Los Paquitos  (Crónica)

Por Esteban Herrera Iranzo

En nuestro lenguaje coloquial de hoy, hablar de Paquito es hablar de carreta, de camión, o sea de mentira, de exageración. Sin embargo, no creo que exista en Barranquilla, por hablar solo de esta ciudad, una persona de mi edad, o menor, que no hubiera vivido la gran fiebre de los “Paquitos” de los años cincuenta y sesenta.
Los Paquitos eran unas revistas de historietas creadas, en su mayoría, en los Estados Unidos, que las publicaba para el país, y que eran traducidas al español en México, país que las publicaba para Latinoamérica. Aunque también había unas de creación mexicana que eran igualmente publicadas para Latinoamérica.

Estas revistas, que habían llegado a Barranquilla desde finales de los años cuarenta, tuvieron su máximo apogeo durante los cincuenta hasta mediados de los sesenta, pues de aquí en adelante comenzaron a escasearse de una manera paulatina. En efecto, a medida que el tiempo corría iba desapareciendo uno que otro ejemplar, y, aun cuando salían algunos otros nuevos, estos no tenían ya la misma acogida, de modo que un día desaparecieron casi que por completo.

Pues bien, a estas revistas se les llamó Paquitos porque ellas inicialmente contenían historietas cómicas o graciosas (comics, en inglés) que eran representadas en viñetas mediante dibujos de monos cómicos o “Muñequitos”, y así había comenzado a llamárseles en Latinoamérica, “Revistas de Muñequitos”: Y fue precisamente por una de estas revistas (de muñequitos) titulada “Paquito” — que era producida en México y distribuida en América latina — que en algunos países como Colombia, República Dominicana, Puerto Rico…, por ejemplo, comenzaron a llamar “Paquitos” a toda revista de historietas cómicas o de muñequitos. Posteriormente aparecieron otras revistas de historietas ya no graciosas sino de acción o aventuras y los lectores comenzaron a llamarlas también Paquitos.
En Barranquilla se hablaba entonces de “Paquitos de muñequitos o de risa” y “Paquitos de aventura”, aun cuando había algunas que contenían otra clase de temas, como eran las de amor, las de biografías de ciertos personajes famosos…

En los Estados Unidos aún existen algunas revistas de historietas a las que la gente llama comics, ya sean cómicas o graciosas, de aventura o de cualquier otro orden.

Estas historietas venían en revistas de dieciséis hojas (32 páginas) y a veces en números extraordinarios de 32 hojas (64 páginas) y, unas y otras traían en la contraportada propagandas. Una de ellas, quizás la de mayor difusión, era la de Charles Atlas, un profesor de gimnasia que, según decía esta, había logrado desarrollar el cuerpo masculino más perfecto del mundo mediante el método de la Tensión dinámica que él había creado.
También existían los Tomos, que eran unos libros de historietas de un tamaño pequeño pero de muchísimas páginas.
Hay que mencionar que en aquellos años, estas revistas eran asociadas con el ocio, palabra esta que tenía una connotación muy negativa entonces. Hablar de ocioso era hablar de perezoso, de vago, una conducta censurada por la sociedad. Así que   muchos padres se oponían a que sus hijos las leyeran, pues pensaban que desperdiciaban en ellas el tiempo que debían utilizar para sus estudios o cualquier otra labor constructiva.

Mas, no todos los padres pensaban igual pues había quienes creían que estas ayudaban a sus hijos a despertar un mayor interés por la lectura. Y es que ellas, además, traían un inmenso contenido histórico tanto de sus países de origen como universal. Bastaría echar una ojeada a los ejemplares de la revista “Epopeya”, por ejemplo, para darse uno cuenta de la gran riqueza histórica contenida en ella: Guerras Púnicas, Guerras Medicas, Guerra del Peloponeso, Aníbal, Atila frente a Roma…, o a la revista “Joyas de la mitología”, para ver a los dioses de la mitología griega, la guerra de Troya…

Estas historietas mostraban, así mismo, cómo había sido la vida del hombre blanco en el territorio de los Estados Unidos durante los años 1800, como también las costumbres de las diferentes tribus: Cheyenne, Apache, Navajo, Siux, Cheroque .., y cómo estas defendían sus tierras de aquellos, en lo relacionado más que todo con la construcción de las vías ferroviarias. Aparecían, así mismo, muchas historias que estaban relacionadas con la guerra entre los sureños y los norteños (guerra civil de los Estados unidos 1861 -1865)

Muchas de estas revistas, las de pistoleros más bien, mostraban un gran caos en lo que era la justicia del país del norte en ese tiempo, con unos Marshalls, sheriffs y alguaciles, como Watt Earp, Batt Matterson, El Sherif de Tomstone, por ejemplo, —  que eran los personajes centrales de la historia —  y que enfrentaban valerosamente a las innumerables bandas de abigeato, atracadores de diligencias, de haciendas, bancos … También mostraban a unos hombres particulares, como Kid Colt, Oklahoma Kid, Davy Crokett, Red Ryder, Gene Autry, Roy Rogers y muchos otros, que enfrentaban a estas bandas de forajidos, en las que algunas veces se hallaba de cómplice un sheriff o un alguacil.

También aparecían otras mucho más de ficción, como las de los superhéroes: Superman, Bat Man, Aquaman, Marvila, la mujer maravilla (hoy conocida en las películas de cine únicamente como la mujer maravilla), Flash, Linterna verde., que hablaban de un mundo y unos personajes exóticos y llenos de fantasías, que más tarde sentarían las bases para muchas películas de Hollywood de hoy.

También es muy cierto que estas revistas constituyeron en Barranquilla lo que podríamos llamar un verdadero mercado del Paquito. En el sector comercial de entonces, por ejemplo, eran vendidas a ochenta centavos por personas que las compraban por docenas en la agencia, a un precio de sesenta centavos. Había también quienes las alquilaban, exhibiéndolas en unas chazas que colocaban en una esquina o mitad de cuadra, con unos bancos de madera al lado, para que los clientes se sentaran a leerlas.

Por otro lado, eran muchas las tiendas de barrio que las vendían, las intercambiaban o las alquilaban. Había, además, gente que las alquilaba en su casa, y otras en las salas de cine, antes de comenzar la función. Los niños, por su parte, las intercambiaban con otros niños después de leerlas.
Por último, cabe decir que este ambiente se dio entre finales de la época de oro del cine mexicano y el inicio del cine a color de las películas del oeste americano.

Veamos a continuación una pequeña lista de estas revistas:
La Pequeña Lulú, Porky, Toby., Archi, El gato Félix, El Ratón Mickey, La zorra y el cuervo, Súper ratón, Tom y Jerry, El pato Donald, Rico Mac Pato, Las urracas parlanchinas, Daniel el travieso, Gasparín, Los picapiedras, Los pequeños cavernícolas, El conejo de la suerte, El pájaro loco, Tio Rico, Chiquilladas, Fernand, Popeye el marino, Tribilin, La pantera rosa, El oso Yogui, Los supersónicos …

Red Ryder, Hopalong Cassidy, Roy Rogers, Gene Autry, El llanero solitario, Buffalo Bill, Arizona Kid, Davy Crokett, Juan el plateado, King de la policía montada, Tomajau, Daniel Bons, Turok, Revolver a la orden, Coll 45, La ley del revólver, Watt Earp, Batt Matterson, El Sherif de Tombstone, Kid Colt, Kid Montana, Nevada Kid, Oklahoma Kid, Cisco Kid, Durango Kid, El sargento Preston, El zorro, Los colosos de la montaña, Jim de la selva, Jungla, Tarzan, El fantasma, Turok, Toro, El jefe nube blanca, Flecha veloz, Cheyenne, Apache, Comanche, El halcón negro, El halcón de oro, Alma grande, Chanoc, Rin Tin Tin, Lassie, Flash Gordon, Epopeya, Susy, Vidas ejemplares, Aventuras de la vida real, Joyas de la Mitología, Historias Fantásticas, Titanes planetarios, Superman, Superniña, Bat Man, Aquaman, Marvila, Santo, Blue Demon, Corin Tellado …

Ya para finales de lo que podríamos llamar la era del paquito salieron al mercado algunos otros nuevos ejemplares que tuvieron cierta acogida, tales como Kaliman, Aguila Solitaria, Condorito, Memín … 

FIN.