en la arena.

 (Para quienes no lo sepan, Dehar fue el rostro de uno de los escándalos más sonados en Francia en 2009 cuando fue supuestamente contratada como trabajadora sexual por Franck Ribéry y Karim Benzema cuando tenía 17 años. Una elección, cuanto menos, provocadora).

Durante una semana, Naima ignora a sus amigos para acompañar a su prima en su estilo de vida mientras comparte un romance con un hombre adinerado. La espía, ve sus encantos, artimañas y sexualidad, mientras podemos verla descubriendo poco a poco señales adultas que hasta entonces desconocía.

Básicamente, Una chica fácil nos muestra la fascinación de una chica sin experiencia sexual durante un verano transformativo para ella, envuelto en una historia de coming of age (el subgénero dramático que habla del salto a la adultez) de inteligencia sutil y sensualidad en cada esquina.